Dijo un admirador del genial músico atamishqueño. El Miércoles 29 al anochecer, la expresión que habitualmente se utiliza para agradar o elogiar a determinada persona o movimiento, se convirtió en un ruego. En esa noche destemplada, empezamos a comprender que el gran Elpidio comenzaba a despedirse, esta vez “en serio” y eso nos afligía; queríamos que la realidad fuese otra, que Elpidio continuase vivo, que siguiese estando entre nosotros en carne y hueso, en risas compartidas, en agudezas y genialidades.
Elpidio Rafael Herrera nació el 23 de Diciembre de 1.947. Su niñez transcurrió en la casa paterna de Villa Atamisqui, a unos 120 km de la ciudad de Santiago del Estero. En esos tiempos, casi toda la población de la Villa era bilingüe; el quichua estaba fuerte en toda la región. Era muy chico cuando aprendió a tocar la armónica y después la guitarra. Terminada la escuela primaria, Elpidio estudió en la Escuela Industrial de la ciudad de La Banda.
De regreso a su querida Villa Atamisqui, se dedicó a la música y a luchar por mejoras para su pueblo. Entre sus experimentos musicales, surgió la Caspiguitarra, tabla cortada siguiendo la forma de una guitarra, en la que colocaba cuerdas metálicas para lograr un instrumento de cuerda pulsada.
Contaba Elpidio que andaba dedicado a la música bailable de esa época, cuando su hermano Manuel de Jesús Herrera lo invitó a unirse a su conjunto folclórico Los Coyuyos Atamishqueños, con el que se presentaban en escenarios de la zona.
Felipe Corpos, conductor del programa radial del Alero Quichua Santiagueño, acostumbraba visitar Loreto y Atamishqui, además de las zonas vecinas, para conversar con quichuistas y conocer músicos y cantores sacheros (del monte). Cuando conoció al Bebe Herrera y su hermano Elpidio, y escuchó al conjunto, los invitó a cantar en el Alero Quichua.
Contaba Chito Díaz que en esa primera presentación Elpidio tocaba la Caspiguitarra, Chito y Bebe la guitarra y Piri Leguizamón el bombo. En esa ocasión tocaron La Huajchita, chacarera de Lisandro Cura, vecino de ellos en la Villa, y después cantaron La Jose Juárez, chacarera bilingüe popular. Contaba Elpidio que Don Sixto Palavecino le sugirió cambiar el nombre de Caspiguitarra (guitarra de palo) por Sachaguitarra (guitarra del monte).
En 1.972, cuando el Alero Quichua grabó el disco Volumen 3, tanto Los Coyuyos Atamisqueños como Las Sachaguitarras Atamishqueñas tuvieron una participación. El volumen 5 ya fue dedicado íntegramente a ellos, que eran el Alero Quichua Atamishquimanta, la Filial Nº 1 del Alero Quichua Santiagueño. Elpidio hacía un dúo de sachaguitarras con Germán Edgar Díaz, acompañados por Bebe Herrera en guitarra y Ramón Leguizamón en bombo. Los Coyuyos Atamishqueños eran: Piri Leguizamón, Luis Rodríguez. Elpidio y Bebe Herrera. Cuando actuaban, se presentaban los dos números y en algunos temas cantados por Los Coyuyos Atamishqueños, Chito Díaz entraba a cantar en lugar de uno de los cuatro, y también cantaban juntos los cinco en algunos momentos.
Cuando se disgregaron Los Coyuyos Atamishqueños y Las Sachaguitarras Atamishqueñas, Elpidio siguió actuando solo en distintos escenarios y participó en los proyectos La Misa Santiagueña y Navidad Sachera, junto a otros grandes artistas santiagueños como Los Sin Nombre, Horacio Banegas, Orlando Gerez, Orígenes, Néstor Garnica y el autor Juan Carlos Carabajal.
Poco tiempo después armó el conjunto Elpidio Herrera y Las Sachaguitarras Atamishqueñas, con varios cambios de integrantes a lo largo de los años. Algunos de los que pasaron por el conjunto fueron el Bebe Herrera, Nelson Ledesma, Jorge Lami, Carlos Baigorrí.
Viajó para actuar en Alemania en tres ocasiones, la última de ellas en el año 2.003. Manuel, uno de sus hijos, siendo niño había formado el dúo de sachaguitarras llamado Las Sachitas, con Ramiro Herrera, hijo del Bebe. Ya adolescente, Manolo se integró a Elpidio Herrera y Las Sachaguitarras Atamishqueñas, tocando la guitarra, pasando luego a tocar la sachaguitarra. En estos últimos años, por propio crecimiento e incentivado por Elpidio, Manolo ha ido haciéndose cargo del conjunto y, al igual que su padre, ha sido invitado en ocasiones para participar en grabaciones de colegas.
Cuando hace pocos años Elpidio tuvo un grave problema de salud, el conjunto siguió actuando, movilizado por Manolo. Con muchos cuidados y buena voluntad, Elpidio estaba recuperándose. Cuando actuó el 26 de Abril de este año en el festejo municipal por el Día de la Cultura Quichua, se lo veía restablecido, tocando la sachaguitarra, cantando, conversando animadamente en el reencuentro con amigos de la ciudad Capital y luciendo nuevamente su pícara sonrisa.
Esa noche decía al cantor Alejandro Iñíguez: “Mirá, ahora tengo el cabello corto y oscurecido, en vez de largo y blanco”. También hubo en esa ocasión un lindo reencuentro con Germán Edgar “Chito” Díaz, su primer compañero de las Sachaguitarras Atamishqueñas. Esa noche el grupo tuvo una actuación memorable, y los integrantes eran: Andrés Cisneros, Elpidio y Manolo Herrera en sachaguitarra y canto, Ramón “Piri” Leguizamón en bombo y canto, y Martín Málaga en guitarra.
Los admiradores del arte de Elpidio y su gente, pensábamos que lo veríamos a más tardar en la fiesta del Señor de los Milagros de Mailín o en la Fiesta por el 48 Aniversario de la Sachaguitarra. El Miércoles 29 de Abril a las tres y media de la tarde, el conjunto se había reunido a ensayar en casa de Elpidio, con toda la intención de viajar a Mailín en el fin de semana. Poco después del ensayo,sobrevino el accidente cerebrovascular que causó su pérdida de conocimiento y traslado al Hospital Regional de la ciudad Capital, donde falleció en la noche del Jueves 30.
Nos habíamos acostumbrado a ver cada tanto una brillante actuación del genio del bosque santiagueño y, al enterarnos de su irreversible ACV, hemos gritado con el alma: “¡Que viva Elpidio!” Los deseos no siempre se cumplen como queremos, y es así que Elpidio seguirá vivo en nuestros sentimientos, pues sin grandes pretensiones dejó su rastro en la vida. No podremos verlo físicamente, pero lo sentiremos en los cantares y al evocar cada una de sus enseñanzas. ¡Causachun Elpidio! ¡Que viva Elpidio!
04 de Junio de 2.019.