Por Crístian Ramón Verduc
19/01/2016
“Te quiero para siempre”, “te quiero para toda la vida”...

éstas y otras expresiones similares son parte de nuestra existencia, como muestra de un amor voluntarioso y bien intencionado. El amor es parte fundamental de la vida.

Se manifiesta de distintas maneras y suele tener diversos destinatarios. Una fuerte forma de amor es a la familia, al grupo humano al que pertenecemos desde el nacimiento. Dentro de este grupo, se destaca con fuerza el amor filial, que es el amor de hijo, especialmente hacia la madre.

La relación con nuestra madre es la primera que vivimos, pues comienza en el interior del cuerpo de ella en el preciso momento en que somos engendrados como ser vivo. Si todo marcha normalmente, el primer rostro que verá el recién nacido será el de su madre amamantándolo. Uno nace en determinado lugar del mundo y es muy probable que ahí viva su infancia, esos años que suelen ser felizmente recordados durante toda la vida.

Uno vive naturalmente en el lugar en el que nació, o en el que creció, o donde decidió morar; la vida va transcurriendo sin que uno se detenga a pensar si ama o no a ese lugar; es muy posible que muchas veces critique cosas que están mal en su pago y hasta llegue a considerarlo uno de los peores lugares que existen, pero cuando algo amenaza a su terruño, el lugareño se alza defendiendo a viva voz o por los hechos a ese pedazo de planeta que es su casa, su Patria.

También, cuando se ausenta en busca de los soñados mejores lugares, descubre cuánto quiere a su pago, a su terruño, a su lugar en el mundo. Ha sido el amor a la Patria lo que ha impulsado las campañas libertadoras de nuestro país, la autonomía de Santiago del Estero y (¿por qué no reconocerlo?) también quienes nos invaden lo hacen por amor a su Patria. El amor al terruño, a la Patria Chica, aparece muy bien expresado en temas folclóricos regionales, especialmente difundidos los de nuestra provincia y los de la provincia de Corrientes.

El poeta santiagueño Pablo Raúl Trullenque nos dejó grandes obras para recitar o cantar. En ellas le canta al patio de tierra, a las leyendas de nuestros pagos, a los amigos, al Ser Humano y, muy especialmente, a la Patria Argentina y a los líderes históricos que impulsaron la formación de un país libre y federal. Dentro de esa temática, Trullenque escribió el vehemente poema Argentino Hasta la Muerte.

En el mismo poema, Trullenque menciona a quien exclamara antes “¡Argentino hasta la muerte!” Se refiere a Carlos Guido y Spano, nacido el 19 de Enero de 1.827 en la ciudad de Buenos Aires. Su madre es María del Pilar Spano. Su padre es el General Tomás Guido, luchador de la Guerra de la Independencia, con importante actuación en el cruce de Los Andes, expediciones libertadoras a Chile y Perú junto a su amigo el General Don José de San Martín. Retirado de las armas y destinado como diplomático en Río de Janeiro, el General Guido llevó a toda su familia hacia la por entonces capital del Brasil.

Con trece años de edad, Carlos Guido y Spano comenzó a sentir en tierras cariocas la inquietud por las letras. Seis años después consiguió hacer un breve retorno a Buenos Aires. A los veintiún años de edad fue enviado a París por razones familiares. En la capital francesa acrecentó sus conocimientos generales, especialmente en lo artístico y en idiomas; también crecieron en París sus sentimientos republicanos. Volvió a Brasil, nuevo viaje a Europa y retorno a Buenos Aires en 1.852, donde evita participar en las contiendas políticas, pero entra en la lucha por la defensa de Buenos Aires ante el ataque de Hilario Lagos.

Las primeras obras poéticas publicadas de Carlos Guido y Spano datan de 1.853. En 1.866, su pública oposición a la guerra de La Triple Alianza contra el Paraguay causó su prisión por orden del entonces Presidente, Bartolomé Mitre. Su vida transcurrió entre viajes a Uruguay, Brasil, Europa y su amada Argentina. Trabajó abnegadamente en cuidado de la gente durante la epidemia de fiebre amarilla de 1.871. Cumplió la función pública en distintos cargos importantes. En 1.874 se apartó momentáneamente del trabajo para luchar contra la revolución unitaria.

Luego de dirigir el Archivo General de la Nación y ser Vocal del Consejo General de Educación, se jubiló y pasó a dedicarse a una vida tranquila, gozando del prestigio logrado por su calidad artística y bonhomía. Falleció en la ciudad de Buenos Aires el 25 de Julio de 1.918, a los 91 años de edad. De su obra poética recordamos fragmentos de Trova, que comienza: “He nacido en Buenos Aires/ ¡Qué me importan los desaires/ con que me trate la suerte!/ Argentino hasta la muerte,/ he nacido en Buenos Aires.

” La segunda estrofa: “Tierra no hay como la mía;/ ni Dios otra inventaría/ que más bella y noble fuera./ ¡Viva el Sol de mi Bandera!/ Tierra no hay como la mía.” Otra estrofa de Trova: La riqueza no es la dicha;/ si perdí la última ficha/ al azar de la existencia,/ saqué en limpio esta sentencia:/ La riqueza no es la dicha.” La Trova de Carlos Guido y Spano, esta declaración de amor a la Patria, termina con la primera estrofa, para remarcar su postura ante la vida: “He nacido en Buenos Aires/ ¡Qué me importan los desaires/ con que me trate la suerte!/ Argentino hasta la muerte,/ he nacido en Buenos Aires.”

Así como el poeta patriota Carlos Guido y Spano, encontramos entre la gente muchos enamorados del lugar de su pertenencia. Tal vez sea la mayoría de la población, pero no hacen notar su amor al terruño hasta que se da la ocasión o la necesidad, ya sea esa necesidad causada por un factor exterior o por el fuego interno, ése que nos consume de amor a la Vida.

Es por ese amor a nuestro modo de vivir, a la gente que conocemos, a la que intuimos, al paisaje, a los sentimientos que nos fueron inculcados y los que fuimos desarrollando, que cantaremos, bailaremos, escribiremos, lucharemos y trabajaremos a lo largo de nuestra existencia terrenal. Carlos Guido y Spano es un claro ejemplo del sentimiento amoroso a la Patria, con los pies plantados firmes en el lugar donde nació y vivió su primera infancia; sentimiento que fue reforzado por el desarraigo, al igual que ocurre a muchos provincianos migrantes dentro de nuestro país o hacia fuera del mismo.

Habiendo leído al insigne poeta porteño, el bardo santiagueño Pablo Raúl Trullenque quiso incorporar esos mensajes a su serie de temas patrióticos. El santiagueño profesa un fuerte amor a la Patria, no sólo hacia su provincia. Como reflejo de ese sentimiento, Trullenque quiso decir al mundo entero: “Aquel que tuvo la suerte de nacer en este suelo liberado por centauros, ya puede gritar bien fuerte, aquellos versos ardientes de Carlos Guido y Spano: Argentino… argentino hasta la muerte.”

19 de Enero de 2.016.

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