Es la voz de un aborigen americano expresándose en quichua. La r inicial en la palabra ‘rumi (piedra) debe pronunciarse simple, como si estuviese escrita dentro de la palabra y no como signo inicial.
En esta forma de escribir, la que nos enseñara el Profesor Domingo Antonio Bravo, el apóstrofo hace que la R pase a ser el segundo signo que encontramos en la palabra, sugiriendo así el sonido distinto a cuando es la letra inicial. Se llama aborigen a la persona que pertenece a una cultura que está en determinado lugar desde los orígenes, desde tiempos muy lejanos, aunque esa cultura haya sido dominada, superada o invadida por otra.
Los aborígenes de nuestro continente son llamados Indios Americanos, Amerindios o Indoamericanos. La palabra Indio se ha arraigado a partir de una confusión: El proyecto de Cristóbal Colón era el de llegar desde España a La India (en Asia) navegando el océano hacia el Oeste, dando vuelta al planeta, basado en la por entonces poco aceptada teoría de que La Tierra no era plana sino similar a una esfera.
En sus viajes hacia estas tierras, Colón creyó haber llegado a La India, así que los habitantes de los territorios que iban conociendo los europeos de entonces eran llamados Indios. Los navegantes que llegaron en expediciones posteriores, fueron entendiendo que estaban ante un continente que para ellos era todo un Nuevo Mundo al que llamaron América, pero la palabra “indio” ya estaba afirmada en el uso y no ha sido reemplazada, en todo caso, por la palabra Americano.
El hombre americano, al ver sus territorios invadidos por personas extrañas, reaccionó de diversas formas: Algunos pueblos se mostraron amistosos y otros hostiles. Hubo guerras y acuerdos, pero en todos los casos, el europeo terminó dominando militar y políticamente a los pueblos originarios, y a muchos también en lo cultural. Los idiomas invasores pasaron a ser los idiomas oficiales para los territorios dominados; las leyes terrenales y religiosas de cada país europeo invasor fueron impuestas por las buenas o por las malas. Por las buenas o por las malas, en los últimos cinco siglos, los pueblos originarios de América han sido despojados y relegados a las periferias, cuando no diezmados de distintas maneras.
También ocurrió, por amor o por violencia, el mestizaje y surgimiento de lo que ahora llamamos Hombre Criollo. Decimos Hombre por decir Ser Humano, lo cual es fácil de entender. El folclore santiagueño hace referencias directas a nosotros los criollos, en temas como la zamba Criollita Santiagueña o la chacarera Mientras Quede un Hombre Criollo. En Santiago del Estero hay un evidente criollismo, que convive buenamente con los inmigrantes e hijos de inmigrantes que llegan a estos pagos hospitalarios.
Tenemos comunidades que se han reconocido como pueblos originarios. En otras provincias argentinas hay “indígenas” que no se han mezclado con el invasor y continúan con su aspecto físico y su idioma intactos o casi intactos, pero relegados a las periferias en todo sentido y condenados a la pobreza. Parece ser que el progreso sólo entregó sus males a los pueblos originarios, dejando los beneficios para los extranjeros y los criollos, en ese orden. Algo similar ocurre en casi todos los otros países americanos.
En la ciudad de Patzcuaro (México) se reunió el Primer Congreso Interamericano Indigenista para una Conferencia Interamericana Indigenista, el 19 de Abril de 1.940, con el objetivo de salvaguardar y perpetuar las culturas aborígenes de todo el continente. Este gran encuentro entre representantes de pueblos originarios de distintas regiones del continente creó el Instituto Indigenista Interamericano, dependiente de la Organización de Estados Americanos y con sede en la ciudad de México.
En conmemoración de este acontecimiento, cada 19 de Abril es Día Americano del Indio. Nuestro país es miembro permanente del Instituto Indigenista Interamericano. Los pueblos originarios de nuestro continente son de estas tierras, sin que estas tierras sean de ellos. Son indios sin ser de La India. Poco a poco, lentamente, se van reconociendo derechos a los pueblos originarios y se reconoce su cultura, aunque el concepto de progreso trae incluido el aniquilamiento de las tradiciones y por ende la pérdida de los valores culturales de cada región o pueblo, los que son pisoteados en todos sus aspectos por la globalización.
En Argentina, los idiomas originarios, como ser el guaraní, el mapudungún, el aimara y el quichua, entre otros, viven sufriendo los embates de las culturas dominantes, las que se imponen con el idioma como herramienta principal. En nuestra provincia, los siglos de convivencia dieron como resultado un castellano quichuizado y un quichua castellanizado. En las últimas décadas se puede percibir un fuerte avance del centralismo porteño en el habla cotidiana, por obra de los medios de comunicación, que son manipulados a través de Buenos Aires.
El “indio”, considerado una persona atrasada, con pocos merecimientos en lo cultural y en lo material, nos lo ha sido presentado así durante muchos años en películas, libros y revistas de aventuras, en los que el español y luego el criollo debían luchar contra las maldades y picardías de los indios. La obra cumbre de la literatura gauchesca argentina, el Martín Fierro, dedica una buena cantidad de estrofas a este asunto, tanto en la primera como en la segunda parte. Es cierto que también relata con admiración el cuidado con que el indio trata al caballo, pero aparte de eso, si hay otros elogios son solamente referidos a su rudeza como guerreros.
Claro que eran tiempos de guerra entre criollos e aborígenes y ambos veían en el otro al enemigo, al extraño. En general, el aborigen americano ya no exige la devolución de lo que le fuera quitado. Lo que principalmente está reclamando es un trato igualitario. Ya quiere dejar de ser considerado inferior y sin merecimientos.
En cuanto al idioma, Don Sixto Palavecino lo dice con claridad: “Quichuatacka mana niyqui sujcunap saanta ‘rinaan, pero ama utula cachunchu, ‘ricuricun quiquinlla.” (Yo no pretendo que el quichua sobrepase a los demás, pero tampoco sea menos: Debe estar de igual a igual). Peteco Carabajal hace un canto “indio” quichuista en la canción “Rumi Cani: “Ckonckaayqui maa, huaucke cani” (No me olvides, soy tu hermano).
19 de Abril de 2.016.