Por Crístian Ramón Verduc
19/12/2017
“Que sea con palmas”

Pidió el cantor al comenzar un alegre tema folclórico en el escenario. Cuando una interpretación gusta, el público aplaude espontáneamente al final, y suele acompañar con batir de palmas en la introducción y en los finales. Si es una chacarera, las palmas siguen el compás durante los interludios también; si es un gato, hay sonar de palmas en la introducción, en los zapateos y en el final. Para acompañar con palmas al escondido se obra parecido que con el gato. La zamba, lenta y cadenciosa, suele ser un poco complicada para acompañar con palmas si no se está habituado. Todo puede lograrse con empeño y atención, incluso se logra ser acompasado.

El batir de palmas es una de las más antiguas manifestaciones humanas que acompañan los cantares propios o de otros. Nosotros los criollos no sabemos a ciencia cierta si nuestros antepasados originarios de esta parte de América habrán tenido ese hábito (casi seguro que sí), pero vemos que nuestros antepasados ibéricos tenían desde tiempos inmemoriales el batir de palmas en sus manifestaciones musicales. En ciertos cantares españoles hay un modo de batir palmas de a dos o en grupo, en el que cada uno de los dos “palmos” hace su parte para lograr un acompañamiento intenso y muy alegre.

“Hacer palmas” o batir palmas, se refiere al sonido que sale al golpear la palma de una mano con la otra. Si uno hace chocar de plano las palmas de las manos, se produce un sonido seco y contundente, pero el sonido sale mejor si se ahuecan las palmas e incluso si una de las manos golpea en la palma de la otra, con una parte de la palma y una parte de los dedos juntos.

La palabra “palma” es antigua en el castellano. Viene del latín y define la superficie de la mano sobre la cual se cierran los dedos. De la misma palabra latina que originó el vocablo palma, derivan plana, plano, planicie, llana, llano, llanura y seguramente otras. Por similitud, se llama también palma a las hojas de la planta que llamamos palmera. Si observamos la palma que se usa para hacer pantallas, que son abanicos artesanales, encontraremos un cierto parecido con una mano humana; esa hoja es llamada palma; de ahí que a la planta se la llame palmera.

Hay palmeras en los lugares de clima cálido y con buen riego. Artesanos criollos utilizan las palmas para tejer canastas, pantallas de abanicar y artesanías menores. En otros lugares de América del Sur, los distintos tipos de palmeras son de gran utilidad por el aprovechamiento de sus frutos para alimento y para extracción de aceites; las palmas sirven para hacer techos y en algunas zonas, los tallos partidos a lo largo se usan como tejas.

Si observamos las patas del ochogo, del huispillo, del ñuñuma o de cualquier otro pato, incluso los patos domésticos, notaremos que entre los dedos tienen una membrana que les sirve para impulsarse eficientemente al nadar. Ese tipo de patas se ve también en los gansos. Por causa de ese tipo de pata, similar a una palma, estos animales son llamados palmípedos. Las gallaretas y los flamencos también tienen patas palmeadas. Las patas de las gallaretas no tienen las membranas uniendo los dedos como tienen las aves palmípedas, sino con un palmeado semi rígido que hace más ancha la superficie de los dedos, para mejorar su natación. Los flamencos sí tienen las patas parecidas a las de los patos, y les sirven para poder caminar en barro blando sin hundirse. La nutria, a la que en quichua llamamos miquilu, tiene las patas traseras palmeadas, para impulsarse en la natación, mientras que las patas delanteras parecen manos y son usadas como tales. Las ranas y sapos también tienen sus patas traseras palmeadas. Al sapo común lo llamamos ampatu, al sapo grande lo llamamos rococo, mientras que para la rana no hay una palabra específica en el quichua de nuestra provincia, tal vez por la creencia ya casi totalmente desechada, de que la rana era la hembra del sapo.

De la palma de la mano surgieron antiguas unidades de medida, como el palmo, que solía ser la distancia entre la punta del pulgar y del meñique en una mano abierta. En la actualidad, a esa distancia se la llama cuarta y ambas han caído en desuso por la inexactitud de las mismas, en vista de las diferencias de tamaño entre las distintas personas y, por ende, de sus manos. Sin embargo, aún se utiliza la expresión “cuarta” en ciertos relatos y cuentos jocosos. La palabra “palmo” se utiliza en expresiones como “no retroceder ni un palmo”, por ser una medida de pocos centímetros; por la misma razón, se aplica en expresiones como “avanzar palmo a palmo” o “revisar palmo a palmo”. Para referirnos a una cosa muy pequeña, podemos decir que cabe en la palma de la mano; también usamos expresiones como “conozco ese lugar como la palma de mi mano”.

Hay gente que dice conocer particularidades de las personas observándole la palma de una mano. Hay quienes en nuestra región y en países vecinos practican la quiromancia, que sería la adivinación por medio de la lectura de las líneas de la palma de la mano. Hasta hace pocas décadas, esta práctica parecía ser exclusiva de las gitanas que cada tanto aparecían por las calles de las ciudades o pueblos “adivinando la suerte” mediante la lectura de las manos de los ocasionales clientes.

La quiropraxia es una medicina alternativa, basada en el reacomodamiento de partes óseas del cuerpo, que se realiza utilizando las manos. Su nombre deriva del griego, al igual que quiromancia o quiróptero, por ejemplo, palabras en las que quiro significa mano.

Tener a alguien “en la palma de la mano” se entiende como una actitud altamente protectora. “Dar una mano”, o “Echar una mano” se entienden como dar una ayuda en forma desinteresada. Siempre es necesario darnos una mano los unos a los otros, como un modo seguro de avanzar por la vida con protección mutua. Dicen que en el modo de estrechar la mano al momento de saludar, se conoce la actitud de la otra persona. Suele decir la gente “de antes” que una mano floja en el saludo es una mano mezquina (maqui micha), que una mano firme (maqui sinchi) es una mano sincera, mientras que un apretón de manos ejercido con mucha fuerza puede ser una muestra de hostilidad o de ostentación de fuerza.

El batir de palmas ante la música y los aplausos como premio a una actuación, discurso u otro hecho interesante, debe ser una expresión espontánea, surgida del corazón. Aunque también a veces se hace palmas sólo para dar una mano a quien está actuando.

19 de Diciembre de 2.017.

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