Así decía un viajero, al enterarse de que algunas de las cruces que veía a la vera del camino marcaban el lugar donde alguien había fallecido, por haber embestido con su vehículo a un animal equino o animal vacuno. Ahora también suelen pintan una estrella amarilla en el pavimento, donde ocurrieron accidentes fatales.

Además de las estrellas y cruces como referencias de lugares donde ocurrió algo fatal, hay trechos y momentos en que es necesario que los vehículos marchen a muy poca velocidad por que aparecen los animales sueltos al costado o dentro de la ruta. Son caballos, mulas, burros, vacunos, cabras, ovejas, cerdos, que deambulan sin control de sus dueños.

En muchos casos, los animales sueltos en las rutas son producto de la poca preocupación de los propietarios, que los sueltan a pastar en el monte, pero los animales buscan, por instinto, las praderitas verdes que se forman al costado de las rutas. En el monte hay manchones discontinuos de pasto, y en muchos casos no hay nada.

El hecho es que en ciertos lugares y en ciertas ocasiones, hay animales de distinto porte comiendo a la vera de las rutas, y esos pobres animales cruzan de un lado del asfalto hacia el otro como si estuviesen en un campo, generando situaciones de peligro que en muchos casos devienen en tragedia.

Esta situación, no siempre se debe al descuido de sus propietarios. Hay gente que tiene su campo con animales de gran porte y, para evitar su salida, hace una gran inversión en el alambrado, que tantas veces fuera criticado por los gauchos que otrora cruzaban los campos al trote o al galope de sus montados. A partir de la colocación de alambrados, debieron marchar por los callejones, en vez de cruzar por el camino más corto.

En los campos interiores, los alambrados evitan las confusiones por animales de distintos propietarios pastando juntos. En los campos linderos a las rutas y caminos, esos alambrados evitan que los equinos y vacunos salgan hacia el lugar por donde pasan los vehículos. También hay quienes instalan alambrados que evitan la salida de cabras y ovejas, a un costo mayor que el de contener ganado mayor. El costo se eleva porque hacen falta más líneas de alambre.

Un alambrado es una serie de alambres extendidos alrededor de un terreno, formando una cerca. Esos alambres están sostenidos por postes y varillas, elementos que son fabricados en aserraderos especializados. Esos postes y varillas tienen una cantidad de agujeros por los cuales van a pasar los alambres a sostener.

Una vez comprados y transportados los postes, se los planta en el suelo cavando para que la parte inferior del poste otorgue firmeza al conjunto; los postes esquineros deben ser mucho más firmes que los que están en las líneas rectas. El pedazo de poste que se entierra debe estar pintado con productos que lo protejan de la acción de la tierra. El resto debe estar también protegido para su exposición al Sol y a la lluvia.

Una vez plantados los postes, cada uno a cuatro o cinco metros del siguiente, se enhebrarán los alambres en los postes y en las varillas intermedias. Las varillas mantienen la distancia entre alambres, evitando las separaciones forzadas. Las varillas son pedazos rectos de madera en sección cuadrada, con sus correspondientes agujeros para el paso de los alambres.

Si hay que alambrar un campo cuadrado con cien metros de lado, hará falta adquirir casi cien postes comunes, cuatro esquineros, una gran cantidad de varillas y mil seicientos metros de alambre si es un alambrado muy sencillo, de cuatro hilos. El alambre debe ser especial, para resistir la tensión y la intemperie. También hay que comprar torniquetes para tensar los alambres, y todo va a ser instalado por personal experto en esas tareas.

Una vez colocado el alambrado, se da por sentado que esa gran inversión traerá tranquilidad, porque no podrán salir ni entrar los animales. Se circula con tranquilidad donde la ruta va entre campos alambrados.
La realidad es que hay muchos campos sin alambrar y hay otros donde uno pasa y ve instalado el alambrado, pero tiempo después ve solamente los postes y los animales andan al costado de la ruta, o cruzándola. Es que ya anduvieron los ladrones robando el alambre; algunas veces roban también los postes, aunque eso lleva más tiempo, con mayores posibilidades de que los ladrones sean sorprendidos en pleno robo.

Una vez logrado el robo, los delincuentes llevan el producto de su mala acción para colocar en sus propios campos, o para venderle a “honestos ciudadanos” que no quieren dejar pasar la ocasión de comprar a menor precio que lo normal. Quien roba es ladrón, y quien compra lo robado es cómplice.

El delito trae atraso a la sociedad, desalienta a quienes quieren mejorar las condiciones de vida. El delito también puede traer muerte. Los ladrones y sus cómplices no quieren esforzarse para adquirir en forma legal lo que quieren tener, y viven fingiendo que no son unos vulgares y despreciables delincuentes.

Para asegurar el bienestar y progreso de las comunidades, hace siglos que fueron establecidas tres normas básicas para la convivencia: Ama súa, ama llulla, ama ckella (No al robo, no a la mentira, no a la pereza).      

27 de Junio de 2023.