¡Qué misteriosa es la poesía! ¿Cómo hacen los poetas para decir en pocas palabras y con tanta belleza lo que sentimos y no sabemos expresar totalmente?
¿Qué es la poesía? Según el diccionario, es un género literario considerado como una manifestación de la belleza o del sentimiento estético por medio de la palabra, en prosa o en verso. Leyendo para profundizar un poco, aprendemos que las primeras poesías documentadas por los arqueólogos tienen unos 4.500 años de antigüedad.
La poesía que se practica por estos pagos se caracteriza por tener rima y métrica, especialmente si va a ser cantada. En algunos casos, sobre todo en las letras que son creadas a partir de una música, la métrica puede variar dentro de la misma estrofa. Leemos que rima es la repetición de la sílaba tónica al final de dos o más versos. Existe la rima consonante y la rima asonante. En la rima consonante percibimos nítidamente el sonido parecido entre las palabras finales de los versos. Podemos identificar la rima asonante por que suena “pobre”.
Se llama verso a cada línea escrita para conformar un poema. La métrica de un verso es la cantidad de sílabas que contiene. Se llaman versos de arte menor a los de hasta ocho sílabas. De nueve sílabas en adelante son versos de arte mayor. los versos de catorce sílabas son llamados Alejandrinos. Los versos de ocho sílabas son llamados versos octosílabos y son habituales especialmente en las coplas españolas y criollas.
Una estrofa es un grupo de versos dentro de un poema. Las estrofas de cuatro versos se llaman cuartetas; las de cinco versos son llamadas habitualmente quintillas; las estrofas de seis versos son llamadas sextinas.
Se llama poema a una obra poética, aunque antiguamente su significado era otro. Hay mucho para leer y aprender respecto a la poesía. Es un tema apasionante. Lo que procuramos visualizar en estas líneas es a esa persona apasionada de la vida a la que llaman poeta.
El poeta es alguien con un don especial, que le permite expresar pensamientos y sentimientos utilizando palabras ordenadas siguiendo una línea estética.
Hay poetas que estudian la poesía y el lenguaje, logrando así magníficas creaciones en los distintos estilos. También hay poetas intuitivos, poetas que en muchos casos sienten brotar de sí versos rimados casi sin percibir que están produciendo poesía. Generalmente, los poetas y letristas del folclore sudamericano son intuitivos que mejoran su arte por que se interesan en las poesías de otros, las escuchan, leen y aprenden, para tomarlas como referencia, procurando no caer en la imitación ni en el plagio.
Nuestros poetas criollos no estudian mucho las características de la poesía. Simplemente van concertando palabras guiados por un pensamiento o sentimiento. Perciben que la poesía está bien, sobre todo si la cantan, y la aprueban o después mejoran lo que les había venido primero como inspiración.
Uno de los grandes poetas santiagueños es Don Vicente Javier Salto Taboada. Ha sido un autodidacta que ha alcanzado un elevado nivel cultural, lo que se reflejaba en el trato diario y en sus obras poéticas, tanto en quichua como en castellano.
“Cantajmi churanacuni/ caypi, huajtas vigüelata…” La voz de Don Vicente Salto recitando la primera estrofa de El Gaucho Martín Fierro traducida por él mismo a la lengua quichua, hace la apertura sonora del disco Alero Quichua Santiagueño Volumen 3.
Vicente Javier Salto Taboada había nacido en Tajamar, propiedad rural de su familia, cerca del Río Salado en el departamento Figueroa. Viviendo en la ciudad de Santiago del Estero, poco a poco sus poemas fueron conocidos por los demás poetas y gente de la cultura. En 1.969, parte de su obra se publicó en forma de cuadernillo bajo el título Para Yacu (Agua de Lluvia). Ese mismo año, Felipe Corpos sugirió a Don Sixto Palavecino que invitasen a Don Vicente Salto para formar parte del emprendimiento tendiente a difundir la lengua quichua por la radio.
Don Vicente Salto presidió la primera Comisión Directiva del grupo que trabajó para la Audición Quichua a la que luego ellos mismos llamarían Alero Quichua Santiagueño y diversificaría sus actividades en cursos de quichua, embajadas artísticas, grabación de discos documentales, reuniones y conferencias. Don Vicente Salto fue uno de los protagonistas en todas estas actividades que aportaron para la revalorización de la lengua quichua y afianzaron los sentimientos santiagueños desde el movimiento cultural Alero Quichua Santiagueño.
No está de más recordar que Don Vicente Salto comenzó a traducir la obra cumbre de José Hernández. Algunos de los versos de Martín Fierro traducidos al quichua son recitados por “Don Vichi Salto” en el disco del Alero que fuera grabado en homenaje al centenario de la aparición de El Gaucho Martín Fierro.
En sus poesías quichuas se puede apreciar cómo Don Vicente Salto incursionó en la poesía desde la inspiración y el conocimiento, paseando por las coplas octosilábicas y las composiciones de métrica menor que ellas. Utilizó las distintas rimas y algunos versos audazmente sin rima, como si fuesen los llamados versos blancos, que conservan la métrica, pero sin buscar la rima.
Fue cuidadoso tanto al escribir en quichua como en castellano, procurando no quichuizar el castellano ni mucho menos castellanizar el quichua, utilizando un vocabulario correcto y lucido.
En los años 1.976 y 1.977, Don Vichi Salto comenzó a alejarse del Alero Quichua y de la vida pública, aquejado por una enfermedad. Buscando mejorar su salud, fue llevado a San Miguel de Tucumán, donde falleció el 21 de Abril de 1.978.
El hombre culto, quichuista, respetuoso de los idiomas y de la gente, ya no está entre nosotros, pero queda parte de su obra publicada en forma de poesía y grabada en forma de vidalas, gatos y chacareras. La ex calle 8 del Barrio Sarmiento, en la ciudad de Santiago del Estero, lleva el nombre de Don Vicente Salto por gestión del Alero Quichua Santiagueño.
El afán de Don Vicente por hablar un quichua puro lo llevó a utilizar palabras antiguas, ya poco recordadas en Santiago, lo que provocaba algunas críticas en aquellos tiempos en que aún no habíamos “descubierto el Perú”.
Para quienes no compartían la procura de Don Vicente Salto por evitar hablar “mezclado”, valgan los últimos versos que el poeta quichuista recitara en el Volumen 3 del Alero Quichua: “… mana sajra cas pipáspaj,/ canánpaj tucúypaj alli.” (… no es para mal de ninguno,/ sino para bien de todos.)
16 de Abril de 2.013.