El 9 de Julio es conmemorado por toda la Argentina, especialmente en las escuelas primarias y secundarias, por ser el Día de la Independencia. Hace 141 años, en San Miguel de Tucumán, los congresistas declararon a la faz de la Tierra la voluntad de las provincias de romper los violentos vínculos que las ligaban a los reyes de España, recuperar los derechos de que fueran despojadas, e investirse del carácter de una nación libre e independiente, según consta en el Acta de la Independencia de las Provincias Unidas en Sud-América. Manuel Belgrano y Bernardino Rivadavia habían sido comisionados a Europa para observar la situación política en los países del viejo continente. De regreso, ambos próceres sugirieron al Congreso de Tucumán que las Provincias Unidas adoptasen como forma de gobierno una monarquía moderada, debiendo coronar en ese caso a un descendiente de los Incas. Aunque tal propuesta no prosperó, el texto del acta y el hecho de haber sido redactada en castellano y en quichua, nos dan la pauta de que la nueva nación decía, por boca de sus representantes, que somos descendientes de los habitantes originarios de estas tierras, más allá de las invasiones o inmigraciones.
Cuando alguien comenta que en América Latina hay millones de afectados por Tripanosomiasis Americana, es posible que no sepamos de qué enfermedad nos hablan. El eminente bacteriólogo brasileño Dr. Oswaldo Cruz bautizó así a la dolencia descubierta y explicada al mundo por un discípulo y amigo que trabajaba en su instituto. Si nos aclaran que nos están hablando del Mal de Chagas, los habitantes del Noroeste Argentino entendemos perfectamente de qué se trata. Carlos Justiniano Ribeiro das Chagas había nacido el 9 de Julio de 1.879 en Oliveira, estado de Minas Gerais, Brasil. Hijo de un productor de café, estudió en Itu y en São João del Rey. Inició una carrera de Ingeniería en Ouro Preto, pero abandonó para estudiar medicina en Río de Janeiro. Se recibió de médico en 1.902 y, trabajando en el instituto del Dr. Oswaldo Cruz, desarrolló su tesis doctoral respecto a la hematología de la malaria. Ejerció la medicina en el interior del estado y en el puerto de Santos. El Dr. Chagas trabajaba simultáneamente con los enfermos, estudiaba los microorganismos en el laboratorio y era experto en insectos. Cuando fué enviado a una pequeña ciudad cercana al Río San Francisco para combatir una epidemia de malaria, permaneció allí dos años trabajando intensamente. Es allí, en el Nordeste brasileño, donde observó que una enfermedad hasta entonces misteriosa, era causada por un parásito de la vinchuca (en Brasil, a la vinchuca la llaman “barbeiro”). En honor a su maestro y amigo, llamó al protozoo Tripanosoma Cruzi. Cuando presentó al mundo de la medicina esta enfermedad, con el trabajo investigativo más completo de que se tenga conocimiento, Chagas tenía 30 años de edad. Continuó con una intensa vida de trabajo, estudios y enseñanza, lucha contra diversos males que afectaban a la población tropical, reconocimientos y desconocimientos. Con 55 años de vida, el corazón del Dr. Carlos Chagas dijo “¡chega! (basta)” y, con un infarto de miocardio, puso fin a una existencia dedicada a mejorar la calidad de vida del prójimo. No es meritorio nacer en una familia rica o pobre. Es meritorio o no el uso que se hace de los elementos con que uno cuenta en la vida.
03 de Julio de 2.007