Es el título de la traducción al quechua del Sur peruano del célebre libro español El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de La Mancha. El traductor es Don Demetrio Túpac Yupanqui, nacido en el Cusco.
Es evidente que Don Demetrio quizo respetar el castellano antiguo utilizado por Miguel de Cervantes Saavedra a comienzos del Siglo XVII para su gran obra. La temática del Quijote es contraria a las fantasiosas novelas de caballería que hasta entonces acaparaban la atención de los lectores.
La primera parte de la inmortal obra de Cervantes fue publicada a comienzos de 1.605. Cuatrocientos años después, en el Perú fue publicada la traducción al quechua sureño de Don Demetrio Túpac Yupanqui, quien es Periodista y Profesor de Quechua. Por tal trabajo cultural, recibió el título de Amauta Capac Apu por la asociación Consejo de los Cuatro Incas.
Diez años después, al cumplirse los cuatro siglos de la publicación de la segunda parte de Don Quijote, el Amauta peruano está pronto a publicar la traducción de esa segunda parte, con lo que va a estar completa la traducción del mejor trabajo literario jamás escrito.
Dice Don Demetrio que no fue fácil la traducción por el vocabulario de Cervantes. Por ejemplo, el término “Hidalgo”, que en castellano es una contracción de “Hijo de Algo” o, mejor dicho: “Hijo de alguien notable” o Notable en sí mismo, en quechua equivale a persona que tiene autoridad. Don Demetrio en algunos casos prefiere respetar las palabras originales. La traducción de la segunda parte del Quijote está completa; solamente falta la aprobación de España para publicarla. Dice el traductor que antes de que se imprima la edición de la segunda parte, hace falta una revisión y correcciones.
Don Demetrio Túpac Yupanqui dirige la Yáchay Wasi (Casa del Saber) en el distrito de La Perla, en El Callao. Retorna habitualmente a su Cusco natal, para dar conferencias en forma gratuita. Afirma que jamás cobraría por enseñar a su pueblo. Por su Yáchay Wasi pasan distintos tipos de personas, incluso políticos y trabajadores sociales que necesitan aprender para ir a las regiones donde la población habla solamente quechua.
Considera sumamente necesario implementar la enseñanza de la lengua de los Incas en todas las escuelas y universidades de su país. Dice que, en general, los peruanos no tienen ningún orgullo por el quechua por que simplemente no lo han estudiado, que el quechua en la cultura peruana es indispensable y es quizá el elemento fundamental de la cultura del Perú. Opina que hay una especie de modorra y desgano respecto al quechua, que no hay interés por el quechua. Afirma que hay diez millones de personas que hablan el quechua, entre Perú, Bolivia, Ecuador, Colombia, Argentina y Chile. En Perú han entre tres y cuatro millones de hablantes. Bolivia está segundo en cantidad.
Hace unos años, en una entrevista internacional, afirmó que el quechua se moría “de vergüenza”. “Sus propios hablantes hablan en voz baja para admitir que conocen la lengua de los Incas y los niños se mofan de quienes no saben expresarse en castellano”.
Este hombre sabio, de noventa y un años de edad, hizo experiencia en programas radiales de gran relevancia. Trabajó con Mario Vargas Llosa en un noticiero radial nacional durante unos años. Dictó cátedra de quechua en los Estados Unidos, México, España, Suiza, Francia, Holanda y las Naciones Unidas.
Es periodista, filósofo, historiador, teólogo y músico. Ha enviado proyectos a distintos gobiernos para publicar la gramática quechua de fácil aprendizaje, sin respuesta. Aún así, sigue soñando con un mejor futuro para el idioma.
Por las noticias que nos llegan, es evidente que Don Demetrio Túpac Yupanqui es, a su manera, un Quijote del Tahuantinsuyu, capaz de percibir una realidad desfavorable, pero aún así seguir soñando con un futuro mejor y luchando para que el sueño se convierta en realidad algún día.
Suele recordarse más las locuras y errores cometidos por Don Alonso Quijano (Don Quijote) que sus virtudes, las que fueran puestas de manifiesto no solo en varias de sus acciones sino también, por ejemplo, en los consejos que dio a Sancho Panza, su escudero. Su primer consejo es que debe temer a Dios, que es la gran sabiduría. En este temor se basa la moral que manda ser justos aún cuando aparentemente nadie ve.
También aconseja a Sancho practicar el autoconocimiento y el sano orgullo de ser quien es, sin sentirse menoscabado por ser descendiente de labradores. Le recuerda que la sangre se hereda y la virtud se construye, siendo la virtud más valiosa que cualquier herencia de sangre. Un hombre esforzado y luchador como el Amauta traductor, bien puede encajar en el modelo de virtudes puesto por Cervantes en boca de Don Quijote de La Mancha.
Don Alonso Quijano modifica su apellido para llamarse Don Quijote. De La Mancha por ser ése el nombre de la región donde vivía. El origen del nombre de esa comarca es un poco incierto, pero hay consenso en que es una expresión árabe modificada, la que no se refiere a la palabra mancha como conocemos, sinónimo de mácula.
Con el trabajo de Don Demetrio Túpac Yupanqui, el ‘Runa Simi (Boca del Hombre, Habla del Humano), idioma oficial del Tahuantinsuyu, da un gran paso adelante, dentro del lamentable retroceso al que hace alusión el Yacháchej (docente) Demetrio.
Parte de la situación enunciada por este Huerackochi (Señor) de la cultura andina, la podemos percibir en nuestro ámbito, si seguimos el sano consejo quijotesco de conocernos, en este caso, conociendo también la realidad del medio en que vivimos.
A diario podemos ver y escuchar cómo la tendencia generalizada en nuestro país es la del desprecio hacia el habla correcta en castellano, y la ignorancia por descalificación de los idiomas originarios, entre ellos el quichua.
Hay que seguir acometiendo con el quichua y nuestras tradiciones como bandera, aunque la batalla se presente desigual.
07 de Julio de 2.015.