Ayer fue el día culminante de los festejos por los 469 años de existencia de ciudad de Santiago del Estero. Desde la mañana, el parque Aguirre ha sido el centro de la fiesta, con el acto oficial y desfile, del que ha participado prácticamente toda la comunidad santiagueña.

Después de una considerable cantidad de fuerzas de seguridad, desfilando con la bizarría que las caracteriza, pasaron también los Veteranos de Guerra, las agrupaciones gauchas, las academias de danzas folclóricas, los bomberos voluntarios, instituciones deportivas, automóviles de colección, motocicletas muy vistosas… en fin, ha sido un desfile extenso, vistoso, dinámico; para no agregar adjetivos, podemos decir que el desfile del 25 de Julio estuvo ancha súmaj (muy lindo), con el magnífico fondo musical de la banda de música de la Policía de la Provincia, hombres y mujeres que exhibieron su talento y disciplina. 

Un desfile es una muestra de la comunidad en que vivimos. Si bien es cierto que no participan todas las actividades cotidianas de la sociedad, se ve marchar a una parte representativa de ella. Valoramos el esmero puesto por cada participante en la preparación de vestimenta, los carteles y banderolas que portaban, el modo como marcharon a la vista de toda la provincia y el país, ya que todo el desfile fue transmitido por televisión. La prestancia con que se mostraron quienes desfilaron, nos muestran que se puede ser muy responsable en la preparación y ejecución de cualquier proyecto, desde lo simple hasta lo complejo. 

Hubo en el desfile imágenes que nos alegraron especialmente: La participación de niños y de familias de Veteranos de Guerra. El entusiasmo y la buena disposición de huahuitas vistiendo diversos atuendos y uniéndose al homenaje de los adultos para la Madre de Ciudades, nos anuncia que la gente joven y adulta del futuro conservará muy buenos recuerdos de estos actos y estará dispuesta para organizarse y obrar en equipo.  

En cuanto a los Veteranos de Guerra, una preocupación de quienes queremos sustentar la causa Malvinas es que, por ley de la vida, cada vez hay menos combatientes vivos, pero con alivio podemos comprobar que, por cada soldado caído, hay una familia que toma las banderolas, insignias y carteles, para mantener vivo el recuerdo de los héroes y el reclamo por la justicia internacional. 

Una vez completado el desfile, el último grupo en retirarse marchando fue el primero que llegó: La banda de música, incansable con sus instrumentos de viento y de percusión, manteniendo la elegancia y el orgullo por ejecutar la música de la Patria Argentina y la de nuestro terruño santiagueño.  

Después del desfile, la comunidad presente pudo compartir un locro y un enorme alfajor santiagueño, en una muestra de que el pan compartido, puede provenir de culturas ancestrales locales o de las que llegaron allende los mares, en una síntesis más de nuestra condición de gente criolla, superadora de antiguos enfrentamientos y dispuesta a celebrar en paz los distintos acontecimientos. 

El alimento compartido, en la común unión de voluntades afanadas por homenajear a nuestra tierra, la tierra de nuestros mayores, es producto del arduo trabajo de quienes idearon, organizaron y ejecutaron estos ricos alimentos. El valor de la mesa compartida tiene mucho de espiritual, más allá del simple acto de agregar energía material a nuestro organismo. El llegar a ese momento, como fruto del trabajo mental y físico de muchas personas, es un regalo muy valioso que recibimos y debemos agradecer a Tata Yaya por haber proporcionado la inspiración y la dedicación a quienes lo concretaron. 

Al comenzar la tarde, “hora i’ siesta”, en el escenario armado en la intersección de las avenidas Diego de Rojas y Núñez de Prado, con la estatua de Francisco de Aguirre como fondo, empezó una serie de actuaciones de artistas locales y de otras procedencias. Cada número musical entregó lo mejor de sí a la entusiasta multitud que, renovándose parcialmente durante toda la jornada, disfrutó del espectáculo hasta la medianoche. 

Todo este gran festejo, que comenzó el primer día del mes de Julio, es producto de un trabajo de varios meses, en el que fue necesario hacer que cada parte del gran organismo festivo cumpliera su función de la mejor manera posible. Ahora nos queda la alegría por haber vivido estas jornadas de encuentros, los comentarios sobre lo que hubo y lo que faltó, la evaluación de quienes organizaron y ejecutaron, para decidir qué se hará para que el próximo año, la fiesta sea mejor. 

Pero aún no se sirvió el último plato regional ni se cantó la última chacarera de este festivo mes de Julio. La Feria Artesanal en el Parque Aguirre continuará con sus puestos de exposición y venta, más la música en el escenario, hasta finalizar el mes. Todavía quedan en Santiago del Estero visitantes que han venido a vivir las expresiones santiagueñas, y nosotros mismos queremos seguir homenajeando a nuestra ciudad, que la celebración no termine en forma abrupta.  

Pasó el día del cumpleaños de nuestra ciudad. La fiesta sigue por unos días, el amor por lo nuestro se mantiene intacto e incluso más fortalecido. Todos los días del año vamos a hacer algo para lograr que Santiago del Estero sea una fiesta cotidiana.    

26 de Julio de 2022.