Es una afirmación sincera, seguramente. Muchos de nosotros creemos que no usamos palabras quichuas en el habla cotidiana, pero lo hacemos por costumbre, sin haber sido informados de que en el habla regional hay algo de quichua.
Dicen quienes saben quichua, que la palabra pucho viene del quichua, que puchu es el final de alguna cosa. La palabra ha sido adaptada al habla criolla para referirse al pedacito final de un cigarrillo y de esa expresión han surgido otras, como decir “sobre el pucho” por decir inmediatamente, sobre el final sin esperar nada más.
En quichua, la palabra yapa se refiere a un agregado. Ha sido adoptada para decir que algo estaría como una adición a lo que ya estaba, como una acotación una vez terminado un discurso, cantar uno o dos temas más cuando parecía haber terminado la actuación, o la otrora habitual yapa del almacenero, que después de cobrar lo que el cliente le había comprado, agregaba un poco más del mismo producto o algún otro producto barato, como unos pocos caramelos, por ejemplo. Felizmente, algunos comerciantes siguen dando una yapa al cliente que hace una buena compra.
Buenaventura Luna incluyó dos palabras quichuas en el nombre de un excelente conjunto que en sus primeros tiempos ensayaba en la casa de Don Buenaventura Luna. A ese grupo de amigos procedentes de otras provincias, el folclorista sanjuanino le sugirió el nombre Los Cantores de Quilla Huasi, el cual fue aceptado y pronto fue conocido por todo el país. Amantes del folclore nacional aprendieron rápidamente que Quilla es Luna en quichua, mientras que huasi es casa. Locutores y presentadores se ocuparon de aclarar habitualmente: “Los Cantores de Quilla Huasi… Los cantores de la casa de la Luna”. También es posible que la idea de Don Buenaventura, puede haber sido la de decir: Los cantores de la casa de Luna.
Al decir que no sabemos nada de quichua, seguramente estamos siendo veraces, porque no somos conscientes del origen de algunas palabras que usamos a menudo. Otra cosa es el no querer saber, como ocurrió en una guitarreada de amigos. En la rueda cancionera, alguien anunció que cantaría en quichua. Cantó en quichua la primera parte de una chacarera; como segunda parte, interpretó la misma, pero en castellano. Mientras algunos aplaudían, uno de los amigos se acercó para decirle: “No te he entendido nada”.
Es muy posible que no haya una predisposición para no aprender quichua, sino que podría haber en esas personas una cierta dificultad para entender palabras que no están en su vocabulario habitual. Lo llamativo es la facilidad con que gran parte de la población incorpora a su léxico el cambiante vocabulario de la televisión y de las redes sociales, con modificación de palabras conocidas, distorsión de significados y el uso innecesario de palabras inglesas en reemplazo de palabras castellanas.
El castellano es el idioma oficial de nuestro país, por lo que esperamos que los funcionarios del Estado lo hablen en forma exclusiva, al menos en las actividades oficiales, pero no siempre es así. Por otra parte, sospechamos que los tan esperados turistas extranjeros, tendrán dificultades para informarse por los medios masivos de difusión, pues el habla de muchos locutores, no siempre coincide con el castellano.
Hablando se entiende la gente, por eso es mejor que utilicemos el vocabulario adecuado a cada ámbito en que nos encontramos, para expresarnos con regionalismos entre quienes sabemos que son afines a su uso, y aprender un buen uso del castellano para hablar ante micrófonos, o ante desconocidos, o incluso ante quienes hablan un vocabulario regional, pues lo más probable es que hayan concurrido a la escuela primaria alguna vez, y por ello tengan un buen vocabulario.
Algo que no deja de llamar nuestra atención, es cómo hay quienes denostan contra la conquista española en nuestro continente, renegando de la religión y las costumbres que trajeron, pero no aprenden el idioma propio de su tierra y se enamoran del habla europea, incluso de lo que no tiene relación con nuestra condición actual de gente criolla.
El quichua y el castellano conviven en nuestra habla cotidiana, con predominio del idioma venido de España.
El quichua y el castellano son lenguas vivas. No las matemos.
05 de Marzo de 2024.