El fin de semana pasado, Villa Mailín ha sido hogar momentáneo para una multitud de fieles. Algunas de las visitas estarán llegando recién hoy de regreso a su casa, en otras provincias.
Villa Mailín está en el departamento Avellaneda, provincia de Santiago del Estero. La forma habitual de llegar a la villa es por la ruta nacional 34. Si uno viene del Sur, pasa frente a la entrada hacia Herrera y unos 15 kilómetros más adelante, a la izquierda, está la entrada a la Villa Mailín, fácilmente identificable. Si vamos desde el Norte, también son unos 15 kilómetros después de Lugones hasta la entrada hacia la villa.
Entramos y marchamos unos 10 kilómetros por ruta pavimentada, hasta que llegamos a Villa Mailín. Dicen que su nombre se debe al río Mailín, del cual quedan vestigios, pero hace mucho tiempo era un río estacional que llevaba agua hacia el Río Dulce.
Dice el profesor Domingo Bravo, en su Diccionario Quichua Santiagueño – Castellano, que la palabra Mailín viene de un arcaísmo del quichua que se habla en nuestra provincia: Máilliy, que significa lavar. Ese vocablo ha sido cambiado por máillay en el habla del quichuista santiagueño. Dice que es muy probable que el río haya sido llamado Maillina: Lugar donde se lava.
Cuenta la historia del lugar que, en 1780, un lugareño llamado Juan Serrano, encontró una imagen de Jesucristo Crucificado en el hueco de un algarrobo cerca de la antigua Villa Mailín; que la cruz fue objeto de veneración y causante de milagros, así que a comienzos del Siglo XIX se levantó una capilla a la cual llegaba la gente a rezar, pedir y agradecer.
En 1870, por iniciativa del General Antonino Taboada, comenzó la edificación del templo. En 1904 se iniciaron los trabajos para la construcción del actual templo, en el que se conserva la imagen del Señor de los Milagros de Mailín. Hace pocas décadas, fue construido el templete que está enfrente, en la plaza, con una escalera para subir a tomar gracia, y hacia el otro lado, la escalera para bajar.
En la parte superior frontal del templete, está escrito en quichua santiagueño: Anajmanta tucuyta nockaman apamúsaj (Desde lo alto, todo lo atraeré hacia mí). Una parte de la plaza ha tomado la forma de un anfiteatro, el que se llena de peregrinos durante las fiestas del Señor de los Milagros de Mailín, donde son celebradas las misas, en esos días en que la cantidad de gente es tan grande que el templo resulta chico.
La “Fiesta grande de Mailín” comienza cuarenta días después del Domingo de Pascua, así que este año comenzó el 18 de Mayo, bajo el lema: “Señor de Mailín, que nuestro caminar sea encuentro fraterno en tu Santuario”. Ese día, la imagen ha sido trasladada al Árbol Santo y, después de una misa en el lugar, ha sido llevada al templete. El Viernes 19 hubo Vía Crucis, Serenata y Homenaje de los Peregrinos al Señor de Mailín. Mucha gente ya había llegado ese Viernes por la mañana, y quienes instalaron puestos de comidas o de entretenimientos, habían llegado varios días antes, para sumarse a pobladores permanentes de la villa que también tienen sus locales o puestos para atención a los peregrinos.
El Sábado hubo misas, bautismos y casamientos. A la noche, una nueva serenata ante la multitud que amaneció entre rezos, fiestas y reuniones entre gente de distintas procedencias, de casi toda la Argentina y de países vecinos. Además de la fiesta religiosa, Mailín es lugar y momento de encuentro de paisanos y familiares que no se ven durante el año, por estar viviendo separados por cientos y cientos de kilómetros.
El Domingo se hizo la procesión a las 10 de la mañana, encabezada por el Obispo de Santiago del Estero. Comenzó luego una lenta desconcentración, con regreso de cada uno a su casa, quedando algunos visitantes por un par de días más. Este año, nuevamente, mucha gente concurrió a la Fiesta Grande del Señor de Mailín. Unos llegaron caminando y otros en distintos medios de transporte. El Domingo hubo celebraciones en distintas ciudades de nuestro país.
En Villa Mailín, el próximo Domingo se hará la Fiesta de los Pobladores de la villa.
La “Fiesta Chica” se hará los días 10 y 11 de Septiembre. También habrá peregrinaciones, misas, procesión, encuentros y fiesta, en menor medida que en la Fiesta Grande, pero con el mismo fervor y fe.
Las tradiciones santiagueñas hacen que el pueblo criollo se movilice sin importar demasiado el estado del tiempo. Con frío, lluvia o calor, la gente santiagueña cumple sus promesas y deposita su fe en lo que dicta su creencia, heredada de sus mayores.
23 de Mayo de 2023.