Muchas veces nos han contado, o hemos leído, o hemos visto en cine o televisión historias de personas o pueblos que, cansados del mal trato, se han rebelado contra quien abusaba de ellos. Si hacemos memoria, es muy posible descubrir que también en algún momento de nuestra vida hemos presenciado situaciones así; también es muy probable que hayamos participado de algún modo en casos de rebelión contra los abusos de la fuerza y el poder.
Parece ser que en los comienzos de la Humanidad, la principal preocupación de cada uno era el lograr sobrevivir; era la época en que se imponía y sobrevivía el más fuerte, aunque también la audacia, la velocidad y la astucia eran armas útiles para sobrevivir a pesar de la mayor fortaleza de otros.
El ser humano ha ido conociendo esas armas naturales para luchar por la supervivencia y ha ido utilizándolas según los casos que se le presentaban, y así han venido sobreviviendo y reproduciéndose quienes mejor se adaptaban a las distintas situaciones y mejor utilizaban las armas y herramientas disponibles.
Una vez dominados los demás seres vivos y organizado el ser humano en comunidades, poco a poco comenzó a haber lugar en esas comunidades para la existencia de quienes no parecían estar dotados para sobrevivir en los hostiles ambientes no protegidos por los grupos humanos.
Con el paso de los siglos, muchas comunidades fueron unidas bajo el mando de caciques que habían logrado imponerse a sus semejantes, dominándolos por medio de la astucia, la fuerza, la audacia y, en muchos casos, la falta de pudor o vergüenza. El devenir histórico hizo que en algunas naciones, los caciques fuesen reemplazados por grupos de patriotas debidamente preparados para lograr el bien común dentro de su país. Más adelante se unieron naciones para buscar el bien de toda la humanidad. Algunas de esas buenas intenciones se concretaron y otras quedaron únicamente en papeles firmados y sellados.
Hubo un prolongado tiempo histórico en el que las naciones que se hicieron fuertes se impusieron a otras, las invadieron y las explotaron. Esas invasiones fueron violentas, con sus consecuentes guerras. En muchos casos también hubo guerras para la liberación de los invadidos. El punto culminante de las guerras por invasiones de países fue llamado Segunda Guerra Mundial. A fin de evitar futuras confrontaciones entre países, fue creada la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
Bien conocidas son las historias de la colonización de América por parte de países europeos, los períodos coloniales vividos por los países invadidos y las posteriores guerras por la independencia de casi todos los países de nuestro continente.
La época llamada de descubrimientos y colonización por parte de potencias europeas ha sido la base de la formación del mapa político en casi todo el mundo. El continente que habitamos ha sido invadido principalmente por España, Inglaterra, Portugal y Francia.
Los países europeos que procuraban expandirse, enviaban sus barcos a buscar territorios y bienes por el mundo. En América del Sur, fueron España y Portugal quienes colonizaron la mayor parte del territorio, aunque también hicieron lo suyo Inglaterra, Francia y Holanda. El paso marítimo obligado hacia el Océano Pacífico era el extremo Sur del continente, por el paso que después fue llamado Estrecho de Magallanes. En esos viajes, los europeos avistaron unas islas y algunos desembarcaron en ellas. Los españoles les asignaron nombre, los ingleses también y los franceses que venían del puerto de Saint Maló las llamaron Malouines, quedando definitivamente llamadas Islas Malvinas por quienes hablamos en castellano.
Las autoridades británicas decidieron hacer suyas las islas, para tener el un asentamiento previo al paso hacia el Océano Pacífico. Sus disputas con España por la posesión del archipiélago tuvieron sus vaivenes a la vista del poderío militar de cada una de ambas potencias y de sus aliados. Finalmente, a raíz de las Convenciones de Nutka, para negociar las costas de lo que hoy sería Noroeste de los Estados Unidos, los ingleses cedieron y dejaron las Malvinas.
Una vez lograda la independencia y formados casi todos los países de América, tanto barcos ingleses como estadounidenses depredaban las costas y mar de las Malvinas. La decidida acción de Luis Vernet para frenar los abusos de los invasores, tuvo como reacción el ataque de una fragata de los Estados Unidos a las instalaciones argentinas. Ante la evidente debilidad de los nuestros, los británicos aprovecharon para invadir nuestras islas y apropiarse de ellas el 3 de Enero de 1833.
Otra vez vino un largo período de reclamos e intercambio de argumentos, pero las islas del Mar Argentino estaban en posesión del invasor inglés. En 1965, la ONU creó el Comité de descolonización, que seguramente tuvo sus sesiones llenas de discursos y argumentaciones durante todas estas décadas, pero las islas del Mar Argentino seguían en posesión del invasor inglés hasta que en 1982, Argentina recuperó por la fuerza la posesión de sus islas, las que después de una guerra en la que nuestros soldados mostraron su valentía y patriotismo, fue a parar nuevamente en manos de los piratas del mundo.
Volvieron los reclamos diplomáticos argentinos, mientras se cumplía en forma metódica el desarme y la desmalvinización de nuestro país. A diferencia de casi todos los países del mundo, en Argentina hay una fuerte campaña en contra de los militares propios, especialmente contra los que combatieron al inglés en 1982.
Mientras las Naciones Unidas dicen que tienen un Comité de descolonización y mientras en Argentina decimos que amamos a nuestra Patria, Inglaterra y sus aliados continúan poseyendo un territorio que se entiende que es nuestro y no de ellos con sólo mirar un mapa.
Ellos imponen sus razones, pues les asiste el derecho de los cañones, la ley del más fuerte, la picardía y el descaro.
05 de Enero de 2.021.