Por Crístian Ramón Verduc
23/11/2021
Ayer ha sido Día de la Música.

Es un día celebrado en gran parte del mundo. En nuestro país es festejado por quienes practican este bello arte y por quienes gustan de la música. No sería arriesgado decir que casi toda persona que habita el suelo argentino gusta de celebrar el Día de la Música. 

El 22 de Noviembre es Día de la Música en honor a Santa Cecilia, patrona de la música, fallecida según las tradiciones un día 22 de Noviembre. Escritos antiguos en latín cuentan que Cecilia había nacido en la ciudad de Roma, en la época en que el imperio romano tenía prohibido el cristianismo. Su familia había dispuesto casarla con un joven de otra familia acaudalada romana. Para entonces, Cecilia profesaba la fe cristiana e indujo a su esposo para convertirse al cristianismo.  

También había sido convertido un hermano del esposo de Cecilia y, descubiertos por las autoridades romanas, los tres fueron conminados a renegar del cristianismo para salvar sus vidas. Los hermanos fueron asesinados y la ejecución de Cecilia tuvo unas características muy particulares según cuentan las tradiciones, como si fuese que ella debía morir en determinado momento y no cuando le fueran aplicados tormentos mortales, mientras ella se mantuvo firme en su fe. Dice la tradición que cuando era torturada para abjurar del cristianismo, ella cantaba alabanzas a Dios y que así lo hizo incluso cuando recibió heridas que para otros serían mortales, hasta que finalmente falleció mientras seguía firme en sus creencias. 

Los registros de las fechas son inciertos y hubo algunos errores en la traducción de los escritos de la historia que se relataba sobre Cecilia, pero basados en la tradición que tomó fuerza alrededor de ella, artistas de unos siglos después la pintaron tocando el arpa, el laúd, el órgano y otros instrumentos musicales. En 1594, el Papa Gregorio XIII nombró a Cecilia patrona de los músicos. Años después, comenzó a celebrarse en algunos países europeos el 22 de Noviembre como día de la música, día del arte musical, dedicado a quienes la cultivan y a quienes gustan de ella. La celebración fue generalizándose y a principios del siglo XX llegó a nuestro continente, primero en Río de Janeiro, que por entonces era capital del Brasil, y después a los demás países americanos. 

La etimología del nombre Cecilia dice que significa “cieguita”, pero ello no es una prueba de que Santa Cecilia haya sido no vidente. De todos modos, es patrona de la música, de la poesía y de los ciegos. 

Inicialmente, la celebración de Santa Cecilia de Roma era practicada por músicos y creyentes católicos, como quienes decidieron construir la iglesia de Santa Cecilia en Roma durante del siglo V, convertida luego en imponente basílica, o La Academia Nacional de Santa Cecilia, fundada en 1585 en la ciudad de Roma. A partir del siglo XX, la celebración del Día de la Música ha ido popularizándose y es dedicada no sólo a músicos profesionales, sino también a toda persona que practica la música y a quienes gustan de ella, lo que viene a abarcar a casi toda la población. 

Para quienes gustamos de la música, el escucharla es una caricia al espíritu. Encontramos música en el canto de los pájaros, en el canto del viento cuando pasa entre las ramas de los árboles, en el tintinear del agua cuando corre entre piedras y, por supuesto, en la ejecución de algún instrumento musical y en el cantar de alguien. Cuando uno escucha música, disfruta en silencio, o quiere batir palmas, o bailar o, como decía un paisano argentino: “Gritar, tirar cohetes y dar gracias al cielo”. 

Hay en el mundo una gran cantidad de géneros musicales. A su vez, el modo de interpretar cada género va a depender de la región, de los instrumentos disponibles y de la capacidad artística de los intérpretes. La aparición de los primeros aparatos para la grabación y reproducción de la música permitió que la misma llegase a mucha más gente que antes, salvando las distancias y el tiempo. 

Hoy podemos escuchar en casa o donde estemos, una orquesta que ha grabado hace unas décadas, o los últimos temas grabados por los números musicales que las empresas quieren difundir. Hay gente que vive de la música, muchos de ellos sin practicar el arte que les da ganancias. Hay toda una estructura de poder económico que maneja el mundo del espectáculo, comprometiendo capitales privados o gastando dineros públicos, según de qué se trate. 
Hay una gran cantidad de artistas que practican la música, el canto, la danza y otras artes por el gusto de hacerlo.

Algunas personas lo hacen de entrecasa, o solamente en el círculo de amistades; hay quienes también le ponen al arte musical el empeño y la responsabilidad que pondría un profesional que cobra, solamente porque su afán es el de difundir por cualquier medio un determinado género o estilo musical. 

En su lucha por difundir el quichua, el Profesor Domingo Bravo creó en 1959 el programa radial Áshpap ‘Rimaynin (El habla de la tierra), en el que había algo de música criolla santiagueña para que no fuese todo hablado. Diez años después, llegó nuestro munascka (querido) Alero Quichua Santiagueño de la mano de un grupo en el que había hablantes, músicos y cantores. El dinamismo del Alero Quichua fue arrollador y, con altibajos a lo largo de su andar, difunde el quichua hablado y cantado desde hace más de 52 años. 

Quienes somos parte del Alero Quichua estamos movidos por un deseo sin aspiraciones económicas; con ligeras diferencias individuales, todos estamos motivados por seguir la huella que han marcado quienes han iniciado este movimiento cultural, con habla quichua, canto quichua, música tradicional de nuestra provincia y valoración de las virtudes que hacen de uno un buen criollo y un buen patriota. 

Ocasionalmente aparece un músico profesional que por afecto participa de nuestras actividades, pero en general no se busca la popularidad que podría convertirnos en músicos vendedores de grabaciones y entradas para espectáculos, aun cuando parte de nuestros deseos sea el de llevar el canto quichua a los grandes escenarios o, aunque más no sea, a los escenarios aldeanos en los que actúan los profesionales de cabotaje a la par de la figura rutilante de turno. 
Tocando un instrumento, cantando, bailando, batiendo palmas o disfrutando en silencio, quienes formamos la comunidad sin límites definidos del Alero Quichua Santiagueño, hemos celebrado ayer el Día de la Música.      

23 de Noviembre de 2.021.

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