Dijo el cantor, recitando un producto comercial que fuera exitoso para otro intérprete. Una vez más, el público aplaudió, pues le habían anunciado que era un homenaje a los Veteranos de Guerra de Malvinas. Una vez más, había veteranos prestándose, seguramente de buena fe, para ese discurso desmalvinizador.
La recuperación temporaria de las Islas Malvinas es relatada muchas veces como un hecho trágico. En honor al tan declamado Ama súa (No al robo), es lógico y obligatorio que todo bien que alguna vez fue robado, sea devuelto a su legítimo propietario. Nuestro país tiene una serie de argumentos para fundamentar que las Islas Malvinas son argentinas. Por otra parte, Gran Bretaña y sus aliados tienen también sus argumentos para afirmar que estas islas americanas pertenecen a ese reino europeo. Una sola mirada al mapa debería inclinar nuestro razonamiento a favor de Argentina.
Desde 1833, nuestro país, que en ese entonces se llamaba Provincias Unidas del Río de La Plata, nunca dejó de reclamar por las islas, que fueran violentamente usurpadas por los británicos el 3 de Enero de 1833. Ese día, tropas inglesas llegadas en buque de guerra, desalojaron a las autoridades civiles que fueran enviadas desde Buenos Aires y a casi toda la población, para reemplazarla por británicos.
Los reclamos argentinos fueron algunas veces muy débiles y otras veces firmes, y siempre tuvieron la misma respuesta: Nada. Era como si uno fuese a reclamar a un matón forzudo que estaba apoyado por otros matones.
En 1945 finalizó la segunda guerra mundial, después de que los Estados Unidos mataran a más de doscientos cincuenta mil civiles japoneses de todas las edades, utilizando para ello dos bombas atómicas.
Poco después del final de la guerra, fue creada la Organización de las Naciones Unidas. Fueron 26 los países miembros iniciales; entre ellos estaban los Estados Unidos, Gran Bretaña y varios países de Europa, Asia, África y América; entre ellos, la Argentina. La ONU manifiesta como su primer objetivo el mantenimiento de la paz y la seguridad internacional.
Para que haya paz, es preciso que haya justicia. Los países miembros de esta pacifista organización no gozan de igualdad, pues cinco de ellos tienen un poder especial que no lo tiene el resto. Ese poder es el de dejar sin efecto resoluciones de la propia ONU. Esos países son: Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia, China y Rusia.
Las guerras continuaron, no al nivel de guerra mundial, pero sí hay países que tuvieron sus guerras, principalmente los privilegiados, a pesar de los objetivos de la organización por ellos creada.
En 1961, la ONU creó el Comité de Descolonización, el que recomendó a Gran Bretaña y nuestro país, ponerse de acuerdo respecto a las Islas Malvinas, lo cual nunca ocurrió por falta de interés del gobierno británico. Al cabo de casi ciento cincuenta años de reclamos infructuosos, tropas de nuestro país recuperaron las islas tal como lo habían planificado: Sin causar ningún daño físico a ninguno de los extranjeros que estaban en las islas.
Sí hubo para ellos, un daño moral imperdonable: El haberlos vencido sin siquiera herir a ninguno de los suyos. Parece ser que, quienes "manejan la cosa" comenzaron a pergeñar la destrucción total del país gaucho atrevido. Acostumbrados a la guerra, en pocos días tenían lista una fuerza militar formidable, la que debía venir a nuestras islas y desalojar a los nuestros como quien pasear.
Los militares argentinos enviados a las Malvinas iban como cualquier otra fuerza militar de cualquier época o lugar del mundo: A cumplir una misión, la cual era la de asegurar la recuperación definitiva de las Malvinas y demás islas del Atlántico Sur en el Mar Argentino. No iban a matar, y no lo hicieron; tampoco iban a hacerse matar, pues no eran suicidas, aunque la actividad militar es de alto riesgo.
Contrario a la información que tenían las autoridades argentinas, la potencia usurpadora se negó a negociar y sí reaccionó, preparando una gran fuerza militar que vendría para atacar a las tropas argentinas en las islas. El primer ataque británico fue aéreo y ocurrió el 1 de Mayo. La reacción argentina fue con fuego antiaéreo y una buena cantidad de ataques con aviones, interceptando a los aviones enemigos y atacando a buques de la flota invasora. A partir de ese día, los pilotos argentinos fueron un verdadero dolor de cabeza para el enemigo, hasta el último día del enfrentamiento que fue llamado Guerra de las Malvinas y terminó el 14 de Junio de ese año.
A partir del final de las acciones bélicas, con la derrota de nuestros soldados, el enemigo comenzó una fuerte campaña destructiva contra nuestro país. Esa campaña abarca muchos aspectos. Dos de ellos son el de evitar cualquier intento de unión de criterios entre los argentinos respecto a las islas; otro es cultural, que incluye el idioma oficial, el castellano.
Si bien es cierto que el enemigo mueve mucho dinero que recauda de una gran parte del mundo, incluido nuestro país, para la tarea destructiva no compromete a mucha gente propia, sino que se vale de mano de obra barata o gratuita. Lo podemos observar en el vocabulario que promueven desde los medios de difusión y en los grandes espectáculos, como por ejemplo, los festivales veraniegos que son ofrecidos como folclóricos.
Hace pocos años, un cantor que dice ser surero, hizo un "homenaje" a Veteranos de Guerra de Malvinas, diciéndoles en la cara a algunos de ellos, entre otras barbaridades, que en 1982 esos soldados eran "inocentes criaturas". Ahora, un casi joven cantor del extremo Norte de nuestro país, anda repitiendo ese discurso desmalvinizador, y lo hace también en los grandes escenarios.
Si ahora algunos compatriotas dudan de una causa nacional que debería unirnos: ¿Cuánto falta para que directamente apoyen al enemigo de la República Argentina?
04 de Febrero de 2025.