La noticia cayó como un baldazo de agua fría en la gente del folclore santiagueño y de todo el país. Llegaron condolencias incluso desde otros continentes. Amistades y admiradores de todas partes manifestaban su tristeza por la pérdida, y al mismo tiempo expresaban su reconocimiento a la trayectoria del gran docente, músico, cantor, autor, escritor, locutor y gran persona Juan Carlos Carabajal, que falleció en la madrugada del Sábado 5 de este mes.
Había nacido hace poco más de 79 años en El Pértigo, poblado rural que está unos 50 kilómetros al Noroeste de Quimilí, en el departamento Moreno. Allí conoció de cerca la vida de campo. Su padre tenía un almacén, por el que pasaba una gran cantidad de gente cargada de anécdotas y vivencias para contar en las amables conversaciones de la gente sachera.
Juan Carlos estudió en Quimilí, por entonces una ciudad pequeña, donde se aquerenció hasta que ya con su familia formada decidió trasladarse a la ciudad de Santiago del Estero. En Quimilí ejerció la docencia, se inició en el periodismo y la locución radial, a la vez que cantaba con sus hermanos y sus amigos. Son muy recordadas sus actuaciones en fiestas y peñas, cantando como solista, o a dúo con su hermano Quito, o en trío cuando se unía Cholo, el Hermano Carpintero de la hermosa canción La Mesa.
En la ciudad de Santiago del Estero, las primeras veces que hemos visto a Juan Carlos ha sido en televisión, cuando hacía un micro en nombre del Obispado de Añatuya. Cuando comenzó a sonar en radio la chacarera Para el Señor de Mailín, grabada por Los Cantores de Santiago, y alguien dijo que era de Juan Carabajal, hombre de radio, hubo una breve confusión entre quienes procurábamos la letra para también cantarla, pues en LV11 trabajaba otro locutor de nombre parecido, quien aclaró que se trataba de “un muchacho de Quimilí”. Esta chacarera de Juan Carlos Carabajal pasó a ser parte del repertorio de la delegación del Alero Quichua Santiagueño a la fiesta grande del Señor de los Milagros de Mailín.
Poco después, el programa radial Santiago, guitarra y copla, pasó a ser parte de la vida de los santiagueños todas las tardes de Lunes a Viernes. Aún antes de haberlo visto, el pueblo de toda la provincia comenzó a sentir un gran cariño y reconocimiento por Juan Carlos Carabajal, que hacía un excelente programa de radio apoyado en los tres pilares fundamentales para ello, pues el programa era educativo, informativo y ameno. Gracias a Santiago, guitarra y copla, hemos conocido sobre la vida de los artistas famosos y hemos apreciado el talento de artistas que hasta entonces no conocíamos.
Con la delegación del programa, Juan Carlos llevaba los nuevos músicos y cantores, y algunos consagrados, a distintos pueblos y parajes de la provincia cada semana. Para mayor difusión de los mismos, hizo grabar los discos que llevan el nombre del programa, verdaderas joyas del arte nativo. La revista Santiago, guitarra y copla era esperada con ansia por todo el país folclórico, para saber cada vez más sobre lo nuestro, lo santiagueño, lo argentino.
Juan Carlos compartió valiosos momentos con la gente del Alero Quichua Santiagueño, visitando nuestro programa de radio, participando de algún tincunácuy (reunión, encuentro) a la salida de la radio. También invitó al Alero Quichua para participar en su programa, generando grandes momentos de intercambio y difusión del quichua.
Su obra autoral y su talento cancionero lo llevaron por todo el país e incluso viajó al Japón con su conjunto Juan Carlos Carabajal y El Rejunte. En varios de los temas creados por Juan Carlos encontramos algunas palabras quichuas, y también en el título, como por ejemplo en Ancha Súmaj Chacarera, creada con Cali Carabajal.
En los últimos años, aquejado por problemas cardíacos, el Maestro salía poco de su casa, pero se mantenía activo creando, comunicándose por las redes sociales y por teléfono, recibiendo a toda persona que quisiera visitarlo. La última vez que lo hemos visto en un lugar público, ha sido hace un par de meses, cuando fue a la presentación del Dúo Carabajal Cáceres acompañado por la Orquesta Sachera, en el Centro Cultural del Bicententario. La presencia de Juan Carlos fue un importante espaldarazo para la obra de los jóvenes Hernán Carabajal y Federico Cáceres.
Si uno pasaba por la calle Paraguay del barrio América del Sur después de las seis de la tarde, era muy probable que vería al gran autor gracias a una ventana abierta hacia la calle. El Maestro solía estar leyendo sentado a una mesa de la sala de su casa. Si no se lo veía, seguramente estaba en el estudio atendiendo a alguien o creando algo.
El Sábado pasado, la gente del folclore ha despedido a Juan Carlos Carabajal, cantando una parte del gran repertorio que nos deja como legado. A muchos, se nos ha venido a la mente la imagen de uno de sus discos, en donde se lo ve alejarse, guitarra al hombro, con rumbo hacia donde seguirá compartiendo su talento.
¿Qué podemos hacer ahora? Sigamos cantando lo que se nos venga a la memoria. Seguro que, sabiendo o sin saber, en algún momento cantaremos algo del Maestro Juan Carlos.
08 de Noviembre de 2022.