Pese a los vaivenes de la temperatura en las últimas semanas, la Primavera avanza incontenible en el hemisferio sur. América del Sur está casi totalmente al sur de la línea imaginaria del ecuador. No deja de llamarnos la atención la supervivencia de los valores propios de los pueblos originarios de América, empezando por los aztecas y mayas que sobreviven en la sangre y tradiciones de pueblos mejicanos y centroamericanos. Los pueblos andinos aún hoy se extienden hasta el extremo sur del continente. Cada comunidad tiene su modo de recibir cada estación del año. Los pueblos de las selvas tropicales, en general pertenecientes al gran grupo lingüístico tupí guaraní, tradicionalmente disfrutaron (y aún lo hacen) de la abundancia frutal desde los comienzos de la primavera. Parece ser que, cuanto mas cerca del ecuador, mas pronto se presentan las flores y frutas. En las arboledas húmedas de las serranías brasileñas, en esta época del año se destaca el rojo fruto de la pitanga. Planta nativa de Brasil, la pitangueira es cultivada en regiones de clima tropical y subtropical. Muy común en el nordeste brasilero, la pitangueira es encontrada desde la frontera con las Guayanas hasta Río Grande do Sul. En el Litoral argentino se la conoce como ñangapirí. Su fruto es dulce, de un sabor muy particular y color rojo. Llevadas desde Brasil, hay plantaciones de pitanga en el sur de los Estados Unidos, en islas del Caribe y en algunos países asiáticos. La pitanguera es un árbol adecuado para la reforestación, pues sus frutos sirven de alimento a las aves. La recolección de pitanga comienza en Agosto o Septiembre en el nordeste de Brasil. En el litoral fluvial argentino su maduración se da a fines de Octubre y durante Noviembre, variando su tiempo de madurez conforme a la distancia desde el ecuador. Su nombre viene de la palabra tupí “pyrang”, que significa “rojo”. La pitanga es roja por que contiene nicopeno, un poderoso antioxidante que se considera muy eficiente en la lucha contra enfermedades degenarativas, como el cáncer. Algunos de los nutrientes presentes en la pitanga son las vitaminas, A, B2, B3 y C, además de calcio, hierro y fósforo.
El paisano correntino también disfruta de la pitanga o ñangapirí, tanto como para cantarle: “Hoy anduve por el monte de mis años inocentes, pellizcando la dulzura roja del ñangapirí. Y un Noviembre de hace mucho se estrujó contra mis dientes, y sangró un bello recuerdo de mi tiempo cunumí.” A una gran distancia de la pitanga o ñangapirí, los montes santiagueños en pocas semanas ofrecerán sus frutos a la fauna e incluso a los paisanos. Es el Póckoy Pacha que cada año se hace presente con el chañar, la tuna y el piquillín. El algarrobo... aún está esperando el canto del coyuyo para brindar sus vainas doradas productoras de patay, añapa y aloja. Los montes de nuestros pagos deberán esperar un poco, pues los coyuyos están cantando desde Septiembre en las matas brasileñas, donde son llamados cigarra. Aún no hemos podido averiguar cuáles son las plantas que prefieren para alimentarse en esos bosques tropicales, pero es evidente que en el noroeste argentino, los coyuyos, o mejor aún, ckoyuyus, eligieron el tacko, el árbol por excelencia, el algarrobo.
16 de Octubre de 2.007.