Entramos en el mes de comienzo del Otoño para el Hemisferio Sur. Es un mes de acontecimientos y de espera del mes de Julio, que será el tiempo de reencuentros en Santiago del Estero durante los festejos por un nuevo aniversario de la Madre de Ciudades. Es el mes del Día de la Bandera y de las fiestas patronales por los santos de Junio. 

El 2 de Junio de 1.884, en la ciudad de Buenos Aires, un grupo de inmigrantes italianos fundó la Sociedad de Bomberos Voluntarios de La Boca. Ese barrio porteño debe el nombre a su ubicación junto a la boca del Riachuelo, donde el curso de agua que nace como Río Matanza, desemboca en el Río de la Plata. Cada 2 de Junio se recuerda en todo nuestro país el Día del Bombero Voluntario. 

Está arraigada la idea de que los bomberos existen para apagar incendios. Esta idea viene implícita en su nombre, pues para impulsar el agua que ha de extinguir un fuego grande es necesario el uso de equipos de bombeo. Nunca está de más aclarar que las tareas de los bomberos son múltiples (derrumbes, accidentes de tránsito, fallecimientos fuera de los centros de salud, personas o animales en peligro, etc), siempre en ayuda de las personas en desgracia y como auxiliares de la Policía. 

El 5 de Junio de 1.930, fue fundado en Santiago del Estero el Cuerpo de Bomberos de la Provincia. La historia de los bomberos santiagueños es muy rica en vivencias emocionantes en las que el heroísmo, la valentía y la entrega en bien del prójimo son los principales componentes. 

Entre los bomberos de Santiago del Estero hay mártires, gente que murió en cumplimiento de su deber. El Sub Comisario Saturnino Corvalán y personal a su mando son algunos de los fallecidos por causa del servicio. 

Como complemento de los Bomberos de la Policía, han surgido en la provincia de Santiago varios cuerpos de Bomberos Voluntarios, los que cumplen un valioso servicio a la comunidad. 

En esta semana de aniversario de los bomberos de Santiago del Estero, saludémoslos y recordemos que muchos de ellos son, además, gente de la cultura popular de nuestra provincia. Por poner dos ejemplos nomás: El cantor Nicolás Pereyra y el quichuista Don Belindo Farías. 

Don Belindo, quien fuera Presidente de la Comisión Directiva del Alero Quichua Santiagueño, es muy decidor y cuidadoso en cuanto a la prevención de incendios y accidentes con fuego. En esta época del año, cuando las noches son frías, hay gente que acostumbra llevar un brasero o una lata con fuego para dentro del dormitorio. Es necesario advertir a nuestros coterráneos sobre los riesgos de tales prácticas. 

El fuego consume oxígeno en gran cantidad, lo que hace riesgoso compartir con él una habitación cerrada. Además, si los carbones del fuego no están totalmente encendidos, liberan monóxido de carbono, gas altamente peligroso, causante de muertes entre la gente que usa fuego para calentar habitaciones. 

El monóxido de carbono se desprende de los carbones mal encendidos y de los artefactos que queman combustibles. El gas llega silencioso y sin un olor que lo delate, hace dormir a las personas y las envenena, provocándoles la muerte. También puede causar un incendio por que es altamente inflamable. En medio del fuego, una persona adormecida o reducida a la inconsciencia por el monóxido de carbono, puede morir quemada como La Telesita de las tradiciones folclóricas. 

Este Domingo, 2 de Junio, la audición del Alero Quichua Santiagueño estuvo gratamente concurrida, con una buena cantidad de canto quichua. Entre los músicos participantes estuvo el conjunto Los Grandes Amigos. Han comentado que uno de sus integrantes, Marcos “Cañita” Jiménez, estaba mal de salud en la ciudad de Córdoba. Más tarde, ese mismo día, Cañita Jiménez falleció por causa de su dolencia. 

Marcos Jiménez se ha criado en una familia cancionera. Sus hermanos Dito y Carlos eran habituales cantores de la audición del Alero y peñas folclóricas, cantando vidalas con singular fuerza. Cuando falleció Carlos, Dito siguió como solista, pero con menos frecuencia. Horacio, un hijo de Cañita, también era parte del Alero Quichua. Horacio Jiménez ha sido cantor, guitarrero, destacado bombisto y excelente bailarín folclórico. En las presentaciones de nuestro grupo quichuista su arte con la danza y el zapateo eran motivo de orgullo para todos. Ese hijo de Cañita ha fallecido joven por causa de su salud quebrantada. 

Marcos Jiménez ha viajado joven a Buenos Aires, siguiendo el sueño cancionero. Se destacaba por su sentido del humor, su ingenio y su espontaneidad. Era un curioso que leía cuanto podía, para analizarlo concienzudamente. En más de una ocasión hizo aclaraciones que incomodaban, como una vez que manifestó: “No nos hagamos llamar sacheros, pues somos folcloristas de la ciudad interpretando las creaciones de gente del campo y del monte. Ellos son sacheros; nosotros no”. 

Su alegría al tocar la guitarra y cantar proporcionó un toque particular al conjunto de Los Hermanos Toledo, al que estuvo integrado por muchos años. Sus dichos ingeniosos y simples, como decir “Vamos a la posterior” en vez del generalizado “¡Se va la segunda!”. Entre las estrofas agregaba alguna frase breve en ciertas ocasiones, igual que expresiones animadoras en el zapateo y zarandeo de gatos, escondidos y otras danzas tradicionales interpretadas por el magnífico conjunto que llevó a la cúspide del gusto popular nacional la música de Santiago. Cuando dejó Los Hermanos Toledo, Cañita siguió actuando en peñas y encuentros folclóricos en Buenos Aires, mostrando sus amplios conocimientos en defensa del canto tradicional. Por otra parte, era un excelente cantor y bailarín de tango. 

Después de varias décadas, decidió volver al pago, radicándose en el barrio 8 de Abril. No podía quedarse quieto y comenzó a reunir gente, para conversar de folclore y compartir el canto o la danza regional y rioplatense. 

Como consecuencia natural de sus dotes humanas y artísticas, pasó a integrar el conjunto Los Grandes Amigos, los que haciendo honor al nombre, siguieron paso a paso su estadía en la ciudad de Córdoba y se unieron a la familia Jiménez para traer al cantor y bailarín de regreso definitivo al querido Santiago para el que tanto hizo desde el arte y la enseñanza informal. 

El naciente mes de Junio se llevó un folclorista notable. Cañita Jiménez partió en el Día de los Bomberos Voluntarios de la ciudad que lo recibiera por varios años. El fuego vital de este querido folclorista santiagueño se apagó en el primer Domingo de este mes, como exclamando el final de una chacarera bien airosa. 

04 de Junio de 2.013.