Acostumbran decir para incentivar la buena voluntad en lo que se debe hacer. Esa afirmación popular suele ser la respuesta cuando alguien dice que no puede o que no se puede hacer o lograr algo. Esa frase suele ser suficiente para insuflar bríos en algunas personas, las que entonces encaran mejor lo que las había desanimado.
Dicen que la actitud ante una determinada situación es el factor determinante entre el triunfo y el fracaso. Dicen que cuando un experto en artes marciales decide quebrar una madera con el golpe de una mano, lo hace convencido de que su mano, colocada en la posición correcta, va a pasar más allá de la tabla, y que si en el momento del golpe surge una duda, habrá rotura de mano y no de la madera.
Respecto a querer y poder, José Hernández nos deja una enseñanza en los consejos que Martín Fierro da a sus hijos y al hijo del Sargento Cruz: “Para vencer un peligro, salvar de cualquier abismo, por esperencia lo afirmo, más que el sable y que la lanza, suele servir la confianza, que el hombre tiene en sí mismo”. Es decir que la convicción es un factor determinante a la hora de enfrentar algo considerado difícil o riesgoso.
También suelen decir: “El que piensa que se va a morir, se muere”. Hay casos de enfermedades que parecen autoinducidas, especialmente las pérdidas de salud física por estados depresivos. Cuando alguien está en un estado gravísimo, por enfermedad o accidente con heridas graves, se le pide que luche por su vida, que no se vaya, que se quede, y hay quienes afirman que muchos “han vuelto de la muerte” gracias a su voluntad de vivir. En ciertas situaciones límites, la voluntad de vivir y la confianza en uno mismo ha evitado la comisión de errores fatales por apresuramientos. En ocasiones, es mejor tener calma y desatar un nudo, que tironear en vano para cortar una cuerda que nos aprisiona.
Es muy importante la actitud con que uno encara ciertas actividades, sobre todo si no va a estar solo. Si se trata de una actividad con animales o donde hay animales, no debemos olvidar que ellos aún tienen ciertas sensibilidades que los humanos hemos perdido. Por eso dicen que si uno tiene miedo de que un perro lo muerda, el perro viene a morder, mientras que si uno va tranquilo, el animal lo deja pasar sin siquiera amenazar con un gruñido.
Si tenemos que tratar con personas, también es muy importante nuestra actitud. Dicen que cuando uno va a pedir algo, debe ir convencido de que lo va a conseguir. Afirman que el aplomo del solicitante quitará desconfianza a quien debe decidir por sí o por no. Algo similar ocurre con las compras y las ventas. Parece que el comprador que no parece desesperado por adquirir el bien o servicio, es el que consigue mejores condiciones para la operación. La buena atención es determinante para quien quiere comprar algo; un vendedor amable y convencido de que lo que ofrece es bueno, tendrá éxito con sus ventas. Chaina nincu (así dicen).
Para otras personas “no es tan así”. Dicen que el sólo hecho de querer algo no les va a proporcionar el éxito. Ponen por ejemplo a varios competidores que quieren con toda su alma el primer lugar en una contienda, pero que en definitiva es solamente uno de ellos el que conseguirá ese primer puesto.
De hecho que al querer hay que acompañarlo con el hacer. Como dice un viejo refrán venido de España: “A Dios rogando y con el mazo dando”. Uno puede reforzar la autoconfianza con la fe, lo cual es muy bueno, pero sin dejar de trabajar para lograr lo que se ha propuesto.
El que quiere, es muy probable que pueda, por que va a hacer todo lo posible por lograrlo, mientras que quien no quiere algo no va a lograrlo, por que alcanzar lo que no se quiere sería un acto contrario a su convicción. Cuando alguien no muestra voluntad para hacer algo, no es aconsejable “mingarle” (encargarle, pedirle) que lo haga, por que es casi seguro que algo no va a salir bien.
Durante toda la vida, el ser humano debe enfrentar problemas y resolverlos. En la infancia, un problema podría ser, por ejemplo, cómo alcanzar un juguete que se atascó en una rama de un árbol; con el poco tamaño y la poca experiencia de esa etapa de la vida, este problema puede ser considerado de grandes dimensiones. En la época de estudiante, a la persona le sobran problemas a resolver, como una muestra y ensayo para la resolución de grandes problemas que deberá resolver en su vida profesional.
Cuando uno deja el nido paterno y debe volar solo para construir su propia vida, debe enfrentarse a problemas en su vida laboral, a los que deberá resolverlos para conseguir el sustento y la posibilidad de progreso para sí mismo y para los suyos. El primer problema suele ser el conseguir qué hacer. Si va a trabajar en forma independiente, ya ha decidido qué va a hacer y el problema a resolver es el cómo hacerlo. Si uno va a trabajar en relación de dependencia, lo primero a conseguir será el insertarse en la vida laboral.
En algún momento de la búsqueda de empleo, puede encontrarse con que lo primero que aparece es una actividad que le es desconocida o no es precisamente de su agrado; en ese caso, deberá optar entre aceptar o rechazar para seguir procurando algo que le agrade. Hay quienes hacen las dos cosas: Comienzan a trabajar en algo que no les resulta grato mientras continúan con la búsqueda de algo mejor.
Como toda búsqueda, la de encontrar un puesto de trabajo puede dar resultados o no. La opción de tomar lo primero que aparece y seguir buscando mientras tanto, es válida siempre y cuando se obre con honestidad laboral, cumpliendo con el compromiso asumido y dejando la búsqueda de otro empleo para un horario en que no deba trabajar. El empleado que no cumple cabalmente con su función está recibiendo un sueldo sin merecer al menos una parte del mismo; está apropiándose de lo que no le corresponde y está ocupando un lugar que seguramente lo merece otra persona.
No siempre en la vida se puede hacer lo que uno quiere, pero una forma honesta de cumplir con los compromisos asumidos consiste en querer lo que uno hace. Si uno se dedica a su tarea con gusto, alegría y gratitud por estar haciendo algo y no estar desocupado, se verá a sí mismo en un ambiente agradable, en el que se logra un buen rendimiento y sin esforzarse para ello, pues una carga levantada con cariño no pesa.
12 de Mayo de 2.020.