Decía una persona que había sido excluida de un grupo, mientras elegía la ropa adecuada para ir a un encuentro.

El verbo discriminar tiene dos acepciones. La primera es la de seleccionar excluyendo lo que no se considera que debe formar parte de algo. Lo opuesto a excluir es incluir, así que la persona que estaba seleccionando ropa, por ejemplo, incluyó un sombrero y excluyó la gorra; fue discriminando de su selección, a la ropa que no le parecía adecuada para la ocasión.

El otro significado de la palabra, el más utilizado en las últimas décadas, es el de excluir o dar trato desigual a una persona o grupo, por motivos raciales, religiosos, políticos, de sexo, de edad, de condición física o mental, o por otra condición social o personal. Entonces, cuando se habla de este tipo de discriminación, sería necesario aclarar por cuál motivo sería. En caso de conflicto, la persona discriminada expondrá los motivos para su sospecha, mientras que la otra parte dirá los motivos que motivaron tal discriminación.

A diario estamos tomando decisiones, desde el momento en que resolvemos levantarnos en vez de quedamos un poco más en la cama. Y nos levantamos de la cama en la que horas antes habíamos decidido acostarnos; a esa cama la hemos incluido en nuestro plan rutinario para pasar la noche. De hecho, hemos excluido otra cama, un sofá, un colchón en el piso, el pasar la noche despierto y cualquier otra opción que tendríamos. Todo eso lo hemos hecho en un instante y posiblemente sin tener consciencia plena de que hemos tomado decisiones hasta los últimos momentos de la jornada.

Es un nuevo día. Nos hemos levantado y comenzamos a decidir qué vamos a hacer, o bien ya lo sabemos de antemano y ahora planeamos cómo hacerlo. Hay elementos materiales que vamos a utilizar en las actividades diarias. Si eso incluye herramientas o máquinas y hay varias a disposición, vamos a excluir las que no están en buenas condiciones. Lo mismo si vamos a comprar algo: Es necesario discriminar por calidad y por precio, para no hacer una compra inconveniente.

En cuanto a las personas, si vamos a uno de los locales para reuniones que hay en el centro y otros lugares de la ciudad, en caso de que solamente fuésemos “para ver qué pasa” y quién está, vamos a elegir con quién compartir una mesa, o vamos a optar por estar en solitario. Es muy posible que, personas sentadas a mesas cercanas, que son conocidas y con quienes hay simpatía, hayan quedado excluidas en la decisión, pero es sabido que no se puede estar en todas partes.

Un caso particular es la celebración festiva de un acontecimiento, como puede ser un cumpleaños, que sería lo más común. Cuando queremos hacer una fiesta, tomamos decisiones basadas primero en el factor económico; resuelto esto, pasamos a considerar el espacio disponible y las comodidades para los invitados. Sabiendo con qué contamos para la fiesta, vamos a decidir a cuántas personas se puede invitar, y después resolvemos quiénes van a ser esos invitados. Al ser limitados el espacio y los recursos disponibles, es seguro que alguna gente va a quedar excluida de la nómina de invitados.

Si uno no ha sido incluido en una invitación, tendría que considerar que, por cuestiones materiales, no se puede puede invitar a toda la gente que uno quisiera. Si ante un acontecimiento privado, con los recursos limitados que tiene cualquier persona, se invita en forma indiscriminada para que venga quien quiera venir, es casi seguro que el resultado sería un amontonamiento caótico de gente, mucha de la cual posiblemente no sabría de qué se trata, y esa falta de discriminación podría terminar mal.

Para decidir quiénes estarán en determinado lugar haciendo una actividad determinada, es necesaria una selección basada en las prioridades de quien organiza y, si se trata de una actividad particular, utilizando recursos privados, no hay obligación de explicar porqué se incluye a ciertas personas y se excluye a otras.   

Es delito leve la discriminación por motivos ajenos al objetivo de la actividad que fuere, por eso se debe aclarar cuál sería el motivo por el cual alguien se siente afectado por ella. Por ejemplo, una persona poco preparada puede ser excluida cuando la cantidad de gente necesaria ha sido cubierta por personas más idóneas y eso no sería trato injusto ni discriminatorio por los motivos que configuran delito.

Debemos estar atentos para no caer en el uso inadecuado de la palabra y perjudicar o ser perjudicados por la poca claridad en el uso de algunos conceptos, con los que se puede llegar a hacer daño en forma indiscriminada.

12 de Marzo de 2024.