Es un mes particularmente significativo por varios motivos. En general se recuerda el hecho histórico de la llegada de Cristóbal Colón con tres carabelas a playas caribeñas, iniciando así una serie de acontecimientos que cambiarían gravemente la vida de los habitantes de nuestro continente, al que tiempo después comenzaron a llamar América.
Nuestra gente criolla comparte tradiciones que vienen desde el fondo de los tiempos de nuestras tierras y también desde Europa. Octubre comienza en la provincia de Formosa compartiendo con el cercano Paraguay la tradicional conmemoración de Caraí Octubre. Es una celebración similar al festejo tradicional del Tanicu en el departamento Salavina de Santiago del Estero. Se parecen mucho, salvo algunas diferencias, una de las cuales consiste en que la fiesta de la región guaranítica se hace cada 1 de Octubre, mientras que en nuestra provincia la tradición marca que debe esperarse al Tanicu cada primer Domingo de Octubre, que puede ser cualquier día entre el 1 y el 7.
Tanto el Señor Octubre como el Tanicu representan a la pobreza, la que dejan en cada casa donde en su día no encuentran abundancia. En ese aspecto, serían opuestos al Ekeko del Altiplano, portador de la abundancia.
Era primer Domingo de Octubre de 1.969 cuando salió al aire por primera vez la Audición Quichua que poco tiempo después sería bautizada, por sus propios participantes, con el nombre Alero Quichua Santiagueño. Ese día, oídos y corazones quedaron repletos de quichua y largamente satisfechos por la abundancia tradicional compartida. Por eso, Tanicu no se apoderó de esa mesa radial compartida y la dejó prosperar.
¿Qué lleva a una persona o un grupo de personas a realizar una audición quichuista? Para intentar respondernos, debemos ubicarnos en el lugar y en el tiempo. En la década de 1.960, el país ya había leído Shunko y visto la película basada en el relato novelado de Jorge Washington Ábalos. También para entonces, el Profesor Domingo Bravo ya había incursionado en la radio con su programa Áshpap ‘Rimaynin y dictaba cursos de quichua. Pero una gran parte del país directamente desconocía la realidad santiagueña y su bilingüismo. En Santiago del Estero, los no quichuistas eran muy parecidos a muchos de los actuales: No querían saber nada con el quichua.
Los quichuistas hablaban quichua entre ellos, pero ante los no quichuistas solían negar su condición bilingüe. No es fácil para una persona confesar que pertenece a una minoría, sobre todo viviendo en una sociedad cruelmente oclocrática. El obrero que se traslada a las grandes ciudades en busca de mejores condiciones, procura mimetizarse en la multitud para no ser discriminado; es lo que lleva a muchos de nuestros paisanos a “aporteñarse” en Buenos Aires y, hasta hace poco tiempo, a ocultar su lengua materna.
Todo esto debía ser contrarrestado desde un medio de comunicación masivo, sonoro y presente en los hogares santiagueños. Había que llevar el quichua a cada casa en la voz de la radio.
El Dr. Jorge Washington Ábalos comentó en una entrevista que había tenido suerte con su libro, que la idea de un productor por llevar Shunko al cine había despertado el interés del pueblo. Agregó que muchas grandes obras deben de estar perdidas por ahí, por que faltó la oportunidad que las llevaría a trascender.
Nuestro Alero Quichua tuvo sus oportunidades en varias ocasiones. Una fue cuando Don Sixto concurrió a LV11 para pedir un espacio. El Director Interino era su amigo y colega bandoneonista Don Alberto Pérez, quien accedió al pedido, nada menos que en la única emisora de radio de toda nuestra extensa provincia. Estar en radio era algo grandioso y para el pueblo santiagueño fue un fuerte impacto el escuchar una audición quichuista, lo que produjo una gran alegría a los hablantes y simpatizantes del quichua.
Otra oportunidad importante se dio cuando el cantor Alfredo Ábalos intercedió para que el Alero Quichua pudiese grabar sus propios discos en Buenos Aires, en aquellos años en que tal documentación sonora estaba reservada a unos pocos afortunados. Alfredo Ábalos y Felipe Corpos cuidaron de la organización de las grabaciones para que tuvieran aceptación por el sello discográfico y lo lograron, pues hasta el fallecimiento de Corpos fueron grabados cinco volúmenes, a razón de uno cada pocos meses.
En 1.977, cuando un grupo del Alero encabezado por Don Sixto Palavecino, entrevistó al General César Fermín Ochoa, en ese entonces Gobernador designado por la Junta Militar, el mandatario, que había dialogado en quichua con Don Sixto, sugirió tramitar la Personería Jurídica para que el Alero Quichua “existiese legalmente”.
Entonces se diligenció y se logró la institucionalización del movimiento que venía marchando desde ocho años antes. En ese tiempo se había logrado incorporar interesantes y valiosas actividades, como el Curso Elemental de Quichua, reuniones, conferencias, publicaciones gráficas, actuaciones artísticas en casi toda la provincia, etc.
Cuando terminaba el agitado Siglo XX, en nuestro grupo nativista se debatía fervorosamente respecto a las finalidades y efectos que tendría el Congreso Internacional de la Lengua Quichua a realizarse en nuestra ciudad.
Ese fervor fue creciendo conforme se endurecían las posiciones y provocó un desmembramiento del grupo.
Pasado el Congreso, dividida la comunidad quichuista y el propio Alero Quichua, la audición radial sobrevivía como única actividad. Nuestra realidad era bien distinta a la de los comienzos: En vez de LV11, desde varios años atrás la emisora cobijadora era LRA21 Radio Nacional Santiago del Estero y en las ciudades se multiplicaban las radios en Frecuencia Modulada. Comparando con el total de emisoras, nuestro movimiento había perdido mucho espacio en el aire. También las dos emisoras en Amplitud Modulada (LV11 y Radio Nacional) debían repartir la audiencia con el cada vez mayor número de emisoras en FM.
Entonces apareció una nueva oportunidad: El Ingeniero Oscar Agazzi pasaba sus vacaciones recorriendo el Noroeste Argentino, cuando un poco por acaso “descubrió” al Alero Quichua Santiagueño y encontró en el mismo la autencidad que estaba buscando en esta región del país. Entonces pidió a la Fundación Tárpuy que, haciendo honor a su nombre quichua, sembrase en esta tierra fértil de nativismo.
Así es como fue creada la página en Internet y volvieron las salidas para dar a conocer en vivo el mensaje quichua en escuelas y salas con gente ansiosa por compartir el bilingüismo santiagueño a través del canto, la música, la poesía y los diálogos entre quichuistas.
La Fundación Tárpuy nos ha provisto de herramientas formidables, como si hubiesen encontrado a un entusiasta agricultor trabajando con una pala y le entregasen máquinas de labranza.
En la actualidad, nuestro mensaje es escuchado y leído prácticamente en todo el mundo. Durante la reciente participación del Alero Quichua en la Maratón Folclórica Radial, la audición especial del Sábado 13 de Septiembre ha sido seguida en directo desde más de 100 países.
Felizmente, se ha conseguido hacer bastante en los años de existencia del Alero y todavía hay mucho por hacer. Aún hoy, a 65 años de Shunko, a 55 años de Áshpap ‘Rimaynin, a 45 años de siembra constante del Alero Quichua Santiagueño, hay gente que en nuestra provincia no sabe, por ejemplo, si el nombre del idioma es Quechua o Quichua.
Don Sixto nos ha dejado el legado para seguir la huella y Quichuizar al Mundo. Tenemos que seguir aprendiendo y compartiendo lo que aprendemos. Hay que seguir sembrando, hay que seguir recorriendo el camino.
Recorrer el camino del quichua es nuestro logro. ¡Vamos! Continuemos juntos.
30 de Septiembre de 2.014.