Cumpliendo fielmente con los ciclos de la vida en la Tierra, el Otoño ha entrado totalmente en nuestra región y está preparando la llegada del Invierno, cuando las mediciones indican muy pocos grados de calor.

Parece contradictorio que se hable de calor cuando la gente siente frío. Llamamos calor o frío a lo que sentimos, por eso también decimos que el frío es la falta de calor. Lo que miden los termómetros es la temperatura y brinda una información objetiva. Cada uno de nosotros tenemos incorporado en nuestro ser, a partir de qué temperatura sentimos calor o frío.

En castellano, las palabras relacionadas con “termo” se refieren a la temperatura, pues tal palabra deriva del griego thermos, que significa “caliente”. De esa palabra derivan muchas otras, como termómetro, aparato para medir la temperatura; sensación térmica, que es la sensación de calor o frío cuando corre viento, y que se calcula combinando la medición de la temperatura y de la velocidad del viento.

Respecto a la sensación térmica, podremos entenderla fácilmente comparando el calor que sentimos cuando estamos ante un ventilador encendido y el que sentimos sin tal ventilador. El dato que surge de medir la temperatura y la velocidad del viento se llama sensación térmica, mientras que popularmente se llama “térmica” al interruptor magnetotérmico, un accesorio eléctrico que interrumpe el flujo eléctrico si hay un aumento brusco en la corriente eléctrica, lo que suele ocurrir ante un cortocircuito, en el que puede haber incluso riesgo de electrocución para una persona.

Quien hace una instalación eléctrica, prevé un circuito que va a recorrer la electricidad y la cantidad máxima de fluido eléctrico por segundo. Cuando el flujo eléctrico acorta su camino, ya sea por que se han unido accidentalmente dos cables o piezas que debían estar aisladas entre sí, o si uno del los conductores eléctricos se conecta accidentalmente a tierra, o cuando alguien ha tocado dos partes del circuito, en cualquiera de esos casos, el circuito eléctrico “queda corto” en relación a lo previsto. Ese acortamiento del circuito, llamado cortocircuito, genera un recalentamiento que al ser detectado por el interruptor termomagnético provoca el corte de flujo eléctrico, evitando males mayores. Ese interruptor es llamado “llave térmica” e incluso “térmica” por su relación con la temperatura del circuito.

También encontramos una palabra relacionada con el calor al referirnos a envases que pueden conservar la temperatura; son los recipientes a los que llamamos termo, consistentes en un botellón rodeado de un aislante térmico. También hay aislantes térmicos para casas, especialmente para los techos; también los hay para vehículos que se utilizan en zonas con temperaturas muy altas o muy bajas para el ser humano.

Un aislante térmico va a impedir o por lo menos disminuir el equilibrio de temperaturas entre ambos lados de tal aislante. La ropa es un ejemplo de aislante térmico, pues cuanto más eficiente sea el abrigo que usamos, más tardará en sentirse el frío circundante. La ropa nos aísla térmicamente, conservando el calor corporal pese a la temperatura que haya en la superficie exterior de la ropa. Algo similar hacen las frazadas, cobertores, chusis (mantas), sobrecamas, etc. Una casa o una carpa también es un aislante térmico que impide la fuga del calor o, como decimos generalmente, “la entrada del frío”.

Los animales silvestres buscan protegerse del frío haciendo cuevas o pozos donde aprovecharán a la tierra como aislante térmico. Las hojas caídas por la contracción otoñal del flujo de savia, forman un manto que ayuda a conservar la temperatura de las raíces de las plantas, a la vez que son una buena “cama calentita” para algunos animalitos sacheros (montaraces).

Llega la época en que mucha gente procurará las aguas termales (aguas calientes) de la ciudad de Las Termas de Río Hondo, zonas vecinas u otros lugares que cuentan naturalmente con este tipo de aguas. Las aguas termales de Río Hondo tienen incorporados naturalmente, componentes químicos altamente beneficiosos para quien toma baños con estas aguas cálidas.

En quichua tenemos palabras para referirnos a la temperatura: Chiri significa frío. Se dice chiri chiri al escalofrío. Decimos chirishcan o chirichcan (según la zona del hablante) por decir que está haciendo frío. Ancha chiri es muy frío. Al calor lo llamamos ckoñi. Ckoñishcan o ckoñichcan significa que está haciendo calor. Ancha ckoñi es muy cálido, con mucho calor. ‘Rupa ya habla de mucho calor, de algo que quema. ‘Rúpay es quemar; ‘rupascka es quemado; ‘rupachícoj es el que hace quemar. En algunos casos se dice ‘rupashckan para referirnos a un calor exagerado actual, que está quemando.

El frío ha llegado a Santiago del Estero en el comienzo de la Semana de Mayo. El frío ha llegado desde el Sur, como es habitual, pues el Sur de nuestro país está en el Polo Sur, mientras que Inti (el Sol) parece estar cada día más al Norte en esta época del año.

En estos días nos preguntamos: ¿Cómo habrá sido Buenos Aires en la Semana de Mayo de 1.810? Los relatos históricos nos muestran una multitud con paraguas, pues eran días de lluvia, o tal vez eran días con esa llovizna persistente que combinada con el frío, hacen de la ciudad de Buenos Aires un lugar difícil para algunos santiagueños, no para todos.

Seguramente eran días chiris y la población usaba sus buenos abrigos. Entre la vestimenta rural de la época, estaba el chiripá o chiripa, que era generalmente un poncho, colocado y sujetado como un pañal por encima del calzoncillo. El calzoncillo era una prenda que parecía un pantalón ligeramente ancho, generalmente adornado con un cribado en la botamanga. Dicen que la palabra chiripá podría venir del quichua, por las palabras chiri (frío) y el sufijo paj (para). La palabra original podría haber sido “chirípaj” (para el frío).

Estamos en la Semana de Mayo, tiempo frío en el que calentaremos los sentimientos para homenajear la memoria de quienes gestaron y llevaron adelante el Primer Gobierno Patrio.

22 de Mayo de 2.018.