Por Crístian Ramón Verduc
09/12/2014
Quiero separar del cielo una estrella compañera. Que sea luz de mi destino, alma de mi chacarera.

“Quiero separar del cielo una estrella compañera. Que sea luz de mi destino, alma de mi chacarera.” Felipe Benicio Corpos nació en La Loma, departamento Figueroa. El ambiente vecino al Río Salado, la vida familiar y el fuego interior que trajo al mundo, moldearon su Destino de Guitarrero, o mas bien de poeta. 

Felipe Corpos llevaba la poesía consigo cuando vino a la ciudad de Santiago del Estero; también la llevaba en su viaje para estudiar una carrera universitaria en Córdoba, de donde volvió con un caudal poético mayor aún. Su capacidad para organizar grupos humanos y llevar buenas ideas a los hechos, fue la herramienta fundamental aplicada en su trabajo como empleado de comercio con nivel gerencial y en la concreción de acontecimientos culturales para nuestra provincia. 

Es muy conocida su amistad con Don Sixto Palavecino, iniciada en un ómnibus urbano a la salida de sus respectivos trabajos. De esa amistad surgieron el Alero Quichua Santiagueño y una cantidad de bellos temas folclóricos. Contaba Don Sixto que, luego de las largas conversaciones en casa de quien sería su compadre, Felipe solía acompañarlo hasta la parada del ómnibus, como para estirar el diálogo hasta que Don Sixto subiese al colectivo. En una de esas ocasiones, conversando en la esquina, le había comentado a Corpos su deseo de hacer un programa radial en quichua, a lo que el poeta había adherido con entusiasmo. 

El entusiasmo y dedicación de Felipe Corpos lo llevó a ser el primer conductor de la audición, ejercer el liderazgo del grupo nativista con el que logró presentaciones en distintos lugares de la provincia, la grabación de cinco discos, conferencias y debates, todo para bien de la lengua quichua. Además del Alero Quichua, el folclore santiagueño se enriqueció con el talento de Corpos, que promovió la realización de discos con varios intérpretes, condujo distintos acontecimientos culturales y acrecentó el caudal poético de nuestra provincia. 

Para mantener viva su inquietud y como un modo de formar nuevos conductores radiales, para los lapsos en que el Alero Quichua no salía por radio, creó la audición Domingos Santiagueños, la que sobrevivió al creador, alcanzando los treinta y cinco años de existencia. Fueron conductores de este clásico de las mañanas domingueras de nuestra provincia por Radio Nacional: Felipe Corpos, Juan Carlos Almada, Eduardo Manzur y Marta Romero. Por esta audición pasaron grandes figuras del arte folclórico santiagueño. 

La producción poética (sin música) de Felipe Corpos es poco conocida, pero no por ello menos valiosa. Hay que buscar, averiguar y sacar a la luz esas obras. Su poema A Loreto ha sido musicalizado como zamba por Carlos Mansilla, quien además ha grabado esta belleza poética y musical. 

Algunas de sus letras más conocidas son: La Atamishqueña (música de Andrés Chazarreta), La Ronquera (música de Escolástico L. Castaño), La Amargada (música de Los Hermanos Ríos), Zamba del Calero (música de Pablo Mema). 

El mayor caudal de letras de Corpos tiene música de su compadre Don Sixto. Ambos nos dejaron para que cantemos: La Ñaupa Ñaupa, Añapita, Coplitas Para tu Llanto, Atizando mis Amores, Como el Sacha Mishi, Cosa que me Sabe Gustar, Me Hago el Champi, Juntando Mishtol, Destino de Guitarrero, El Sacherito, Don Conrao, Mi Tata Sabía Cantar, Sacha Sachanmanta. Hay mucho más, aunque con menos difusión que lo mencionado. En Zamba Para el Tiempo sin Amor (música de Don Sixto y Rubén), comparte la letra con Rubén Palavecino. 

Uno de los legados que nos dejó Felipe Corpos es el de la lucha por un ideal; concretamente, en nuestro Alero Quichua. Siguiendo el ejemplo del poeta coplero, podremos ver que un movimiento cultural no debe confundirse con una empresa lucrativa. El éxito del movimiento cultural puede medirse, si fuese el caso, por la cantidad de participantes y seguidores que tiene, sin perder el objetivo para el cual ha sido fundado. Desde un primer momento, Corpos decía que el Alero Quichua no debía manejar dinero, pues el dinero es motivo de discordias. 

Encabezado por los grandes hombres iniciadores: Don Sixto Palavecino, Felipe Corpos, Vicente Salto, entre otros no menos importantes, nuestro grupo nativista actuó gratuitamente para escuelas, postas sanitarias e instituciones de orientación benéfica y de acción social, recibiendo como recompensa la satisfacción de difundir el quichua y los valores tradicionales de nuestra provincia. De yapa, Felipe Corpos traía para la radio grabaciones de paisanos músicos, cantores y quichuistas. 

En su vida personal también se mostró pródigo con los amigos, siempre dispuesto a dar oportunidades en lo laboral y en lo artístico. Trabajaba durante la semana y se dedicaba en los días no laborables al Alero Quichua, a Domingos Santiagueños y a otras actividades de índole cultural. Si alguien lo buscaba en su lugar de trabajo por alguna inquietud relacionada con el folclore, lo atendía sin problemas y procuraba resolver lo que le fuese planteado. 

En las reuniones de amigos, Corpos recitaba y también cantaba, acompañándose de un modo muy simple con la guitarra. Dicen que el guitarrista es un erudito de la guitarra, mientras que el guitarrero es el que toca “de oído”. Seguramente siguiendo ese concepto es que Don Sixto y Felipe crearon la chacarera Destino de Guitarrero.
Siguiendo su destino de guitarrero, Felipe Corpos anduvo por los pagos santiagueños sembrando vitales coplas y enseñanzas, gestionó en nuestra ciudad y en Buenos Aires para la grabación y trascendencia de músicos, cantores y guitarreros santiagueños. Hombre afable y de fuerte presencia, no fue ni es poca cosa en el Santiago del Estero criollo. 

Estaba en ese afán de vivir para el pago querido, para el Alero Quichua, los amigos y la familia, cuando un día de Diciembre en que fue a abrir el local comercial donde trabajaba, la chispa que produce la llave de contacto para la luz eléctrica, hizo detonar una gran cantidad de gas que había estado escapando por una falla en la instalación.
Felipe Benicio Corpos sufrió horribles quemaduras a causa de esa explosión accidental. La gravedad de su estado motivó su traslado a Buenos Aires para un mejor tratamiento, pero su destino estaba marcado: Hasta ahí llegaba el coplero saladino. Falleció el 13 de Diciembre de 1.974, provocando gran desazón e incertidumbre en nuestro Alero Quichua, el que con el tiempo consiguió superar la enorme pérdida y continuar cumpliendo la misión para la cual había sido creado. 

Felipe Corpos quedó en la memoria de quienes lo conocieron, en los escritos de quienes se interesan por lo importante de nuestra tierra, y también quedó en el canto de varias “camadas” de cantores y guitarreros. El quichuista poeta logró el anhelo expresado en la letra de la chacarera compartida con su querido compadre Sixto: “Ser mucho y no tener nada, pero esta suerte prefiero: Ser corazón de mi pago, Destino de Guitarrero.” 

09 de Diciembre de 2.014.

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La audición radial se caracteriza por su espontaneidad, no se elabora un libreto en razón de que el programa se hace en vivo con la participación del público que se hace presente en el Salón Auditorium.
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