Cuando la civilización del Taahuantinsuyu impuso su cultura a la gente de estas tierras de bosques y esteros, los lugareños la adaptaron a sus costumbres y la incorporaron a sus tradiciones. Con la llegada de los españoles comenzó a moldearse la cultura criolla, que luego se enriqueció paulatinamente con aportes africanos y de inmigraciones varias, además de la creatividad de los lugareños. Este fenómeno parece haberse dado en toda América. Para comprobar esta afirmación, basta asomarse a las distintas fiestas y conmemoraciones tradicionales de los pueblos americanos.
En el Brasil, los pueblos de la tierra, obligados a ceder ante el impetuoso avance de los portugueses, dejaron sus zonas de recolección y caza para las plantaciones europeas, que serían trabajadas por esclavos indígenas y africanos. De esta fusión de gentes de distinta procedencia, surgieron manifestaciones culturales con particularidades acordes con cada región, aunque con elementos que las hermanan. Hay un rasgo que es común entre distintos pueblos, y es la costumbre de regalar poesía, canto y danza. En los pagos brasileros, lo relacionado con fiesta, baile y alegría se llama popularmente folía. En este caso vamos a compartir lo visto de la Folia de Reis, que es una costumbre folclórica tradicional de Enero. Un grupo de serenateros, llamado Bandeira do Divino, recorre las casas de pueblos y campos en una zona extensa durante todo el mes. Antes de la visita, se anuncia al dueño de casa. La bandeira está integrada por músicos que tocan violão (guitarra), violão caipira (guitarra de fabricación casera), violín, rabeca (ravel casero), triángulo, flauta, pandeiro y un instrumento muy parecido al bombo que hemos oído nombrar como caixa de folía (caja fiestera). Los instrumentos están adornados con cintas. Los cantores, que pueden ser a la vez músicos, cantan en grupo de hasta seis voces con solos alternados. Si no hay voces femeninas o infantiles en la bandeira, suplen la falta hombres que recurren al falsete. Adelante marcha un portador de estandarte y bailarines con disfraces que se nos antojan de raíz europea. Completan el grupo en algunos casos los tres Reyes Magos y soldados romanos. Al llegar en una casa, hacen el canto de llegada, que contiene en su letra un pedido de permiso para entrar y permanecer. A continuación, cantando describen hechos de la historia bíblica relacionados con el nacimiento del Niño Jesús y la saga de los Reyes Magos (Santos Reis). Por último, también cantando bendicen la casa y agradecen las atenciones. Son invitados a un café, almuerzo o cena, según la hora, además de una limosna que sirve para los gastos de ese mes de folía y los preparativos para el próximo año. Según las preferencias de la familia visitada, puede haber un rezo del Rosario o simplemente una oración cantada, pidiendo por salud, bienestar y justicia. El tiempo de permanencia de la Bandeira do Divino en una casa puede variar entre una hora o varias. No son músicos profesionales, sino campesinos que dejan sus tareas habituales durante Enero para ir detrás de la fe, la música y la solidaridad. Son criollos soñadores que siguen las tradiciones que les han dejado sus abuelos. En los países de nuestro continente, generalmente los más humildes son los más cantores, mas allá de idiomas o razas.
08 de Enero de 2.008