“… que cuando vas a tu ocaso, llevas un pedazo de mi corazón", dice en el final la zamba Luna Santiagueña, de Pedro Segundo Rojas Cuozzo. Amanecía el Martes 23 de Octubre, la luna llena descendía hacia el poniente, cuando el alma de Don Manuel Augusto Jugo partía hacia el más allá, en busca de su dueña. La luna, inspiradora de sentimientos desde hace milenios, ha sido y es cantada en diversos ritmos y en distintas lenguas. Los quichuistas llaman Quilla a la luna. Los guaraníes la llaman Yací. Los mapuches le dicen Küyen o cuyen. Casi en el extremo norte de América Latina, los mayas llaman Uh a la luna. Don Manuel, que durante muchos años formó dúo con el Nono Corbalán, nos ha dejado bellas creaciones, como La Yacu Mishqui, Costumbres Santiagueñas, Qué Lindo se ha Puesto el Pago… Un día quiso expresar qué diría la chacarera, y escribió Coplas de Chacarera (“Soy el alma de mi pueblo, voy floreciendo en canciones, soy la caricia del viento que aleja los nubarrones …”). Todo el país folclórico canta su Zamba Para mi Luna (“Luna santiagueña, no me dejes de alumbrar…”). Por su hombría de bien, Don Manuelito ha recibido el afecto y la simpatía de quienes lo conocieron, mas allá de que fuesen vecinos o no, folcloristas o no. También fue reconocido por su obra y por su trayectoria, como en el homenaje que recibió en el Ateneo Cultural Folclórico Cosquín 2.005. Con más de noventa años de edad en esa tarde, Don Manuel cantó con el público, que coreaba Zamba Para mi Luna interpretada por Coco Banegas. Sorprendidos por la fuerza y afinación de su canto, los organizadores le arrimaron un micrófono al anciano prócer del folclore. Fue una experiencia inolvidable. Don Manuel Augusto Jugo, hombre sencillo y amable de estos pagos cancioneros, partió treinta años después que Hugo Díaz, para reunirse con otros “hijos de la tierra más linda, hijos de Santiago” y seguir cantándole a esa “nocturna luz de esperanza que vuela y alcanza la Gracia de Dios”.
El folclore correntino, heredero del canto y el baile guaraní acompañado con mbaracá, con la influencia europea del jesuita Antonio Sepp y otros maestros músicos, tuvo en Mario Millán Medina a uno de sus más populares intérpretes. Popular, por su capacidad para narrar una historia en una canción, inspirada en hechos vividos por él mismo o escuchados del pueblo litoraleño. Su guitarra y su voz resonaron en cada paraje de esa zona de nuestro país y, pasando por alto las fronteras, cantó también en Paraguay, Uruguay y el sur del Brasil. Sus creaciones (La Guampada, Mi Ponchillo Colorado, Caraicho, El Sargento Sapo…) describen sucesos y costumbres en el lenguaje popular de su región. El Rancho de la Cambicha se convirtió en su obra más exitosa, por ser la grabación más vendida en Argentina. En Río Grande do Sul (Brasil), se utiliza la palabra cambicho para definir una afinidad sentimental, un apego, un enamoramiento. Un significado parecido se le dio en ciertas zonas del litoral argentino, aunque como Cambicha. Don Mario Millán Medina, nacido en Colonia El Porvenir (provincia de Corrientes) en 1.913, falleció el 6 de Noviembre de 1.977 en Rosario, provincia de Santa Fe.
La música litoraleña también gana corazones santiagueños. Un chango nacido en Clodomira (Departamento Banda), soñaba con tener una guitarra para cantar chamamé, rasguido doble y valseado. Cuando Abelardo Chaparro comenzó a trabajar, con quince años de edad, pudo comprar su instrumento e iniciarse en el canto. Tres años después, en 1.960, actuó en LV 11 Radio del Norte, con el bandoneonista Juancito Herrera. Sus afanes de cantor lo llevaron a compartir micrófonos con Virgilio Ponce (bandoneonista intérprete de diversos géneros), con el bandoneonista y compositor Orlando Gerez. Abelardo manifiesta que su mejor época de cantor la vivió durante los años en que integraba el grupo de Domingo Rodríguez “El Caballero del Chamamé”, con quien actuó en radio, televisión y diversos escenarios, abriéndose muchas puertas por la generosidad de Don Domingo. Luego de un lapso de silencio, Abelardo Chaparro volvió a los escenarios y emisoras de radio. Animador consecuente de nuestro Alero Quichua, recibió un merecido reconocimiento durante la transmisión especial del 38 Aniversario, el pasado 7 de Octubre.
Los músicos, cantores y poetas nos llenan el alma con luz de luna. Que nada eclipse su mensaje.
30 de Octubre de 2.007.