En su chacarera La Tentación, el músico, cantor y artesano Elpidio Herrera aporta a los decires respecto a La Salamanca. Aunque en toda la letra de la chacarera no la nombra, cualquier santiagueño piensa en esa leyenda popular cuando escucha esta creación del genial atamishqueño.
La Salamanca se hace presente con mucha fuerza en las manifestaciones folclóricas de Santiago del Estero. Cuando alguien se destaca en alguna arte, ciencia, comercio u oficio, cuando el éxito corona sus esfuerzos, es posible que la gente comience a rumorear que ese alguien exitoso es “salamanquero.”
La gente que habla de La Salamanca, dice que es un lugar secreto al que se accede en ciertas noches y luego de sortear varias pruebas en las que se debe demostrar valentía y una firme decisión por ser salamanquero. Dicen que los momentos más difíciles son cuando, a la puerta misma de la tenebrosa cueva, hay que declararse contrario a las creencias religiosas y prometer fidelidad al demonio, llamado Súpay en quichua. En ese momento, el aspirante a salamanquero debe estar desnudo y dispuesto a soportar que víboras, sapos, arañas y otras alimañas recorran su cuerpo, incluso por lugares inconvenientes.
Algunos dicen que, una vez superadas las pruebas para su aceptación, el aspirante deberá comprometerse a entregar al diablo algún ser querido cada ciertos períodos. Otros dicen que la entrega es de una sola persona y otros afirman que lo que entrega es su alma, renunciando a la posibilidad de vivir por todos los tiempos en la gloriosa cercanía de Dios. Se dicen muchas cosas, todas horrendas y desagradables, respecto a La Salamanca y sus adeptos, como una forma de confirmarnos que hay personas dispuestas a todo con tal de conseguir el éxito.
El nombre Salamanca viene de España, donde existe una milenaria ciudad con ese nombre, en la comunidad autónoma de Castilla y León. En esa antigua ciudad española está la Universidad de Salamanca, la más antigua universidad española y la tercera europea en antigüedad. La Universidad de Salamanca fue fundada en 1218 a partir de una escuela catedralicia existente en el lugar desde unas décadas antes.
La palabra universidad tiene su origen en el latín y se refiere a un lugar donde se dedican a la enseñanza superior, la investigación y la creación de cultura científica y humanista. En esas casas de altos estudios, confluyen personas de gran formación y aspirantes a serlo.
Encarar una carrera universitaria requiere sacrificios; para tener éxito en los estudios es necesario dejar de lado actividades que puedan distraer al estudiante del principal objetivo, que es su formación académica. Si la universidad está lejos de la casa paterna, hay que alejarse de la familia por largos períodos. Las condiciones existentes en los tiempos medievales y hasta tiempos no muy lejanos, obligaban a los estudiantes a internarse en los claustros universitarios, renunciando a su vida anterior hasta lograr el objetivo.
La Universidad de Salamanca y la propia ciudad de Salamanca, son señeras en cuanto a hechos históricos ocurridos en España; por ejemplo: Cristóbal Colón hizo en esa ciudad los preparativos para la expedición por el Océano Atlántico, logrando allí apoyo científico y de grupos religiosos; tales preparativos tardaron años. Hernán Cortés estudió también allí durante años, antes de partir hacia América. Fue desde Salamanca que Fray Francisco de Vitoria defendió los derechos de los ¨indios¨ del continente americano (Francisco de Victoria, primer Obispo de Tucumán, era otra persona). Probablemente Miguel de Cervantes Saavedra ha sido alumno de la Universidad de Salamanca, pues ha vivido varios años en la ciudad homónima.
Es muy posible que los españoles lanzados a la exploración y conquista de nuestro continente hayan acostumbrado hacer frecuentes referencias a Salamanca, como una forma de hacer saber que alguien de jerarquía se había formado académicamente en Salamanca o para ufanarse de ello. También habrá venido con ellos la leyenda española sobre La Cueva de Salamanca, considerada popularmente como un lugar donde el diablo enseñaba adivinación, magia y otras ciencias ocultas, a cambio de la vida de algunos de los alumnos, a los que retenía. Los lugareños que no tenían acceso a la Universidad, sustentaban e iban modificando la leyenda con el paso del tiempo.
Es posible que la leyenda criolla tenga asidero en la poca simpatía que nuestros antepasados americanos hayan sentido por los invasores, algunos de ellos procedentes de esa portentosa Salamanca, que los había convertido en personas endemoniadamente exitosas, con el poder de conocimientos y habilidades especiales. La transmisión oral de los relatos sobre Salamanca o La Salamanca habrán hecho que las sospechas de pactos demoníacos sean relacionados con la palabra Salamanca. Con el paso del tiempo, la sospecha descalificadora, diciendo que alguien era salamanquero, pasó a ser una afirmación elogiosa, pues La Salamanca no es para cualquiera, sino para los valientes y decididos.
Dicen que en ciertos lugares recónditos de algunas provincias, incluso la nuestra, hay salamancas donde uno puede entrar renunciando a lo que ama, en pos de lograr el éxito. Observando lo que ocurre en ciertos casos de personas exitosas, si nos interiorizamos en la trayectoria de vida que los llevó a conseguir lo que buscaban, encontraremos una serie de sacrificios y renunciamientos. Muchos exitosos debieron exigir un fuerte sacrificio también a sus seres queridos y, si cayeron en el exceso de la ambición, los resultados pueden interpretarse, si uno quiere, como que "el diablo metió la cola".
En la vida nos encontramos a diario con bifurcaciones del camino por el cual marchamos, y tenemos que decidirnos por una de las sendas que se nos presentan. De hecho, tomar un camino significa renunciar a otros rumbos. Parece que en ocasiones se puede desandar el camino elegido para ingresar en el que habíamos dejado de lado, o tal vez sea que los caminos de la vida, al ser sinuosos, vuelven a cruzarse algunas veces, como invitaciones para tomar el rumbo anteriormente rehusado.
El éxito es cosa buena y todos tenemos derecho al mismo, sólo que deberíamos procurarlo sin daño para otros. La entrada a la salamanca se nos presenta cada tanto; está en nosotros el decidir si entramos o no, si conservamos nuestro actual modo de ser o lo condenamos a la desaparición.
04 de Abril de 2017.