Como en cada comienzo de Primavera, las moreras están llenas de hojas y de frutitas, para alegría de una gran cantidad de aves, insectos y otros seres vivientes.
La morera es un árbol que ha sido introducido en América. Según dicen los especialistas, es originario de Asia. Su difusión y cultivo se debe a los beneficios especiales que aporta. Los frutos de la mora son de un rico sabor. Si uno se toma el trabajo de recolectarlos, puede hacer con ellos mermeladas y otros preparados que harán las delicias de la familia.
La morera aporta una sombra densa, un lugar fresco donde estar en tiempos de Sol fuerte. Virgilio Carmona, en su zamba Debajo de la morera, dice: “Evoco tu tronco añoso, a tu sombra bienhechora. A los humildes de antaño, mateando bajo la mora”. Agrega en el estribillo: “Pasaría la vida entera debajo de la morera”. Esta última afirmación, a muchos nos trae recuerdos de la infancia, especialmente si en casa hubo una gran morera, debajo de la cual jugaban los niños y los adultos se reunían a realizar ciertas tareas o a tomar mate, en ambos casos como quien conversar. También son lindos recuerdos de infancia las veces que uno trepó a una morera u otro árbol en busca de un barrilete, de un nido, de frutas o simplemente para ver el mundo “desde arriba”.
Hay una gran cantidad de plantas llamadas moreras, pero la que conocemos en esta parte del mundo es la llamada “Morus Alba”; pese a su nombre, según los frutos que produce, no sólo tenemos moras blancas, sino también moras negras y otras más dulces que tienen un color rojizo.
Un beneficio más de tener una morera cerca de la casa, es la cantidad de aves que frecuentan el árbol: Durante todo el año, cada tanto aparece un pájaro carpintero picoteando el tronco en busca de bichitos. También frecuentan sus ramas y el suelo distintos pájaros, como los zorzales, los gorriones, los tordos, los naranjeros, las charrasquitas, etc. Parece ser que todos ellos encuentran algo valioso entre el ramaje, aunque esté sin hojas durante gran parte del año.
Cuando se aproxima la Primavera y la morera se llena de hojas y frutas, a la visita de los pájaros se suma la de las catas, cotorras o pericos, como quiera que cada uno llame a las aves “parientes” de los loros, un poco menores en tamaño, pero tan bulliciosas como los llamados “loros habladores”. Todas estas aves, llamadas trepadoras prensoras por la forma de sus patitas y su habilidad para sujetarse a todo tipo de superficie, parecen estar todo el tiempo conversando entre ellas; son bulliciosas, y cuando frecuentan las moreras en busca de frutas, su algarabía transmite una linda sensación; uno siente que en su casa, aunque más no sea en la morera, hay felicidad plena.
Aparentemente, no sería necesario agregar nada más para apreciar a la bizarra morena (elegante, de buena presencia). Así que no es necesario decir que sus ramas son muy útiles para hacer cercas, encatrados, zarzos, etc. Tampoco es necesario decir que sus ramas secas son muy buenas para iniciar el fuego para un asado, por ejemplo.
Lo que sí debemos agregar es que, desde hace más de cinco mil años, en una región de la lejana China, la gente descubrió que los capullos de una mariposa o polilla de las moras eran formados por un filamento muy delgado, suave y fuerte. Comenzaron a desenrollar ese filamento, que resultó ser de una gran longitud, y a trabajarlo para formar hilos, a los que usaron para tejer unas telas de gran calidad.
En toda esa región, que abarcaba territorios de lo que hoy son China y la India, se desarrolló una actividad que era primero familiar, luego comunitaria y con el correr del tiempo pasó a ser una industria de gran magnitud.
El gusano de seda se alimenta de hojas de la morera. Al igual que las demás mariposas, polillas y casi todos los insectos, en su vida tiene una serie de cambios en su estructura y aspecto hasta llegar a la adultez. Cuando el gusano de seda está por transformarse de oruga en crisálida, su cuerpo suelta un líquido que se hace sólido al contacto con el aire, formando el filamento de seda.
Con movimientos de rotación, el gusano va formando un capullo ovalado a su alrededor. Una vez concluido el capullo, queda en reposo durante varios días, en los que se convertirá primero en crisálida y finalmente en la mariposa que romperá el capullo para salir a reproducirse.
Quienes aprovechan los hilos de seda, interrumpen el proceso matando a la crisálida, para así desenrollar el filamento y producir la preciada seda. Hay una serie de relatos legendarios e históricos respecto a la seda, la evolución de su producción en China, la India, su llegada a Europa y distribución por el mundo.
Sabemos entonces que una morera, no sólo es proveedora de sombra, dulces frutitas y alegría por el canto de los pájaros, sino que también es portadora de una parte de la historia de la Humanidad.
“Debajo de la morera, bailaremos esta zamba. Pasaría la vida entera cantando con toda el alma…”
27 de Septiembre de 2022.