En la provincia de Córdoba, se conservan las construcciones de las antiguas estancias jesuíticas. En nuestra región, la Compañía de Jesús creó y dirigió las misiones en el Nordeste Argentino, Paraguay y Sur de Brasil. En Córdoba su proyecto era distinto. Para sostener las casas de estudios, los jesuitas instalaron las estancias en distintos puntos de la provincia. En esas estancias, además de producir alimentos, se criaban mulas. Este fuerte y resistente équido es un híbrido resultante de la cruza de burro con yegua y se lo utiliza como animal de carga, de tiro y de montar. Cuando los españoles explotaban las minas de oro de Potosí (en la actual Bolivia), utilizaban mulas para el transporte terrestre. Las estancias jesuíticas vendían los animales necesarios, que eran arreados a través de territorio santiagueño, tucumano, salteño y jujeño. Esta larga travesía era sólo el comienzo, pues en Potosí los animales eran cargados con los minerales para otro viaje de varios meses hacia el Norte. Las tropas cargadas transitaban por los sinuosos caminos de Bolivia, Perú y Colombia para llegar a Panamá, donde el material precioso era embarcado hacia España.
Cuando decayó la demanda desde Potosí, la producción de mulas cordobesas se dirigió al Brasil, también para transportar oro. El largo viaje se hacía cruzando los ríos Paraná y Uruguay para entrar en el sur brasileño, desde donde recorrían los estados de Río Grande do Sul, Santa Catarina, Paraná y São Paulo. En la ciudad de Sorocaba (São Paulo) se hacían los remates de tropas. Las mulas eran entonces arreadas más hacia el Norte, a las minas generales en el estado del mismo nombre (Minas Gerais). La iniciativa de los gauchos de Río Grande do Sul para encarar la cría de ganado mular llegó a tiempo, por que una vez retirados los jesuitas de América, la complicada venta desde Córdoba se acabó. Los troperos gaúchos reunían un gran arreo, generalmente en Cruz Alta (Río Grande do Sul), para encarar el viaje hacia Sorocaba. Al comienzo de estas travesías, plantaron araucarias para marcar una ruta. La araucaria es una bella conífera que alcanza gran altura y produce el piñón, un rico alimento. En los ríos que no podían ser vadeados, los troperos debían desarrollar su inventiva para salvar la correntada. Se las ingeniaban para hacer cruzar a la mula o yegua madrina para, desde la otra banda hacer sonar el cencerro que mantenía unida a la tropa, la que nadaba hasta reunirse con su líder. En uno de los ríos catarinenses, vieron que los lugareños utilizaban unos botes de forma circular para cruzar la gente y el equipaje. Estos botes eran construídos en cuero de vaca con armazón de madera y los llamaban “pelota”. Así es como fué bautizado el Río das Pelotas. Es posible que la proximidad idiomática con Uruguay y Corrientes haya motivado a los paisanos para llamar “pelota” al bote redondo de cuero, pues en portugués habrían dicho “bola”. Cuando decayó la explotación aurífera en Minas Gerais, fueron desapareciendo los grandes arreos de mulas desde Río Grande do Sul, que finalmente descargaban el oro en Río de Janeiro para el transporte marítimo hasta Portugal. La ciudad de Sorocaba, ubicada a 100 kilómetros de São Paulo, luce un gran monumento al tropero, símbolo humano de la prosperidad sorocabana.
Pese al advenimiento de los automotores, aún podemos ver algunas pequeñas tropas de vacunos o equinos arreados por jinetes, tanto en las provincias argentinas como en los estados brasileños. El gaúcho João do Riso (Juan, el de la risa), hace poco comentaba en televisión que el último gran arreo en el que participó fué en 1.954. Al decir gran arreo, se refería a miles de animales conducidos a través de las leguas y leguas necesarias para unir los estados. Santiago del Estero fué lugar de paso de tropas de carretas, jinetes y arreos de ganado, uniendo Bolivia con Córdoba o Buenos Aires, también hasta que los antiguos troperos fueron transformándose, paulatinamente, en camioneros. Los anteriores caminos de tierra son sustituídos poco a poco por rutas pavimentadas. Los medios de transporte van cambiando conforme a los avances de la tecnología, pero los actuales camioneros siguen siendo gauchos solidarios, como sus antecesores los troperos.
20 de Marzo de 2.007.