"Packaris packaris amun", dice Don Sixto Palavecino antes del toque de una chacarera por Las Sachaguitarras Atamishqueñas. "Viene amaneciendo", advierte Don Sixto a los músicos.
El amanecer puede tener distintos colores. Uno de ellos puede ser un celeste plateado, en cielo límpido. Otro puede ser naranja o rojizo, dependiendo de las partículas que estén flotando en el aire.
En todos los casos, el amanecer se anuncia con una claridad, por eso los quichuistas lo llaman cancha cancha (Cancha significa claro, claridad). La repetición de la palabra es una reafirmación de lo que significa la misma.
El amanecer toma color de final para los encuentros guitarreros nocturnos; por eso el pedido de Don Sixto a los musiqueros, para que toquen antes de que salga el Sol marcando el fin de la alegre guitarreada.
Los humanos, seres naturalmente diurnos, aprovechamos la luz natural para tareas vitales como la agricultura, el cuidado de los animales domésticos, la construcción, la carpintería, etc.
La pausa de la siesta es necesaria para digerir alimentos e ideas. Si hay tiempo, son buenos unos mates conversados después de esa siesta reparadora.
Poetas y otros soñadores comparan a la trayectoria del Sol en el cielo, con un ciclo vital humano. El amanecer sería el nacimiento, y la puesta del Sol el natural fallecimiento de la persona.
Se relaciona a la noche con la muerte, con las apariciones malignas, con cosas malas e indeseables. Pero se nos hace difícil aceptar la muerte, por eso es que desde hace mucho tiempo procuramos prolongar la vida humana. También ha de ser por eso que invadimos la noche. Nos produce una antigua fascinación la noche, poblada de estrellas, Luna grande, misteriosos silbidos y gritos que llegan desde el monte, luces que se ven en el cielo o en la lejanía terrestre y canto de serenatas que se insinúan en la distancia.
Cuando queremos reunirnos para una celebración veraniega, generalmente lo hacemos de noche, cuando la temperatura es menor a los fuertes calores diurnos. Las cortas noches del Verano pasan rápido a la luz de la música y el canto. En Invierno, las reuniones festivas suelen comenzar al mediodía para prolongarse hasta la noche, cuando disminuyen la luz y la temperatura. También puede haber reunión nocturna en época de frío, por causa del trabajo diurno de los participantes.
Estamos en pleno Otoño, con los últimos días cálidos y los primeros días fríos de esta fase anual. Pronto llegará el Invierno con sus heladas que blanquearán los pastos y escarcharán los charcos. Con él también llegarán las tradicionales fiestas de Santiago, en plenas vacaciones invernales de las escuelas.
Cada amanecer es una sorpresa, por lo cambiante del cielo, aunque fuese que solamente ha cambiado de un día para otro el lugar del horizonte por donde aparece el Sol, lo que no es poca cosa.
El amanecer es una esperanza de vida, es el anuncio de una nueva jornada constructiva, cargada de posibilidades que pueden aprovecharse para el bien. De manera similar, el comienzo del ciclo anual de nuestro Alero Quichua por radio nos ha traído hace unas semanas, la esperanza de afianzar el quichua y el sentimiento criollo en la gente de nuestra provincia, de nuestro país y de distintos lugares del mundo que nos escuchan. Además, dejamos un testimonio grabado para quienes se interesen por lo nuestro en tiempos venideros.
Cada día Domingo amanece una nueva posibilidad de brindarnos al quichua, a Santiago del Estero y a quienes quieran exponer, aprender o enseñar los sentimientos y saberes de nuestro pago bilingüe. Podemos decir que estamos obrando para mejorar cada semana, cada año, para el bien de nuestra personalidad como pueblo, para seguir la huella que nos marcaran nuestros antecesores, especialmente la figura patriarcal de Don Sixto Palavecino, que nos pidió Quichuizar al Mundo.
La idea de quichuizar al mundo puede parecer ambiciosa, utópica o exagerada, pero si la analizamos la encontraremos totalmente válida. Si queremos quichuizar al mundo, tendremos que quichuizarnos nosotros mismos, luego a la porción de mundo por la que transitamos y, si somos muchos los que tomemos esa actitud, una gran parte del mundo, si no todo, tomará conciencia respecto al quichua.
El mundo debe conocer la existencia del quichua, de su realidad, de sus posibilidades, de su valor histórico y cultural. No le busquemos valor comercial por que, si bien es cierto que lo encontraremos, estaríamos desviando el esfuerzo, el que debe dirigirse a la difusión del mismo por la difusión misma, por el quichua mismo, como un acto de amor.
Desde nuestra audición radial, tenemos menos de cuarenta oportunidades anuales, de menos de dos horas cada una, para tratar de inculcar a los oyentes el amor por el quichua y por lo auténticamente santiagueño. Entre todos, participantes y oyentes, debemos actuar para que cada uno de los pocos minutos de los que disponemos sea destinado a compartir el quichua y las tradiciones de Santiago.
Es nuestra obligación moral entregarnos a la agradable tarea de enseñar a los que nos suceden, los valores quichuistas y tradicionales de nuestra tierra, sin desmerecer a los hermanos de otros pagos con su propio bagaje cultural. Cuando el día de la vida se acabe en cada uno de nosotros, tiene que haber quedado la herencia cultural auténtica en quienes amanezcan, para que el movimiento cultural criollo sea trascendente en el tiempo.
Debemos aprovechar el tiempo. Ya amaneció, Inti brilla en el firmamento cultural, iluminando nuestro Santiago del Estero quichuista y tradicional. Aprovechemos el tiempo, antes de que se nos venga la fría noche.
12 de Mayo de 2.015.