Estamos en la época del año en que, para el Hemisferio Sur, el tiempo de luz solar en cada jornada dejó de acortarse y comenzó a prolongarse paulatinamente. Dicho de otra manera, hasta el Solsticio se acortaban los días y se alargaban las noches, pero a partir del 21 de Junio, cada día amanecerá un poco más temprano y la noche vendrá un poco más tarde.
En el solsticio de Junio, los rayos del Sol llegan verticales sobre la línea del Trópico de Cáncer, en el Hemisferio Norte. Es el momento del año en que los rayos de Inti llegan con mayor inclinación al Hemisferio Sur. Es la época de sombras más largas, de aire más frío, de días más breves.
Es tiempo frío por varios motivos: Uno de ellos es el poco tiempo de exposición de la superficie a los rayos solares. Otro motivo es que la luz solar llega con una trayectoria más oblicua; por lo tanto, el recorrido de los rayos solares es mayor dentro de la atmósfera, lo que hace que el Sol parezca más lejano. En esas condiciones, el calentamiento de la superficie terrestre es menor con el consecuente escaso calentamiento del aire. El aire frío es más denso y obra como un “freno” para los rayos solares.
Hemos llegado a los días más breves y más fríos del año. Lo que nos queda por delante son días cada vez un poco más prolongados, noches cada vez más breves y posibilidad de que las temperaturas vayan aumentando poco a poco. En un principio no se va a percibir el cambio, pues aunque los días comienzan a ser cada vez un poco más prolongados, aún son tan breves como los anteriores al solsticio.
La palabra solsticio tiene origen latino y significa, literalmente, que el Sol está quieto. Para iniciar el “regreso” hacia el Trópico de Capricornio, Inti debió “frenar” su alejamiento, quedar “quieto” un instante y entonces comenzar a volver hacia nosotros. El momento del solsticio es el instante de un cambio en el modo como gira la Tierra alrededor del Sol. Son movimientos cíclicos, predecibles por los científicos actuales, herederos de saberes milenarios de los observadores de las distintas culturas.
Con el correr de los siglos, los astrónomos han ido mejorando los conocimientos y haciendo construir mejores aparatos para la observación de los astros y los fenómenos que se producen en relación con ellos. Las culturas americanas no fueron ajenas a la observación astronómica. Hay pueblos que se han dedicado más y otros que se han dedicado menos. A algunos de los pueblos les ha bastado con conocer algo de astronomía en forma empírica y también algo de meteorología para prever calores, heladas, lluvias y sequías. Otros llegaron a predecir eclipses y los momentos de cada solsticio.
En quichua, se llama Inti a la estrella más cercana: El Sol; se llama Quilla al satélite natural de la Tierra: La Luna. A las estrellas lejanas se las llama ckóllur. Es muy posible que algunas culturas, hace varios siglos hayan reconocido en el cielo a los planetas cercanos, los que aparecen también como estrellas.
Según parece, el Solsticio de Junio era un momento muy importante para los pueblos de esta parte del mundo, pues dejan de aumentarse las condiciones naturales para que ocurran las heladas, las nevadas, las sequías que provoca el frío, y llega la esperanza de un futuro cálido a mediano plazo, con su promesa de lluvias y fertilidad.
“No por mucho madrugar amanece más temprano” dicen por costumbre, invitando a no apresurarse, a esperar el momento adecuado. Elpidio Herrera, en su chacarera A buen entendedor (música de Manolo Herrera), nos cuenta: “Por ganarle al tiempo fui de madrugada. No pude ver nada porque no había amanecido”. Cada cosa ha de hacerse en su momento, ni antes ni después. Si nos atrasamos, si dejamos para después, es posible que acabemos “perdiendo el tren”, pues las oportunidades habitualmente no se postergan ni se repiten.
Es necesario llegar a tiempo, especialmente cuando se ha tomado un compromiso con otra gente. A cada compromiso con horario deberíamos tomarlo como la partida de un medio de transporte puntual, que no podremos abordar si llegamos tarde, pues por una persona retrasada no van a perjudicar a una gran cantidad de pasajeros que cumplieron con el compromiso de horario.
La puntualidad, además de un acto de cortesía, es una muestra de confiabilidad. Es más fácil y grato programar alguna actividad con alguien que cumple con los compromisos. El llegar a tiempo e incluso un poco antes al lugar convenido, no sólo va a contribuir a la buena coordinación de las actividades, sino que también va a permitirnos llegar tranquilos al lugar, además de no causar incertidumbre en quienes nos esperan. Al prestigio se lo gana con acciones.
También es muy bueno movilizarse con tiempo cuando hay que reunir elementos hasta un momento determinado. No es bueno esperar que venza el plazo, pues cualquier imponderable puede hacernos fracasar. También es muy importante trazarse planes realizables, con una duración tal que nos permita incluir en la actividad todo lo que queremos hacer y, cuando el tiempo disponible esté bien definido, calcular que las actividades tengan una duración igual o menor al tiempo disponible.
Respecto a la previsión de actividades según el tiempo disponible, dice Elpidio en su chacarera: “Quise hacerlo todo en el mismo día, pero no podía; ni el mañana me alcanzaba”. Para evitar decepciones, es preciso encarar proyectos realizables, acordes con la capacidad propia y de quienes se involucrarán en tales proyectos. Si nos apresuramos para empezar una actividad diurna durante la noche, algo podría salir mal. Es necesario acortar las previsiones o esperar que naturalmente se alarguen los días, mientras realizamos tareas acordes con la duración de cada tiempo entre amanecer y atardecer.
Estamos en un tiempo muy lindo; es tiempo frío pero con la esperanza fundada de que pronto volverá la calidez para hacer brotar las plantas y nacer las flores.
Estamos en el chiri pacha (tiempo frío); no falta mucho para el ckómer pacha (tiempo verde) y sisa pacha (tiempo de las flores).
22 de Junio de 2.021.