Es una alegre frase que suele decir nuestra gente quichuista, no sólo para el 31 de Diciembre o 1 de Enero, sino también en distintos momentos de felicidad. Otra expresión criolla de alegría, especialmente ante una sorpresa, es: “¡Albricias!” como una reminiscencia de cuando estaba generalizado el buen uso de expresiones castellanas, además del quichua, por supuesto.
Hoy se termina el año dos mil veinticuatro, según el conteo vigente por el calendario gregoriano. La división del tiempo en ciclos anuales data de miles de años en diferentes culturas en todos los continentes del planeta, tomando como referencia los ciclos de tiempos fríos, calurosos, días cortos, días largos, el ciclo vital de plantas y animales, etc.
El calendario que utlilizamos, ha sido promovido por el Papa Gregorio XIII a partir de 1582. Este calendario viene a ser una versión mejorada del anterior, que era el calendario juliano, promulgado por el emperador romano Julio César hace 2.026 años para el territorio dominado por sus huestes. El calendario gregoriano tenía el objetivo de corregir desfasajes del calendario anterior.
Algunos de los meses conservaron sus antiguos nombres, como los meses que antes eran séptimo, octavo, noveno y décimo, que conocemos como Septiembre, Octubre, Noviembre y Diciembre, pese a que en el calendario vigente son el noveno, décimo, undécimo y duodécimo, respectivamente.
Mientras tanto, en nuestro continente, las distintas culturas tenían cada una su sistema para medir el tiempo. Al imponerse la cultura europea, se usó durante un tiempo el calendario juliano y después el calendario gregoriano.
El tiempo transcurre en forma continua, así que la determinación del punto de partida para el conteo de los lapsos llamados años, es una decisión arbitraria tomada por alguien con suficiente autoridad para poder hacerlo.
El hecho concreto es que, la sociedad argentina, al igual que la de gran parte del mundo, considera al 31 de Diciembre como el día final del año, y el 1 de Enero es el día en que comienza el año siguiente.
Nuestra cultura criolla tiene también su calendario religioso, con su santoral oficial y algunas festividades populares. En Santiago del Estero, una de las celebraciones populares religiosas más concurrida es la fiesta de San Esteban.
Esteban, el primer mártir cristiano, era uno de los diáconos de los apóstoles y fue juzgado por el Sanedrín en Jerusalén, por causa de su prédica cristiana. Cuentan que en su defensa, el acusado habló de la autenticidad de Jesús como Hijo de Dios y recordó las desobediencias del pueblo judío. Esteban fue condenado a inmediata lapidación, por lo que fue muerto a pedradas en las afueras de la ciudad. No hay datos respecto a su sepultura, pero en el Valle de Cedrón, en Jerusalén, la Iglesia Ortodoxa Griega de San Esteban tiene como lugar de veneración La Piedra de San Esteban.
El culto a San Esteban llegó hace mucho tiempo a nuestra provincia. Una familia hizo una capilla en Maco, pocos kilómetros al Sur de la ciudad de Santiago. Esa capilla se convirtió en lugar de culto popular. Las generaciones de la familia, de apellido Juárez, fueron haciéndose cargo del mantenimiento de la capilla y el cuidado de la imagen.
En Sumamao, departamento Silípica, unos 40 kilómetros hacia el Sur, fue construido un templete para recibir a San Esteban.
Como ocurre cada año, el 19 de este mes, en la capilla ubicada en Maco, fue celebrada la Misa de Peregrinos. El Viernes 20 por la noche, los peregrinos de San Esteban se congregaron en la capilla, para partir caminando a las tres de la madrugada. Con paradas festivas e impregnadas de fe religiosa, la peregrinación llegó a Sumamao y la fiesta central se hizo en el Día de San Esteban, el 26 de Diciembre.
En Sumamao, la fiesta de San Esteban tiene características muy particulares, entre las que se aprecian tradiciones de la época colonial o anteriores, junto a costumbres criollas santiagueñas y la fe cristiana, todo unido en una gran fiesta emocionante y con gran alegría.
Pasada la fiesta del 26, una nueva procesión, con muchas paradas religiosas y festivas, llevó la imagen de regreso hasta su capilla en Maco, donde llegó ayer, el Lunes 30.
Está terminando el mes de Diciembre y con él este año dos mil veinticuatro. Ha sido un mes de gran actividad, con los finales de ciclos anuales en casi todas las instituciones de distinta índole. Hoy nos preparamos para despedir el año y dar la bienvenida al año dos mil veinticinco.
¡Cusi huata mósoj! ¡Feliz año nuevo!
31 de Diciembre de 2024.