Comienza un nuevo año. Para la mayoría de la gente es época de un balance personal. Para las instituciones civiles (clubes, cooperativas, bibliotecas populares, asociaciones cooperadoras, etc.) comienza un período especial. Es que muchos Estatutos Sociales prevén que la Asamblea Anual sea celebrada en los 90 días posteriores al 01 de Enero. Podría ser hoy mismo o hasta esos noventa días. En la práctica, esto significa que la gran mayoría de tales instituciones tendrán renovación parcial o total de autoridades en Marzo. La Asamblea es el momento más importante en la vida institucional de estos pequeños grupos democráticos, pues los socios reunidos son la autoridad suprema de la asociación. Todos son iguales, con iguales derechos y obligaciones. Es el momento en que las autoridades en ejercicio deben rendir cuentas de todo lo hecho durante el año. La Asamblea, soberana, decidirá si acepta o cuestiona tal informe. Luego se elegirá la Comisión Directiva para el próximo período. En este punto hay que tener en cuenta que los socios deben cubrir los cargos con quienes mejor puedan desempeñar las tareas que implican integrar una Comisión. Hay que vencer a la tentación de elegir por simpatía, amistad o parentesco. Es un momento en que se verá la madurez de la masa societaria, al elegir o no lo que sea mejor para el conjunto. Los directivos elegidos deberán entender que reciben un mandato, que van a tener que trabajar para la pequeña comunidad de la que forman parte, y que van a encontrar cuestionamientos de socios en casi todas sus acciones. Deben luchar contra la natural tentación por erigirse en pequeños tiranos. Todo esto parece obvio, pero nunca está de más recordarlo juntos, pues estos grupos son verdaderas comunidades similares en su funcionamiento a un Estado, ya sea éste municipal, provincial o nacional.

            En la democracia, donde como su nombre lo indica el poder radica en el pueblo, los titulares de los Poderes Ejecutivos deben rendir cuentas ante los legisladores, que son los representantes de toda la población. Tanto unos como otros deben ser elegidos por los pobladores en forma libre, sin presiones, para que sea posible elegir a los más aptos para servir a la comunidad. Los funcionarios elegidos deben tomar consciencia de que han sido contratados por la comunidad para cumplir con una serie de tareas que beneficiarán a la misma. De la relación que haya entre funcionarios estatales y ciudadanía en general, dependerá el rumbo a seguir por la comunidad.

            Si de una vez por todas aprendemos que el respeto a los otros, el trato igualitario y las actitudes responsables son nuestro camino hacia la vida en comunidades bien organizadas y funcionando de modo adecuado a los intereses de todos, tomaremos como es debido la vida en grupos humanos. Estos grupos humanos son: la familia, el barrio, la ciudad, la provincia, el país, el continente y, en definitiva, el planeta. Entre ellas están las asociaciones intermedias, las que deben ser aprovechadas por todos nosotros como escuelas para la vida en comunidad, en democracia y buscando el bien común. No es fácil despojarnos del individualismo y de la herencia tiránica que vive en cada uno de nosotros, pero cada nuevo día es el momento apropiado para comenzar a mejorar y enseñar a los nuevos. Cada año que se inicia debe ser encarado como un período superador de los anteriores, sin despojar al prójimo, sin engañarnos y con buena disposición para el esfuerzo. 

¡Ama súa, ama llulla, ama ckella!