... Ahora cantamos lo que a la gente le gusta y nos contratan casi todos los fines de semana". Así decían unos jóvenes músicos y cantores. Ellos, que hablan quichua con total fluidez, habían ido a presenciar la actuación de gente de la ciudad, gente que se esfuerza por aprender el quichua y lo cantan, aunque sea para poca gente y de vez en cuando. 
En cuanto a la conducta a seguir por el cantor, Atahualpa Yupanqui decía: “En el trance de elegir, que mire el hombre p’adentro, ande se hacen los encuentros, de pensares y sentires. Después que tire ande tire, con la concencia por centro”. Es una exhortación hacia el canto definido, que responda a un modo de ser y sentir, para que uno cante convencido de estar en la senda que corresponde a su persona. 

Las modas son efímeras y hay quienes las siguen puntualmente, marchando siempre en el mismo tren que toda una multitud. Quienes deciden los cambios en las modas, proponen a las masas humanas qué van a comprar, cómo se van a vestir, qué aspecto debe tener su cuerpo, su rostro, su cabeza, cómo van a hablar, qué música van a preferir, a quién van a admirar y a quién no. Las campañas para imponer modas tienen un costo, pero ese costo no es un gasto, sino que es una inversión que suele traer utilidades a quienes las promueven.  

Las modas deben de ser cosa buena, por eso tiene tantos adeptos, y el no seguir las modas no debe de ser cosa mala, porque hay gente que no sigue las modas. Suelen decir que, si uno considera que está en el rumbo correcto, debe seguir aun siendo la única persona que está en ese rumbo. Es necesario marchar, tire para donde uno tire, con la conciencia por centro. 

"La cultura no vende", saben decir los que saben y, a la luz de los hechos, es evidente que no están errados. Las actividades culturales tienen resultados muy satisfactorios, salvo que se busque un buen resultado material. El sólo hecho de pretender una ganancia, convierte a la acción en un hecho comercial. El pueblo de la Nación y de cada provincia, promueve y apoya a las instituciones sin fines de lucro, para asegurar la supervivencia de las actividades culturales que están en manos privadas. 

Una asociación sin fines de lucro debe ser también una institución democrática, lo cual es fácil de lograr entre gente bien educada. Dentro de las actividades de la asociación estará la formación de nuevos integrantes, guiados por el estatuto social y por la experiencia de los socios más antiguos. Cuando los socios ven que la asociación se desnaturaliza y toma un rumbo comercial o distinto a su razón de ser, o deja de ser democrática, pueden pedir la intervención del Estado, el cual se hará cargo y designará un interventor normalizador.   

Una institución debe ser democrática en su funcionamiento y especialmente en cuanto a los socios que se responsabilizan por la administración de la asociación. Por otra parte, por más que los socios lo manifiesten, una institución sin fines de lucro no puede cambiar el rubro, el rumbo, la finalidad para la cual ha sido creada. El estatuto de cada asociación debe aclarar desde un principio cuál es su finalidad y no debe engañar a la comunidad cambiando el rumbo en los hechos. Debe haber coincidencia entre lo que se dice y lo que se hace. De no ser así, no estamos ante una institución cultural, sino ante un grupo de llullas, mentirosos, embusteros. 

Al crearse el Alero Quichua Santiagueño, la intención manifiesta era la de hacer un programa de radio en quichua y eso se ha logrado. Contaba Don Sixto Palavecino que Felipe Corpos decía que no debía haber ningún manejo de dinero, para evitar cualquier tipo de disputa. Con el correr del tiempo, los objetivos del Alero Quichua fueron ampliándose y surgieron una delegación o embajada artística y una escuela de quichua. Estaba ancha súmaj (muy lindo) porque se agregaban medios complementarios para la difusión y revalorización del quichua.  

Pronto se agregó la grabación de discos con canto quichua, pero no participaban todos los integrantes, sino quienes estaban más preparados para el canto profesional o semi profesional. Después vino un disco totalmente en castellano, cerrando aún más el círculo de quienes podían grabar. A continuación, hubo una apertura hacia un nuevo grupo de cantores y pronto se truncó el sueño de las grabaciones por la muerte de Felipe Corpos. 

Pasaron los años, se tramitó la personería jurídica para poder atender aspiraciones materiales. Durante el camino desde la creación, hubo intentos por torcer el rumbo para buscar el éxito de audiencia radial. Finalmente, una fuerte disputa ante la inminencia de un gran encuentro que tendría importantes movimientos económicos y fuertes consecuencias para el crecimiento del quichua santiagueño, puso fin a la idea de ser una asociación sin fines de lucro reconocida por el Estado. 

Hubo dos nuevas grabaciones en las que “no era necesario cantar en quichua” y en la última no era necesario promover el arte nativo santiagueño. Los cambios de rumbo intentados por algunos integrantes escasos de preparación, han sido resistidos por una parte de la agrupación, esa gente que tozudamente mantiene el objetivo declarado por los fundadores. 

Pese a los “vientos y mareas”, pese a las modas, pese a los intentos exitistas y a la poca tendencia de nuestro pueblo hacia la democracia, el Alero Quichua Santiagueño sigue siendo un baluarte dedicado al quichua, reconocido por una gran parte del pueblo y por algunos funcionarios públicos.  

En el ambiente folclórico hay una gran variedad de emprendimientos, incluso hay algunos emprendimientos culturales sin fines de lucro y con una evidente tendencia a valorar la identidad santiagueña. Poco se nota, pero “que los hay, los hay”.  

Por momentos parece que estamos cercados por buscadores de éxito fácil, seguidores de modas, materialistas, promotores de actividades ajenas al nativismo, pero ello no debe ser motivo para perder el rumbo. Nosotros no somos los otros. 

10 de Mayo de 2022.