Suelen decir los obreros a media mañana, por decir que sienten un poco de hambre y es la hora de “picar” algo. La palabra picar se usa como sinónimo de comer algo sencillo, en poca cantidad, como cuando las aves usan su pico para levantar granos del suelo.
Por influencia quichua, algunas veces utilizan la palabra “tishpir”, que sería el verbo quichua tíshpiy (pellizcar), con desinensia castellana. La utilización del verbo tíshpiy para cuando las aves comen, es fruto de la observación, porque en verdad, el picoteo de las aves es una serie de pellizcos con el pico, como mordiendo rápidamente.
Cuando hay deseos de compartir algo breve, la gente busca para comer un tentempié, un refrigerio, algo para seguir andando, ya sin hambre, como un alivio hasta el almuerzo. En el habla regional y posiblemente nacional, se habla de “picar algo” o “hacer una picada”, aludiendo a la expresión de “comer como un pajarito”, en poca cantidad, muchas veces sin sentarse.
En la pesca, se llama pique al tirón que da el pez cuando ha mordido la carnada y, en su afán por llevarla, se clava el anzuelo y tira de él. Hay aquí también una relación con la comida, porque el pez “pica” en busca de alimento. En el vocabulario de los pescadores, se habla de lugares y momentos en que hay buen pique, o que pican poco, o que no pican o no hay pique. No falta el buen humor entre los pescadores. Generalmente, cuando un recién llegado pregunta si están picando, pronto se escucha la respuesta: “Sí… los mosquitos”.
Nuestro querido Río Dulce, aún está sin mucha contaminación, así que, evitando los excesos, cumpliendo con las normas establecidas por el Estado, aún se puede disfrutar de jornadas de pesca, como quien comulgar con el río, disfrutando de sus paisajes de sauces, algarrobos, chañares, tuscas.
Haciendo un juego de palabras, nuestra gente obrera es la que ha relacionado la “picada” de comer algo, con el pique de los peces, y ha sido elegido el bagre, seguramente por ser uno de los peces más comunes de los ríos en nuestra provincia. Cuando dicen que pica el bagre y no están en el río, están diciendo que hay un apetito leve, que si no es satisfecho pronto, va a derivar en hambre.
Quienes andan en el centro de la ciudad de La Banda, cuando “pica el bagre” a media mañana, acostumbran ir al Mercado Unión, para comprar alguna fruta o sentarse por una milanesa en generoso pan. Si es en la ciudad de Santiago, el lugar es el Mercado Armonía, donde se da la armonía entre el centro comercial y los productos del campo.
En el mercado hay verdulerías, carnicerías, almacenes, panaderías, artículos regionales, puestos de comidas rápidas. Es en estos puestos donde hay más posibilidades de socializar. Uno se encuentra con un amigo en el centro y generalmente surge la invitación mutua para ir a tomar algo, o para una picada en el mercado.
Si es en el Mercado Armonía, generalmente se busca el puesto de Canquita Orellana, hombre quichuista que supo ser parte del Alero Quichua Santiagueño. Alberto Orellana, llamado Canquita a partir de unos dichos de Don Sixto Palavecino, es autor de temas folclóricos. Por ejemplo, la música de la chacarera Para Tacko Yurajníoj es suya, con letra de su amigo Felipe Corpos, al que siempre recuerda con gran cariño.
Muchas veces, uno solamente pasa, para ver si está Canquita, saludarlo, intercambiar unas palabras y seguir, mientras se lo deja continuar con su trabajo, o comer algo mientras conversa con él. Otras veces, si Canquita Orellana no está, uno se sienta y pide, casi siempre, milanesas de bagre. Uno iba con deseos de conversar, así que cuando el parroquiano que está a la par le comenta sobre lo ricos que son los bagres, la invitación para el diálogo es aceptada y se genera un súmaj (lindo) intercambio, que permite a cada uno de los dos ampliar sus conocimientos sobre lugares y gente de nuestra provincia.
La conversación se prolonga, hasta que el interlocutor dice: “Me voy, amigo; tengo que viajar para llegar a mi casa. Ojalá no me vuelquen la olla hasta eso”. Viene la risa, el apretón de manos, la promesa de volver a encontrarse en algún lugar alguna vez, y hay que volver a lo que uno estaba haciendo en el centro.
Ya no pica el bagre. Ahora pica el deseo de hacer una escapada de fin de semana hacia un lugar antes nunca visitado. Si es a orillas del río, mejor.
10 de Septiembre de 2024.