Dice Juan Carlos Carabajal en su Gato Quichuista. Muchos quichuistas y no quichuistas santiagueños dicen usamico, usamicu, ushamicu, usamícoj. 

El delgado animalito al que se refiere el nombre, es llamado de distintas maneras: Mantis, come piojos, mamboretá (palabra guaraní), boxeador, mantis religiosa y muchos más, según la observación de la gente de las distintas regiones donde existe este insecto. 

El género mantis es un insecto, por lo tanto, tiene tres pares de patas; el primer par hace las veces de manos que se despliegan hacia adelante y se vuelven a recoger para aprehender a sus presas. Las dos patas delanteras tienen unas púas, como si fuese una sierra, en los bordes que al plegarse se unen. El animalito se para sobre los otros dos pares de patas. Es un insecto alado y volador. 

Hay en el mundo varias especies de mantis. Si observamos con mucha atención y dedicación, en nuestro pago hay unas cuantas especies. Algo que dificulta la observación de estos animalitos, es su capacidad para mimetizarse con el entorno.  

El ushamicu más común para nosotros es de color verde claro, tiene unos siete centímetros de longitud como máximo, su cabeza es triangular y sus ojos son bien visibles. En los árboles silvestres suelen habitar algunas mantis de color marrón, lo que les permite confundirse con el tronco y las ramas. Hay una especie de gran tamaño, que puede llegar a los doce centímetros de longitud y su aspecto es igual al del bichito que acostumbramos ver en nuestros jardines u otros lugares con plantas. Hay en los troncos de árboles otro animalito que se parece a un usamícoj pero es chico, delgado y prácticamente cilíndrico, como si fuese un palito; su cabeza no se diferencia del cuerpo y es muy difícil ver sus ojos. 

En otros lugares hay mantis que tienen el aspecto de hojas, de distintos colores, todo ello para mimetizarse y no ser vistos por sus posibles víctimas ni por sus predadores. 

Se alimenta de otros animales, a los que espera inmóvil, disimulado entre la vegetación, parado sobre sus dos pares de patas traseras. En ese momento, sus patas delanteras están recogidas, similar a un boxeador en guardia, o como si estuviera rezando. Cuando tiene un insecto a su alcance, lo toma rápidamente con sus patas delanteras, lo lleva a la boca y comienza a comerlo. Su vista es tan buena y sus “manos” son tan rápidas, que puede capturar moscas que vuelan cerca. 

Por la posición que tienen habitualmente sus patas delanteras, estos insectos son llamados mantis, palabra que viene del griego, que significa adivino, profeta.

En otros lugares del mundo hay mantis de mayor tamaño que los de aquí, y se dice que esas especies pueden atacar a pequeños pájaros, ranas y lagartijas, pero por estos pagos, nuestros pequeños usamícoj sólo atacan a insectos y arañas.  

Tal vez por ser predador de bichitos pequeños, en nuestra habla bilingüe se lo llama usamícoj, usamicu, usamico, ushamicu. Estos nombres se originan en el sustantivo usa, que designa al piojo y por extensión a bichitos muy chicos; por eso se llama usapuca al “bicho colorado” (puca = rojo, colorado). Mícuy significa comer; el participio activo de este verbo es mícoj, que designa a quien come. En este caso, usamícoj se traduce como “comepiojos”. En quichua, el plural de usamícoj es usamicojcuna.  

El aspecto habitual del usamicu es alargado y delgado; por eso es que nuestros paisanos suelen decir: “Flaco usamicu” o “flaco como usamícoj”. 

Si ocasionalmente encontramos un usamícoj entre las plantas, o éste llega volando, no debemos asustarnos ni preocuparnos, pues pese a su ferocidad entre los insectos, es un animalito inofensivo para el ser humano. La boca de este pequeño ser es fuerte, capaz de romper la dura cáscara de otros insectos, pero su poco tamaño le impide morder al ser humano. No tiene aguijón, no es ponzoñoso y no es portador de enfermedades.  

Si vemos un ushamicu en guardia, esperando su alimento, dejémoslo tranquilo, pues así, flaquito como lo vemos, está en su tarea de librarnos de bichos molestos.   

21 de Febrero de 2023.