Dice Martín Fierro en uno de sus consejos, tomando como ejemplo a las aves de rapiña. Los consejos de Martín Fierro a sus hijos y al hijo del sargento Cruz, son consejos válidos para cualquier tiempo que sea. Están contenidos en el capítulo 32 de La Vuelta de Martín Fierro. Este capítulo es posterior al encuentro de Martín Fierro con los muchachos. Después de la alegría por el encuentro y el relato de cada uno sobre lo que había sido de sus vidas, deciden separarse, pero antes, Fierro les da sus consejos.
Martín Fierro aconseja seguir la buena senda, trabajando honestamente, siendo prudente y solidario. En cuanto al robo, después de mencionar a las aves de pico encorvado, concluye: “Pero el hombre de razón, no roba jamás un cobre, pues no es vergüenza ser pobre y es vergüenza ser ladrón”.
José Hernández nació en la provincia de Buenos Aires, en el actual partido de San Martín, el 10 de Noviembre de 1834, en su homenaje, el Domingo de esta semana, como se viene haciendo cada 10 de Noviembre, en Argentina celebraremos el Día de la Tradición. Desde días antes, en todas partes habrá actos evocativos y festejos, en los que habrá incluso canto criollo tradicional.
Cuando José Hernández, por boca de Martín Fierro dice: “El trabajar es la ley…” También: “Debe trabajar el hombre…” ello nos remite hacia “ama ckella”, que es la expresión quichua prohibiendo la pereza. La mentira, frecuentemente acompaña a los pecados y faltas, por eso en quichua decimos “ama llulla”, como un rotundo no a la mentira. El robo puede ser algo natural para las aves de rapiña, pero es cosa mala en el ser humano. El robo es factor de atraso en cualquier sociedad.
Una de las peores desgracias que puede ocurrir en una comunidad (Poblado, paraje, provincia o país), es la naturalización del robo, porque ello deshumaniza a la gente, convirtiéndola en el equivalente a un animal en muchos aspectos. Cuando el robo invade a una sociedad, la corrompe, la echa a perder, la pudre.
El ladrón pasa a ser un indeseable, una persona de la cual todos sospechan. Sus cómplices, generalmente “honestos ciudadanos” que compran barato lo que roban los ladrones, pueden ser descubiertos o no, pero aunque parezcan impunes, son gente corrupta. Cuando algo se corrompe, es algo podrido, pestilente, indeseable.
Quienes no se dedican al robo, son el blanco de los ataques de los ladrones, y esto los obliga a vivir como animales, ya que en sus respectivas casas deben estar igual que en un zoológico, encerrados detrás de las rejas que ellos mismos ponen para evitar la entrada de los bandidos.
Cuando sale a la vía pública, donde la seguridad debe estar a cargo de las fuerzas del Estado, el ciudadano tiene que estar en un alerta constante, igual que los animales de la selva, para ver si evita el ataque de las aves de rapiña. Al menor descuido, uno puede ser asaltado por alguno de los enemigos de la sociedad. En caso de ocurrir un ataque del enemigo, uno se verá despojado de un bien, a la vez que será acusado por algunos de sus conciudadanos. Lo acusarán de ser descuidado, de no estar atento, o de no ser una persona imponente, con aires de poderoso, para intimidar a los posibles atacantes.
En una sociedad en la que quien quiere emprender algo, es atacado con robos y acusaciones inverosímiles, pronto cunde el desánimo, la falta de voluntad para hacer algo útil, a causa del temor a un posible despojo; entonces, el progreso es poco menos que imposible. No puede andar bien una comunidad dominada por la corrupción y el desánimo.
A ciento noventa años del nacimiento de José Hernández y a ciento cincuenta y dos años del nacimiento de Martín Fierro, los problemas planteados por ellos parecen seguir vigentes.
Los consejos de Fierro siguen firmes y, si conseguimos sostenerlos, mejoraremos la calidad de vida para nuestros descendientes.
05 de Noviembre de 2024.