Antonio Loto escribía dolido: "Lloró la gente tu triste partida/ en Santiago y en Tucumán./ Las guitarras se preguntaron/ Felipe Corpos ¿dónde estarás?" Es que el 13 de Diciembre de 1.974, se había apagado la llama vital de Felipe Benicio Corpos en Buenos Aires.

Días antes, en su lugar de trabajo, en el centro de Santiago, Felipe había sufrido gravísimas quemaduras por un accidente. Como una premonición, en La Ñaupa Ñaupa nos decía: "Me han de quemar los engaños/ y han de chamuscar mi vida/ pero yo reviento en coplas/ como flor de maiz pishinga."

Las letras de Felipe Corpos se siguen cantando, a más de tres décadas de su partida. Los cantores populares saben interpretar a los poetas representativos del terruño, más allá de la época en que hayan escrito sus sentimientos.      

Felipe Corpos había nacido en Villa Figueroa y crecido entre quichuistas. Hizo la escuela secundaria en la ciudad de Santiago. Siendo empleado de comercio, conocía los movimientos del centro de la ciudad y se interesaba por todas las manifestaciones culturales.

Cuando conoció a Don Sixto Palavecino, juntos iniciaron un camino que los llevaría a la creación del Alero Quichua Santiagueño y de todo un cancionero que enriquece el canto criollo nacional. Primer conductor y nervio motor del Alero, Felipe creó la audición Domingos Santiagueños para dar salida a sus inquietudes en los meses de receso del Alero Quichua.

Gustaba de visitar a los quichuistas en su propio ámbito, solo o con la gente del Alero. Corpos era visitante habitual de Villa Atamishqui y Loreto, desde donde solía partir hacia la casa de los hablantes. Comentan que tocaba la guitarra sentado, colocando un pie sobre el otro para apoyar mejor el instrumento, y tocaba con un rasguido muy simple.

Ponía letra a cuanto tema instrumental hubiese, en su afán por participar de la rueda de cantores. Solía cantar improvisando, sobre todo cuando encontraba un buen contendiente, como "Antuco" Mattar, por ejemplo. En los escenarios y en la radio era un excelente presentador y animador.

Quienes lo conocieron, lo recuerdan como a un amigo atento, comedido y desinteresado. Es curioso que, siendo quichuista natural, Felipe haya escrito casi siempre en castellano. Su poesía estaba tomando un vuelo cada vez más elevado, cuando una explosión de gas calcinó los 39 años de vida del "Hermano Coplero".         "... y tu alma estará/ en las guitarras y peñas/ como queriendo escuchar/ tu querida Atamishqueña."

Así finaliza una chacarera de Néstor "Chocho" Cancinos.

Tenía razón Chocho: Felipe Corpos está en el canto de buenos criollos argentinos, en el nombre de una calle del Barrio Tradición, en el de la escuela de Pampa Múyoj... Felipe Corpos no ha muerto, se hace el champi nada más.

11 de Diciembre de 2.007.