"... entre el humo de los cohetes que lindo que es vidalear", dice Cacho Lobo en el gato El Felipe Benicio. Es que al criollo le gusta la alegría explosiva, ya sea con artefactos pirotécnicos o con un estentóreo grito. Hace miles de años, en la China comenzaron a elaborar pólvora y a utilizarla para detonar grandes cantidades de petardos en sus fiestas tradicionales. La pólvora llegó a nuestro continente como impulsora de mortíferos proyectiles de los arcabuces, espingardas, cañones y otras armas europeas. Los pueblos americanos, cuando pudieron fabricar y utilizar la pólvora, también la usaron para las armas y la pirotecnia. Los fuegos de artificio se utilizan en todo el mundo como espectáculo festivo, pero en el hombre sudamericano las detonaciones de petardos son complemento necesario para una fiesta musiquera. Refiriéndose a la música, el correntino Julián Zinni dice: "... me aliviana las tabas, me hace gritar, tirar tiros, y mi corazón se halla." Música, baile, sapucay (grito) y explosiones festivas, hacen que el corazón criollo esté pletórico de gozo. Para un observador recién llegado, es una situación extraña la que ve en peñas o festivales de las zonas más criollas de la provincia de Santiago del Estero cuando un músico, cantor o grupo folclórico está actuando y cerca del escenario se producen ensordecedoras explosiones de cientos de cohetes, pues el público celebra la música quemando varias gruesas de "cuetes" cada vez que el canto y el intérprete son de su agrado. Paradójicamente, las explosiones no permiten oír justamente la música más apreciada por los "coheteros". La explicación de un breapoceño nos despeja las dudas: "Tiramos cohetes para homenajear a los mejores artistas y gozar de la mejor música. A la música podemos no escucharla por momentos, pero la sentimos."
Se acerca el final de este año, con sus reuniones familiares y fiestas tradicionales. Cada día más, jóvenes y niños se divierten prendiendo cohetes y petardos. Es responsabilidad de los adultos controlar para que la alegría no dé lugar a un accidente. Es muy peligroso el uso de armas de fuego para sustituír la pirotecnia, pues el proyectil lanzado al aire inevitablemente vuelve a la tierra y hace daño, con riesgo de muerte.
También en las fiestas religiosas de los pueblos criollos las procesiones van acompañadas por cohetes. Pero toman mayor significación las explosiones cuando acompañan al canto vidalero. Hasta hace pocos meses, las vidalas cantadas en cualquier ámbito en que estuviese la gente del Alero Quichua, eran coronadas por una caja de cohetes prendida por el cantor - autor guasayanero Ernesto Suárez, bautizado "Shaticu" por Don Sixto. Un accidente callejero obliga a Don Suárez a escuchar el Alero desde su casa, pero cada vez que alguien tira cohetes decimos: "parece que ahí anda Shaticu". El Jueves 13 de este mes se cumple un nuevo aniversario de la partida del poeta Felipe Benicio Corpos. Al día siguiente, de 21 a 22 horas, por Radio Nacional habrá una emisión de Radio Nacional y su Gente, en homenaje a quien fuera el primer conductor del Alero Quichua Santiagueño. Cuentan que cuando Felipe se emocionaba al escuchar una vidala, exclamaba: "¡Faltan cohetes, che!"
05 de Diciembre de 2.007