“Malvinas, volveremos”, son algunas de las consignas que mucha gente se anima a repetir, especialmente en fechas como la de hoy, cuando recordamos que combatientes argentinos recuperaron para nuestro país a las Islas Malvinas y demás islas argentinas que habían sido usurpadas por el imperio británico hacía casi ciento cincuenta años.
El amor a la Patria es difícil de ser erosionado, por que es el amor al lugar donde uno ha nacido, ha crecido, donde moran sus mayores afectos. Dicho de esta manera, nuestra Patria podría ser una pequeña comarca e incluso un territorio del tamaño de una provincia, pero culturalmente traemos arraigado el sentido de pertenencia a un vasto territorio que conforma la familia de provincias, departamentos, ciudades, poblados, parajes y campos intermedios, territorio que ha ido cambiando de nombre hasta llamarse República Argentina.
Aún no tenemos totalmente aclarado cómo habrá sido el devenir histórico del actual territorio argentino en los tiempos antiguos, antes de la llegada de los españoles. Es muy posible que haya existido una región de la nación guaranítica en el Noreste Argentino, una vasta región del Noroeste bajo influencia o dominio incaico y una gran nación mapuche en el Sur de nuestro territorio actual. Antes de tal situación, e incluso durante, había pequeñas comunidades que se comunicaban entre sí pese a diferencias en el habla, y a veces peleaban por cuestiones territoriales. En las actuales Islas Malvinas hubo durante un tiempo una población patagónica, según afirman estudiosos del tema.
Hace poco más de cinco siglos, aparecieron los europeos por tierras y mares de nuestro continente. Los españoles entraron en nuestro territorio por el Noroeste, por el Oeste y por el Este. La entrada del Este se produjo directamente por mar, accediendo luego al Río de la Plata y al Río Paraná. Las Islas Malvinas fueron avistadas y holladas por algunos europeos.
Al crearse el Virreynato del Río de la Plata, comenzó a definirse el actual territorio argentino. Las Islas Malvinas pasaron a formar parte del virreynato español, luego de disputas y acuerdos con otros países europeos. Producida la Revolución de Mayo de 1810, el territorio que fuera el Virreynato del Río de la Plata pasó a estar bajo el mando de las autoridades criollas constituidas en Buenos Aires.
El gobierno de las Provincias Unidas del Río de la Plata designó un Comandante Político y Militar de las Islas Malvinas y las demás que se encuentran en el Mar Argentino, comenzando así en las Malvinas una actividad ganadera y el control de la cacería en aguas y costas, todo bajo la dependencia política de Buenos Aires.
Justamente, el control de la abusiva cacería marítima causó una crisis con los Estados Unidos y con su socio Gran Bretaña, lo que concluyó en la invasión inglesa a las Islas Malvinas, con destrucción de las instalaciones y expulsión de los pobladores enviados por Buenos Aires. Ello ocurrió el 2 de Enero de 1833.
Desde Enero de 1833, los distintos gobernantes que pasaron por la administración de nuestro país reclamaron la devolución del territorio que nos había sido robado a mano armada. Unos reclamaron con alguna energía, otros con poca o casi nada, pero la respuesta fue la misma siempre: Según los ingleses, las islas ubicadas en el Mar Argentino, a más de doce mil kilómetros de donde están ellos, les pertenecen a pesar de lo que diga el Comité de Descolonización de las Naciones Unidas, organismo creado por ellos mismos con sus socios.
En pocas palabras, las Malvinas siguen en poder de los ingleses por que ellos quieren que sea así, por que les conviene que sea así. Respaldan tal afirmación en el poderío económico y bélico propio y de sus socios. El poderío económico de Gran Bretaña y socios consiste básicamente en que ellos nos venden al precio que ellos imponen y nos compran bajo las mismas condiciones. Así funciona el comercio mundial, como si fuese una gran feria a la que algunos concurren con un arma en la cintura o al hombro, mientras que muchos acuden a la feria cargados de bienes a entregar en las condiciones que los bandidos impongan, y los pobres se retiran contentos con las migajas que les han sido entregadas en el desigual trueque.
Entre los bienes y males que adquirimos de los bandidos del Hemisferio Norte, están las ideas de que lo de ellos es bueno para nosotros, caro pero bueno, mientras que lo nuestro es deficiente. Así les compramos imágenes, discursos, admiración por sus reyes, princesas y monarcas de toda índole, mientras repetimos parcialmente sus discursos sobre democracia y patriotismo. Ellos enarbolan sus banderas a diario, mientras que nosotros hacemos lo mismo… con sus banderas.
El 2 de Abril de 1982 el mundo se sorprendió ante la noticia de que Argentina había recuperado las Malvinas e Islas del Atlántico Sur mediante una bien coordinada operación militar. Terminaba así un período de casi ciento cincuenta años de gobierno británico en nuestras islas del Sur.
La reacción del bandidaje no se hizo esperar. Son gente que armó imperios mediante la guerra, la invasión y el despojo, así que se vinieron hasta el territorio argentino nuevamente con su poderío bélico, dispuestos a una rápida y fácil nueva expulsión de argentinos de las islas argentinas.
El heroísmo de nuestros valientes de distintos rangos militares, propinó fuertes cachetadas en el duro rostro del arrogante invasor, pero no fue suficiente para contener el ataque de los ingleses y su pandilla. En Junio de 1982, nuestras Fuerzas Armadas fueron finalmente derrotadas por los británicos.
Comenzó entonces un oscuro período en el que el Hemisferio Norte, por medio de sus personeros locales, nos vendió la idea de que no debemos reclamar por lo nuestro y que por los héroes argentinos de la Gesta de Malvinas debemos sentir odio, desprecio, lástima y todo otro sentimiento nefasto. Como siempre, hemos comprado lo que nos vendían y, como siempre, el costo es muy alto.
Como en toda casa, hay quienes disienten con la mayoría, y así tenemos en nuestro país gente que lleva ya treinta y siete años rebelándose contra los mandatos oficiales, gente que contra la prédica “de arriba” sienten admiración y respeto por los héroes nacionales, por los símbolos argentinos y por la Patria toda.
Hoy, a treinta y siete años de la Gesta de Malvinas, quienes nos sentimos libres podemos exclamar sin temor y sin perder la esperanza: ¡LAS MALVINAS SON ARGENTINAS!
02 de Abril de 2.019.