Los pueblos, a lo largo de la historia, buscaron e idearon explicaciones para las circunstancias que los rodeaban. Especialmente en la época de la memoria no escrita, surgieron leyendas y mitos para facilitar la comprensión y transmisión oral entre las generaciones. Así como los montes santiagueños son ricos en árboles, frutos, animales y leyendas, los bosques y selvas de otras regiones tienen sus tradiciones, acorde al ambiente natural y hechos acaecidos.
Guatemala es un país centroamericano con costas en el Océano Pacífico y el Mar Caribe. Tiene por vecinos a México, Belice, El Salvador y Honduras. Dicen que cuando en 1.523, el conquistador del imperio azteca, Hernán Cortez, envió a su oficial Pedro de Alvarado con 600 hombres al territorio que hoy es Guatemala, la gente de la tierra opuso feroz resistencia a los invasores, gracias al comando de su jefe Tecún Umán. Cuenta la gente que, en la batalla decisiva, ambos jefes se enfrentaron en combate singular. La coraza de Alvarado le permitió tomar ventaja y, cuando estaba ya dominando en la lucha, fué atacado por un pájaro verde de singular belleza que golpeaba al español con las alas y trataba de herirlo con las uñas de sus patas. Ignorando el heroico pero débil ataque de la hermosa ave, Alvarado embistió nuevamente contra Tecún Umán, hiriéndolo mortalmente con la espada. El pájaro se posó entonces sobre el guerrero moribundo y, en sus intentos por reanimarlo, salpicó las plumas de su pecho con sangre del bravo jefe que finalmente murió, junto con la libertad del pueblo guatemalteco. Esta ave tiene el tamaño de una paloma, la cola es un metro o más de colores del arco iris. Su cuerpo es verde tornasolado, con plumas rojas salpicando el pecho. Los nativos de Centroamérica bautizaron a esta belleza alada con el nombre de quetzal o kukul. El quetzal es muy importante en la mitología maya. Es el símbolo de la libertad guatemalteca. Ocupa un lugar de honra en el escudo nacional de Guatemala. Dicen las tradiciones lugareñas que, hasta el enfrentamiento de Tecún Umán y Alvarado, el quetzal tenía un canto incomparable. Con la derrota guatemalteca ante los españoles, no sólo se perdió la libertad del pueblo y la vida de los guerreros, sino también la voz del quetzal, que volverá a cantar cuando los aborígenes de Guatemala sean totalmente libres de cualquier tipo de dominación foránea. El quetzal , perseguido por carceleros de la belleza, no sobrevive al cautiverio, pues muere enseguida como ofrenda póstuma al espíritu libertario americano.
En una aldea de indios maués, en la Amazônia brasileña, una pareja tenía un único hijo, regalo de Tupã (Dios, en lengua tupí). Este niño era querido por toda la gente de la aldea, por ser amable y bondadoso, además de ser bello, fuerte y sano. Viendo estas cualidades en el niñito, Jurupari, el espíritu del mal, resolvió matarlo para calmar su ira y envidia. Transformado en serpiente, Jurupari atacó al niño en el bosque. Al notar la ausencia del pequeño, la gente salió a buscarlo, encontrándolo al pie de un árbol mordido fatalmente por el ser maligno. Conmovido todo el pueblo por la desgracia, los aldeanos lloraban junto al cuerpito. De pronto, cayó un rayo a la par del cadáver. Ante esto, la doliente madre dijo a sus vecinos que ésto era un aviso de Tupã, para que plantasen los ojos del niño, pues así nacería una planta cuyo fruto traería felicidad. Luego de plantados los ojos, creció allí una planta con frutos arracimados de color rojo, negro y blanco. Lo llamativo de estos frutos, es que cada uno parece un ojo humano, con las semillas semejantes al iris ocular. Esta planta tiene por nombre guaraná, palabra tupí que significa literalmente “parecido a ser vivo”. La composición de la palabra es: guará = ser vivo (también define al color rojo); ná = parecido, semejante. Se usan los frutos del guaraná para hacer una bebida dulce, refrescante y energizante. También es utilizado en homeopatía. El sabor amargo de las frutas en su estado natural, recuerda la tristeza por la muerte temprana de una persona buena. La dulce bebida de guaraná y sus efectos contra la fatiga muscular o mental, sus propiedades desinfectantes, excitantes del corazón, calmantes del dolor y preventivas de artioesclerosis, nos dice una vez más que la bondad es capaz de vencer a los peores males.
11 de Abril de 2.007.