Este refrán español tiene una antigüedad de unos cuantos siglos, por lo menos de los años 1.500. Supuestamente, se origina en la aparición de San Bernardo a un hombre que estaba en pleno camino procurando arreglar su carreta para seguir viaje. Estaba martillando para enderezar una parte de su carreta, cuando apareció el santo. El carretero entonces le pidió que intercediese ante Dios para la reparación, a lo que San Bernardo respondió: “Yo rogaré a Dios, amigo, y tú entretanto da con el mazo”.
El mazo es un martillo grande, generalmente de madera, al que en nuestro continente llamamos maza, mientras que dejamos la palabra mazo para el grupo completo de un juego de naipes. De todos modos, respetando la versión original del refrán, decimos “mazo” en este caso.
La intención del refrán, evidentemente, es la de inculcar que se debe obrar con fe, encomendados a Dios para lograr un buen resultado, pero no esperar quietos para lograr lo que se busca. Hacemos lo necesario mientras pedimos la ayuda divina para un buen resultado.
Hubo hace pocos días un hecho que nos recordó que es mejor decir y hacer, rogar y dar los mazazos necesarios, dentro de lo posible, dejando para Dios lo que parece imposible. El grupo de Malvinizadores Santiagueños inauguró su museo y biblioteca, en una jornada emocionante, con reconocimientos, muestras, conferencias y canto criollo referido a la Gesta de Malvinas, pero la actividad inicial, después del izamiento de la Bandera Argentina, ha sido una colecta de sangre.
La colecta de sangre no era para una persona en particular, sino para ayudar al Banco de Sangre de Santiago del Estero, ya que a menudo enfrenta casos en que hace falta una transfusión urgente y para ello necesitan tener reservas, en vez de estar buscando en ese momento la donación de parientes y amigos de las víctimas. Muchas veces, una transfusión salva una vida.
En definitiva, este tipo de donaciones podría haberse realizado bajo el lema: Haz el bien sin mirar a quién, pues no se sabe a quién puede aliviar o salvar una donación. En esta jornada y las futuras del mismo grupo patriótico, cada donante recibe el padrinazgo de un Veterano de Guerra de Malvinas.
Entre el mucho material expuesto, llamaba particularmente la atención una réplica del submarino ARA San Juan, realizada en hierro forjado. Recordemos que el ARA San Juan es un submarino perteneciente a la Armada Argentina (por eso la sigla ARA), que desapareció en el Mar Argentino el 15 de Noviembre de 2017, con 44 tripulantes, entre los cuales estaba el santiagueño David Melián.
Impresionado por la incertidumbre generalizada, al pensar que una embarcación podía estar en el fondo del mar y su gente debatiéndose por solucionar el problema que los tuviese retenidos en las profundidades y sin comunicación, el artista santiagueño Juan Yocca ideó hacer una escultura de homenaje, mientras rezaba pidiendo por la salvación de esos seres humanos. Nosotros, que vivimos en una provincia mediterránea, pensamos en una nave sumergida y nos sentimos impresionados, especialmente si hay una situación de incertidumbre.
Así estaba Juan Yocca, después de atender las obligaciones en su taller de carpintería de aluminio, seguía con la obra de homenaje al submarino, mientras oraba por los tripulantes. Días después surgió la certeza de que las cuarenta y cuatro personas a bordo del navío argentino, habían fallecido. Juan siguió trabajando el metal, entonces rogando por la salvación de las almas de esos compatriotas fallecidos en el cumplimiento de su deber.
El señor Juan Yocca es, felizmente, uno de los tantos argentinos con sentimientos patrióticos. En la jornada de la biblioteca malvinizadora, después de donar sangre para devolver a la comunidad y a los Veteranos de Guerra parte de lo mucho que considera haber recibido, explicó el proceso de construcción de su obra artística, se tomó una foto con su padrino Veterano de Guerra y volvió a su taller, a seguir haciendo su parte mientras ruega a Tata Yaya por el bien de la Patria.
Este tipo de actitudes individuales y de actividades grupales, especialmente cuando se generan espontáneamente, por iniciativa de gente desinteresada, nos hace recordar el poema El Remate, del montevideano Yamandú Rodríguez, que finaliza afirmando en forma contundente: “Sigue dando vriollos, muy lindos criollos el tiempo”.
16 de Abril de 2024.