En las afueras de la creciente ciudad de Santiago del Estero, en lugares donde aún hay bosque nativo, ocasionalmente se escucha el grito de un grupo de charatas. Posiblemente en otras ciudades del Norte argentino también se las escucha; de hecho que cuanto más boscoso es el lugar, hay más posibilidades de ver o escuchar a esta ave sudamericana.
En ocasiones, mientras uno va por una ruta o camino, puede ver cruzar volando a un grupo de charatas. Vuelan a poca velocidad, a la altura de la copa de los árboles, y suelen cruzar esos espacios de a una por vez. El batir de sus alas es muy particular, pues en relación con el cuerpo, son más cortas que las de los pájaros y otras aves voladoras.
La charata tiene un color entre marrón y verde; se puede ver que su garganta es roja. El pico es corto como el de una gallina. La cola es más bien larga. Físicamente, se parece ligeramente a un faisán hembra.
Su insistente grito parece decir repetidas veces: “charcharata” o algo similar; de ahí vienen sus nombres: Charata, guacharaca, hachalaca y otros. La charata grita cuando vuela y también estando posada. Uno puede verla también sobre un árbol o picoteando en el suelo. Hay quienes encuentran en la charata una similitud con la hembra del faisán, ave del Hemisferio Norte. Entre los faisanes, los machos son de plumaje colorido y muy diferenciados entre las distintas subespecies, mientras que las hembras parecen ser todas iguales en el aspecto. Entre las charatas es muy difícil diferenciar el macho y la hembra; es decir, no hay diformismo sexual.
La charata suele ser uno de los objetivos de los cazadores, pero en general es tolerada en las cercanías de las poblaciones. En la alimentación, la charata se parece a la gallina, pues come prácticamente de todo. Dicen que su carne es sabrosa, justamente por lo variado de su alimentación. Pero siempre es mejor saber que las charatas vuelan libremente por los bosques y caminan picoteando en las abras de los montes, sin que nadie las moleste. El día que logremos sentirnos identificados con todos los seres, seguramente los humanos seremos más humanos.
Cuando las charatas son aprisionadas, aparentemente se adaptan a su nueva situación. Es muy posible que decidan seguir alimentándose para seguir viviendo a la espera de la ocasión propicia para volver a caminar y volar entre árboles. Hay quienes dicen que los animales que se adaptan rápidamente a los cambios de su situación, son seres con poca memoria y que, por lo tanto, no sufren la nostalgia por la libertad perdida. Puede ser una afirmación con sustento, pero cuando una charata está enjaulada, camina por el pequeño espacio al que ha sido confinada, mirando a lo lejos o buscando por donde salir, como lo haría cualquier otro prisionero.
Es muy interesante la observación cercana de cualquier animal, pero ya existen aparatos ópticos que permiten la observación a distancia. Con un buen largavistas o una buena cámara para tomar imágenes quietas o en movimiento, podremos satisfacer nuestra natural curiosidad por conocer todas las especies animales existentes. También hay quienes nos facilitan la observación, pasando días enteros, cámara en mano, hasta conseguir una buena imagen de cada especie y luego compartirla.
Ya que estamos, vaya un reconocimiento y agradecimiento a los cazadores de imágenes, que hacen expediciones a lugares recónditos, donde se instalan pacientemente durante horas o días, hasta conseguir buenas imágenes fijas o en movimiento, de seres vivos a los que normalmente no podríamos ver de cerca y en libertad.
La vida y la libertad son valores que consideramos humanos, pero es muy bueno el saber que también hay quienes valoran la vida y la libertad de los otros seres vivos, aceptando que el virtual pacto de convivencia entre las especies sea quebrantado sólo en forma ocasional, en aras de la supervivencia del más apto.
Hay tradiciones y libros que son considerados sagrados para muchas comunidades. Nos referimos a libros y tradiciones que prometen un mundo en el que todas las especies vivas podamos convivir en paz y sin recelos, y que ese modo de vivir será vivido por nuestra descendencia. No deja de ser reconfortante para nuestro espíritu el ilusionarnos con que, algún día, las charatas no tendrán temor de acercarse a un zorro, a un puma, e incluso al muchas veces peligroso ser humano.
05 de Septiembre de 2023.