Para “Usted sabe”, dirá Ckam yachanqui y “Él sabe” es Pay yachan. El verbo yáchay equivale al castellano saber.
Ckam y pay se pluralizan agregando el sufijo cuna, por lo que Ustedes es Ckamcuna y Ellos o ellas es Paycuna. Sería muy sencillo agregar cuna también a Nocka (yo), pero en quichua tenemos dos formas de Nosotros: El inclusivo es Nockanchis, mientras que el exclusivo es Nockaycu. Hay entre nuestros hablantes distintas interpretaciones para estos dos posibles Nosotros; de ellas, la que nos resulta más concreta es la de Don Sixto Palavecino y otros quichuistas: Dice que se incluye o excluye a la persona o a las personas a quienes uno se dirige.
Por ejemplo, para avisar a quien nos escucha o lee, que hice, hago o haré algo con otra u otras personas, sin participación de quien escucha o lee, utilizaré el exclusivo Nockaycu. Si incluyo a quien me escucha o lee, utilizo Nockanchis. Las dos formas de decir "Nosotros sabemos" son: Nockaycu yachaycu; nockanchis yachanchis. Sabemos que en el quichua santiagueño la y suena similar a la y.
Otras personas lo saben de una manera distinta, lo hemos dicho. Es posible que en otras regiones, donde se hablan las muchas variantes del quechua, seguramente han de utilizar palabras parecidas y con sentidos ligeramente distintos, o tal vez los mismos criterios que el sabido por Don Sixto para incluir o excluir al interlocutor. Es bueno saber que existen distintas variantes derivadas del idioma originario que se habla en gran parte de América del Sur. Es muy bueno saber, aprender cada día más. Una de las características fascinantes que tiene el saber es que, a medida que vamos aprendiendo “de todo”, vamos descubriendo que necesitamos saber más. Es como ir tomando conciencia de lo mucho que ignoramos.
Es posible que de esa toma de consciencia haya surgido la frase del filósofo griego Sócrates: “Sólo sé que nada sé.” No está de más saber que, al pasar una alocución de un idioma a otro, el orden de las palabras e incluso el sentido de cada una de ellas puede variar, pero lo importante es que permanezca la idea que ha sido traducida. Tal vez por eso es que en castellano, “Sólo sé que nada sé” fue transformándose en el actual “Sólo sé que no sé nada”.
Una de las formas para este pensamiento es más estética que la otra, o suena más bonita y armoniosa; eso depende de las preferencias o saberes de cada uno. Volviendo al saber en quichua, representado por el verbo yáchay, la misma palabra puede tener el sentido de verbo en infinitivo (yáchay = saber), imperativo (yáchay = ¡Sabe tú!) o sustantivo (yáchay = el saber, el hecho de saber), aunque en este último caso, el quichuista suele decir “yachayta” (el saber o al saber) o “yachaycka”, en el que el agregado “cka” es “un adornito” según dicen los hablantes. A medida que uno va aprendiendo el quichua, va sabiendo en qué casos va a usar alguna de las formas que toman las palabras. Los verbos en quichua pueden ser conjugados, de manera similar a lo que conocemos en castellano, lo que nos permite expresar cualquier idea, pues para eso son los idiomas. También tenemos derivados verbales, como el gerundio y el participio.
El gerundio es la forma verbal que indica una acción continua, de algo que está sucediendo sin definición de tiempo, número ni persona. Por ejemplo: Llámcay significa trabajar; llamcaspa o llamcas significa trabajando; ‘rúay es el verbo hacer y ‘ruaspa o ‘rúas es el modo de decir haciendo. Hasta hace unos años teníamos participio activo y participio pasivo. Ahora las denominaciones son distintas por parte de la Real Academia Española, pero para los fines prácticos, para una explicación simple, mantendremos los nombres de antes: Llamamos participio activo a la palabra indicadora de que alguien o algo es quien realiza determinada acción; por ejemplo: Llámcaj es la persona que trabaja y ‘rúaj es la persona que hace.
El participio pasivo sirve para indicar quién recibe la acción; por ejemplo: Llamcascka quiere decir trabajado y ‘ruascka significa hecho. Como el saber de la Humanidad se va acrecentando, seguramente en poco tiempo tendremos más avances que nos permitan ver con más claridad todo esto y aprender de un modo más sencillo, más directo. Hasta hace pocas décadas, uno aprendía a hablar únicamente escuchando a sus familiares y después podía acrecentar algo escuchando a los miembros de la comunidad en la que desempeñaba su actividad laboral. Eso podría explicar las muchas variantes que presenta el quichua, dependiendo cada una de ellas de la región donde se haya desarrollado o haya sobrevivido.
De un tiempo a esta parte, con la aparición de centros de estudio, con los medios de difusión cada vez más al alcance de todo integrante de la comunidad, es más posible un mejor entendimiento entre comunidades, cada una desde su propia postura, conociendo cada día un poco más a las otras regiones y sus características. Ahora es más fácil compartir el saber. Retomando el verbo yáchay, el que nos dice del saber, tenemos que yachaspa o yachas es sabiendo, yachascka es sabido, mientras que yáchaj es quien sabe, el que sabe, la persona que sabe. Yacháchiy es el verbo enseñar, así como llamcáchiy significa hacer trabajar y ‘ruáchiy quiere decir “hacer que haga” o, más exacto “hacer hacer”. Yacháchiy sería exactamente “hacer saber”. A la persona que enseña la llamamos yacháchej, que sería el participio activo de yacháchiy. Es yacháchej la persona que hace saber.
En ciertos casos, los verbos terminados en iy cambian la i por e. Si queremos saber cómo debe funcionar una comunidad mediana o grande, o muy grande como una provincia o un país, podemos observar cómo funciona una familia; en ella están los componentes básicos de una comunidad, pues tenemos a una persona que se responsabiliza por todo el grupo, a los que procuran los medios materiales para el sustento y progreso del grupo familiar y a los que producen lo necesario para que cada uno pueda dedicarse específicamente a sus tareas. Desde su nacimiento, cada miembro de la familia, al igual que los integrantes de cualquier comunidad, están en aprendizaje continuo. Cada individuo, dentro de una comunidad pequeña o grande, va a recibir enseñanzas de personas que saben más que él, cada uno en determinada área del conocimiento necesario.
En algún momento va a encontrar alguien que sabe menos que él y será el momento en que su saber se hará más activo, para enseñar a esa otra persona, como quien ayuda a caminar a quien aún no sabe hacerlo del todo bien. Aprender para aplicar los conocimientos o simplemente para saber, es algo constante en nuestra vida. En ocasiones se nos presenta la oportunidad de compartir conocimientos con alguien y, si hemos aprendido bien, entenderemos que esas ocasiones son las que dan valor al tiempo dedicado al aprendizaje. Aprender para saber y para enseñar, es parte fundamental de nuestra existencia. Es el camino hacia una comunidad cada día mejor.
31 de Mayo de 2.016.