además es Madre de Ciudades. De hecho ya era así, pero lo ha confirmado una Ley Nacional en Noviembre de 2.002. Nuestra ciudad es considerada Madre de Ciudades por que de aquí han salido expediciones españolas para fundar varias ciudades, la mayoría de las cuales han perdurado en el tiempo.

De esas ciudades, fundadas con parte de aquellos primeros primeros pobladores de Santiago, las que han pasado a ser capitales de provincia son: San Miguel de Tucumán (1.565), Córdoba (1.573), Salta (1.582), La Rioja (1.591), San Salvador de Jujuy (1.593) y San Fernando del Valle de Catamarca (1.683). Se reconoce a la provincia de Santiago del Estero como Cuna del Folclore por los numerosos y valiosos aportes de personalidades santiagueñas a la cultura nacional, a las tradiciones de nuestro país y a la formación de la identidad nacional.

Entre las figuras hacedoras del movimiento folclórico argentino, se destaca Don Andrés Chazarreta, Patriarca del Folclore Argentino. Nacido en la ciudad de Santiago del Estero, desde muy chico se inclinó por la música; tenía en la casa varios ejemplos a seguir de sus mayores, entre ellos sus hermanos. Era adolescente cuando ya tocaba con maestría la guitarra, el mandolín, la bandurria, el piano… y siguió aprendiendo. Cuentan que Don Andrés Chazarreta sabía tocar dieciséis instrumentos musicales.

Muy joven aún, trabajando como docente, se interesó por las expresiones populares en los ranchos campesinos y en las fiestas tradicionales. Fue ahondando en esas valiosas vertientes que estaban ahí, al alcance del oído, cerca o lejos de la ciudad, e incluso en las provincias vecinas. Su trabajo de recopilación, más sus propias composiciones, han enriquecido el acervo folclórico argentino.

Gracias a Don Andrés Chazarreta podemos disfrutar, por ejemplo, de La Telesita, La Atamishqueña, Siete de Abril, A Orillas del Dulce, Zamba de Vargas, El Pala Pala, La Arunguita, La Zamba Alegre, el remedio Sauce Llorón, La Gorostiaguista, el vals Santiago del Estero y mucho… mucho más. Con su Compañía de Arte Nativo llevó a los escenarios de las ciudades una representación completa de las reuniones festivas de los paisanos, con lo que logró que muchos argentinos conocieran las vivencias de una enorme cantidad de compatriotas que vivían poco menos que ocultos para los grandes centros poblados.

Los santiagueños de cierta edad, los que hemos vivido en la época en que había sólo una emisora de radio en toda la provincia, aún recordamos cuando a las seis de la mañana, lo primero que sonaba por la radio era la voz del Patriarca del Folclore Argentino anunciando: “A Orillas del Dulce, chacarera, primera” y el conjunto musical de Don Andrés Chazarreta comenzaba a tocar esta bella chacarera creada para nuestro viejo río.

Hay obras tradicionales que son poco difundidas, como El Marote, El Palito, La Remesura, La Randera Tucumana, El Salta Conejo, Una Boliviana, Cuñataí Porá, El Barrilito, etc. Entre sus grabaciones poco conocidas, tenemos a Don Andrés Chazarreta interpretando en guitarra el Gato Arpeado, el vals Santiago del Estero, El Escondido. El dúo Gardel – Razzano ha grabado la chacarera La Doble y El Triunfo; en este último tema se escucha al final una voz de “¡Ahura!” muy parecida a la de Don Andrés.

Dicen que folclore es en el sentido estricto de la palabra, creada como Folklore por un arqueólogo británico, es el conocimiento del pueblo. Para quienes amamos las expresiones del arte criollo, con todas las manifestaciones culturales que hacen a la vida de la gente auténticamente argentina, nuestro folclore abarca gran parte de las expresiones populares, pero no todas ellas.

Sabemos que hay mucho etiquetado como “popular” por ser de consumo masivo, pero que ha sido introducido poco menos que a la fuerza en el gusto de la mayoría de nuestros desprevenidos paisanos, para transformarlos en consumidores de lo que venden algunos manipuladores de masas humanas. Uno va a reconocer a un folclorista por sus gustos musicales, por sus preferencias en cuanto a danza, poesía, vestimenta, comidas y bebidas, por sus modales, los que enseguida evidencian que estamos ante una persona criolla de corazón. El criollo no está buscando parecerse a la gente de tierras lejanas; no se disfraza de lo que no es. El criollo es cuidadoso de lo suyo, lo heredado de sus mayores; valora y conserva vivo el legado de quienes dieron vida y notoriedad al lugar de donde son.

Estas características se observan con claridad en el auténtico santiagueño. El criollo santiagueño, y mucho más el foráneo que viene en busca de Santiago, enseguida percibe cuando está ante un folclorista santiagueño y también cuando está ante alguien que “se rebusca” con la obra de los precursores del folclore. En ocasiones, pasamos vergüenza al comprobar que hay gente de otras tierras, algunas de ellas muy lejanas, que demuestran más amor por Santiago del Estero que muchos autotitulados “folcloristas santiagueños”.

El auténtico folclorista nuestro, el que siente su condición de criollo santiagueño, conoce bien a nuestra provincia; cuando canta, recita, baila o simplemente aplaude, sabe qué es lo que está interpretando o apoyando. La capacidad técnica dentro de lo que uno hace dentro del folclore es un elemento muy valioso. Hay algunas personas que practican distintos aspectos del folclore utilizando técnicas bien estudiadas y ensayadas; ello es muy valorable, pues son un fuerte sostén para el futuro de nuestras manifestaciones culturales. No se debe caer en el error de considerar que lo popular debe ser de baja calidad. Académico o intuitivo, el folclorista es reconocido a poco de comenzar a exponer lo que quiere mostrar.

Enseguida nos damos cuenta si estamos ante alguien que conoce y siente a nuestra tierra, o si es alguien que practica una expresión con raíz folclórica por que no ve posibilidades de éxito en otros géneros artísticos. El 29 de Mayo es Día del Folclorista, conmemoración que hemos ganado gracias a la obra de Don Andrés Chazarreta, nacido en esa fecha del año 1.876.

Es bueno recordar siempre al Patriarca del Folclore y a todos los que hicieron de Santiago del Estero la Cuna del Folclore Argentino. No olvidemos que, cada vez que pretendamos compartir un buen locro, debemos mandar el cucharón hasta el fondo, para no estar sirviendo solamente “lo de encimita”, pues suele tener poca sustancia, pocos elementos sólidos.

Del mismo modo, cuando pretendamos interpretar folclore, deberíamos estar bien sustentados por esas antiguas bases, las que darán solidez a lo que se haga.

24 de Mayo de 2.016