Por Crístian Ramón Verduc
07/08/2018
“Domingo de Alero Quichua, manam ckonckasajchu ná…”

¿Quién puede olvidar esos Domingos de Alero Quichua de hace unas décadas, cuando Don Sixto iniciaba la audición tocando la chacarera La Chimpa Machu? “Domingo de Alero Quichua, ya no te olvidaré”, dice Lázaro Moreno en su gato Sónckoy Quichua (Mi corazón quichua).

Lázaro Moreno describe cantando un Domingo de Alero Quichua de aquellos tiempos, cuando Don Sixto Palavecino llegaba un rato antes del comienzo del programa, con su violín, su guitarra y su bombo, además de una carpeta con papeles, entre los que había cartas y anotaciones referidas a la audición que estaba por emitirse. Generalmente, alguien que también estaba llegando lo ayudaba a bajar sus cosas del auto, subir con todo eso al primer piso de la radio y acceder al estudio. Otras veces, Don Sixto traía en el auto a otro participante de la audición y esa persona le ayudaba. Lo habitual era que alguien se bajase a esperar la llegada de Don Sixto, que a veces se arreglaba solo, si era el primero en llegar a la radio.

Uno de los que solían ayudar a Don Sixto con sus instrumentos era Guillermo Orellana, que también se esmeraba por llegar antes del comienzo del programa. Una vez en el auditorio, “Guilli” Orellana tomaba la guitarra de Don Sixto y ambos combinaban sobre el gato que seguiría después de la chacarera La Chimpa Machu. La Chimpa Machu era el fondo musical para las palabras de apertura de la audición de cada Domingo, a cargo de Rubén Palavecino y, en ausencia de Rubén, a cargo del Arquitecto Mario Olivera o María Teresa Pappalardo. Terminada la apertura con el fondo del violín tocado por Don Sixto, la guitarra pulsada por Guilli Orellana y el bombo tocado por quien Don Sixto decidiera si no estaba Raúl Salvatierra, Don Sixto decía: “Chacareracka chupáyoj caj ‘rin” (La chacarera va a ser con cola), anunciando que estaban por tocar un gato.

El fino oído musical de Don Sixto estaba totalmente tranquilo cuando su interpretación era acompañada en guitarra por alguno de los guitarristas de su confianza, entre los que podríamos mencionar a su hijo Rubén, a Víctor “Chiquini” Gómez, a Juan Carlos Almada, a Manuel Luna y a Guillermo Orellana, quien además era su acompañante consecuente de casi todas las emisiones radiales. Guilli faltaba ocasionalmente algún Domingo, cuando viajaba por motivos familiares o por actuación con su conjunto.    

Era 11 de Agosto cuando nació Guillermo Antonio Orellana en Santiago del Estero. Su madre era Doña Aída Argentina Guzmán, sobrina de Domingo Aguirre, que fuera “arpero” de Don Andrés Chazarreta. Su padre era Don Juan Antonio Orellana. Don Juan Antonio era carpintero, cantaba muy bien las vidalas y era aficionado a la pesca en el Río Dulce.

Cuenta Guilli que con su padre solía ir hasta el río para pasar largas y agradables jornadas, tirando el anzuelo encarnado según lo que indicaba la sapiencia del pescador para ese momento. Colmaban de placer cada jornada de pesca varias circunstancias, más allá de la eventual captura de algún suculento dorado, varias bogas o bagres. Tenía un gusto especial la conversación entre padre e hijo, con el canto de los pájaros y el murmullo del río como únicos testigos. También formaba parte de cada salida de pesca, la observación del monte con su fauna.

La conversación con sus padres y el ejemplo de vida de ellos, han ido cimentando en Guillermo un modo de ser amable, cordial, laborioso, amante de las manifestaciones folclóricas tradicionales. Cuenta Guilli que era changuito nomás cuando junto con sus vecinos Pedro Navarrete y Hugo Burgos se pusieron a aprender la guitarra. Al crecer, los tres han sido parte de valiosos conjuntos folclóricos de nuestra provincia.

En 1.971, Guillermo, Ramón Horacio Aguilar, Pedro Navarrete y Carlos Díaz formaron un conjunto para participar en la 4ª Edición del Festival de la Tradición, en Añatuya. El cantor solista por la ciudad de Santiago del Estero para esa ocasión era Carlos Orieta. En el Otoño de 1.973, Carlos Orieta, Ramón Aguilar y Guillermo Orellana decidieron formar un conjunto. Chiquini Gómez asesoraba al trío en cuanto a instrumentación y voces.

En Junio de ese año se produce la primera actuación del trío, cuando es invitado a una peña en Puesto del Medio (departamento Silípica), en la que actuaban distintos conjuntos, solistas y grupos de baile. También se encontraban en el lugar integrantes del Alero Quichua Santiagueño. El presentador en la peña era Felipe Corpos. Los tres cantores le habían dicho que el trío no tenía nombre. Corpos le comentó a Don Sixto, que al igual que muchos otros, estaba junto a uno de los fuegos prendidos por causa del frío de esa noche. Contaba Don Sixto que dijo: “Podría ser Conjunto El Fogoncito” y Felipe le respondió que no sería así pero que era una buena idea.

Guillermo y sus compañeros subieron al escenario sin saber que ya tenían nombre. La presentación por parte de Corpos fue rutilante, fiel a su estilo, con alusión a que incluían el quichua en su repertorio, para finalizar diciendo: “Cantan para todos ustedes… Los Fogoneros”. Comenzaba así la trayectoria de un trío que dio grandes satisfacciones a nuestra provincia. Cuando Aguilar se fue a Buenos Aires para integrarse al prestigioso conjunto de Los Hermanos Toledo, Carlitos Orieta y Guilli probaron a distintos cantores, hasta quedar con José Domingo Díaz en primera voz y bombo, Carlos en segunda voz y rasguido de guitarra, Guillermo en tercera voz y primera guitarra.

Los Fogoneros actuaron dos veces en el Festival Nacional de Folclore, en Cosquín, Córdoba. Hicieron grabaciones y actuaron en distintos espectáculos tanto en nuestra provincia como en otras. En la época en que en los escenarios ya pululaban los folcloristas que se acompañaban con instrumentos electrónicos, Los Fogoneros, con dos guitarras criollas, un bombo santiagueño y voces bien gauchas, eran aclamados en peñas y festivales.

En los años ’90, Guillermo deja el conjunto y poco después se va a vivir en la ciudad de Córdoba. Un par de años antes de irse, su facilidad para el canto quichua lo había llevado a integrar el Dúo Aleromanta, que grabó en el Volumen 6 del Alero Quichua. Años después, el dúo tendría su propio disco: Canto a mi tierra quichua. En el año 2.17, el dúo participó en el disco Homenaje a los 35 años de la gesta de Malvinas.

Guillermo Orellana es autor de varios temas; entre ellos, el gato Viviendo con mis recuerdos, la música de Zamba para un fuellista, sobre letra de Lorenzo Gutiérrez, la música de Parachúntaj (Que llueva), sobre letra de Vicente Salto, la música de la chacarera Hay una herida que sangra, sobre un poema del Profesor Héctor Yocca Acuña en homenaje a las Islas Malvinas… y hay más.

Guillermo Antonio Orellana, hombre de Alero Quichua, canta, escribe, compone, condujo programas radiales, toca la guitarra, el bandoneón, el violín, el mandolín, la caja vidalera… lástima que no esté cada Domingo en nuestro Alero. El 11 de Agosto cumple años y lo saludaremos, Tata Yayaychis munaptencka (Si Dios quiere).

07 de Agosto de 2.018.

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    Domingos de 11 a 13 horas
    Director: José Barraza
Alero Quichua Santiagueño
La audición radial se caracteriza por su espontaneidad, no se elabora un libreto en razón de que el programa se hace en vivo con la participación del público que se hace presente en el Salón Auditorium.
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