Dice el versículo 16 del capítulo 7 en el libro de Mateo, del Nuevo Testamento de la Biblia, y agrega: “¿Acaso se recogen uvas de los espinos, o higos de los abrojos?”
Es una advertencia contra los falsos profetas, que además es aplicable a ciertas situaciones. Dice el Moreno en su payada con Martín Fierro: “Para conocer a un cojo, lo mejor es verlo andar”.
Las palabras habladas o escritas y las presentaciones, son sólo un indicativo de lo que podríamos esperar de alguien o de algo. Después, como suele decirse en nuestro pago: “Probando nadie se empacha”. Los hechos valen más que las palabras.
Nuestra Patria Argentina, similar a muchos otros países, tiene sus personas señeras, sus próceres. No sabemos a ciencia cierta cómo será en tierras lejanas, pero sí podemos percibir que en nuestros pagos argentinos hay toda clase de gente, toda clase de opiniones y toda clase de actitudes ante las distintas situaciones.
Aún queda gente que en sus palabras o sus escritos, pretende desmerecer a la figura del General Martín Miguel de Güemes. Argumentan que él era de una familia pudiente, como si el hecho de nacer entre gente adinerada fuese un pecado. También, que su posición económica le había posibilitado llegar a ser General, como si hubiese entrado con esa jerarquía a los cuarteles y no a los catorce años de edad, como cuentan los historiadores, para servir desde distintos grados militares hasta llegar a donde llegó por haber demostrado su capacidad de mando y su valentía.
Felizmente, el líder patriota de la entonces frontera Norte de las Provincias Unidas, es cada vez más reconocido como uno de los grandes próceres argentinos y ayer Lunes 17, se lo ha recordado como corresponde.
Dentro de dos días enarbolaremos la Bandera Argentina en cada casa en que la tengamos, por ser un aniversario del fallecimiento del General Manuel Belgrano.
Los historiadores basan sus publicaciones en los escritos de la época a la que se refieren, ya sean documentos oficiales, periódicos y libros de entonces y cartas de distintas personas. Basados en esas fuentes, han podido contarnos que Manuel Belgrano fue un joven brillante, con buena formación académica primero en Buenos Aires y después en España, donde se recibió de bachiller en leyes y después licenciado, lo que actualizado sería el título de abogado.
Belgrano fue el primer presidente de la Academia de Práctica Forense y Economía en Salamanca. Estudió las lenguas vivas, la economía política y el derecho público. En Junio de 1794, fue nombrado Secretario Perpetuo del Consulado de Comercio de Buenos Aires. Desde ese importante cargo, impartió justicia en pleitos de comercio, a la vez que fomentó la agricultura, la industria y el comercio. Logró la fundación de la Escuela de Náutica y la Academia de Geometría y Dibujo. Propuso la creación de la Escuela de Comercio y la de Arquitectura y Perspectiva. Ayudó a la publicación del primer periódico de Buenos Aires.
En 1797, el virrey lo nombró Capitán de Milicias para preparar gente por si hubiese una invasión inglesa. En 1806, Manuel Belgrano tuvo su primera experiencia militar ante la primera invasión, y no fue una buena experiencia. Entre los funcionarios del Consulado, Belgrano fue el único en oponerse a la orden británica de someterse a ellos, diciendo: “Queremos al antiguo amo, o a ninguno”.
En Abril de 1810, Belgrano renunció a su cargo perpetuo en el Consulado y fue uno de los protagonistas de los hechos que culminaron en los logros del 25 de Mayo. El gobierno criollo le encomendó misiones diplomáticas. Belgrano pasó a la Historia Argentina por el Éxodo Jujeño, por sus triunfos en las batallas de Tucumán y de Salta, pero más que nada por ser el creador de la Bandera Argentina.
Sus frutos en la vida fueron civiles y militares, pero al gran prócer argentino, General Manuel Belgrano, lo recordamos especialmente por la creación de la Enseña Patria. Este Jueves 20 de Junio, enarbolemos en nuestro corazón la Bandera Argentina, y mantengamos firme la promesa de defender a cualquier precio lo que ella representa.
18 de Junio de 2024.