Comienza a terminar el año 2.012; el final del ciclo Ernesto "Shaticu" Suárez así lo indica. El Domingo 16 a la una de la tarde y unos minutos más, entre música, canto y emociones, desde la cálida ciudad de Santiago del Estero dábamos el saludo final de este año desde Radio Nacional.
Este ha sido un buen año para el folclore nacional y para el Alero en particular. El folclore argentino sigue fuerte, con una cantidad cada vez mayor de gente que manifiesta su preferencia por lo auténticamente nuestro. Hay un interés cada vez mayor por los idiomas de los pueblos originarios y las culturas regionales. Entre tanta avidez por conocer lo criollo argentino, se ha infiltrado el comercio con sus distorsiones e influencias en las preferencias de las masas, pero una cantidad creciente de gente sabe diferenciar entre el espectáculo y la autenticidad.
Hemos terminado un ciclo anual que fue premiado por la Asociación Argentina de Cronistas del Folclore como audición de Cultura Étnica y por ser la audición folclórica en actividad continua más antigua del país.
El ciclo radial que finalizó tuvo el nombre de Ernesto "Shaticu" Suárez, una forma de reconocer en vida a uno de los más antiguos integrantes del Alero Quichua. Ernesto Baldomero Suárez nació en Villa Guasayán el 16 de Mayo de 1.918. Luego de una feliz infancia de vida rural, en la que gustaba de los juegos simples y de internarse a los bosques, completó su formación en la ciudad de Santiago del Estero. Parte de esa formación fue su paso por el riguroso Servicio Militar Obligatorio de aquellos años, donde se destacó por su disciplina y contracción al trabajo.
Su laboriosidad y hombría de bien le permitió formar una sólida familia. Instaló su taller de cuadros y restauración de imágenes religiosas en la calle 24 de Septiembre, cerca de la calle Mitre. En honor al patrono del pan y del trabajo, llamó a su taller San Cayetano. Cada día del santo, el taller San Cayetano regala pan a quienes lo necesitan. La actitud solidaria marcó la vida de Don Ernesto durante todos sus días de actividad.
Hace varias décadas se acercó tímidamente al Alero Quichua Santiagueño; quería ver a los músicos y cantores, conocer a Don Sixto Palavecino y a los otros grandes del folclore que formaban parte del movimiento. Poco a poco ha ido integrándose, mostrando su particular modo de bailar, como bailarín sachero, diferente a los que pasaron por una academia de danzas. En las reuniones amistosas tomaba la guitarra y cantaba, algunas veces temas propios que había elaborado como evocación de su pago guasayanero y como homenaje a amigos A veces también improvisaba en forma de gato cuyano; estas improvisaciones eran jocosas, respondiendo a su espíritu alegre y picaresco.
En las fiestas, peñas y otros acontecimientos, Don Ernesto tiraba cohetes. Como la gran mayoría de nuestros paisanos, gusta del crepitar de los cohetes acompañando una vidala u otra manifestación del espíritu. No perdía ocasión para participar en actividades folclóricas. En los viajes del Alero Quichua, Don Suárez estaba pronto para ayudar y participar. Era quien se encargaba de organizar los viajes a la fiesta del Señor de los Milagros de Mailín. En la obra Casarácoj personificaba al pícaro Agente Agenor. Participaba en cuadros costumbristas con la compañía de arte dirigida por Carmen Chazarreta, llegando a actuar con ellos en el escenario del Festival Nacional de Folclore en Cosquín.
En los Domingos de Alero Quichua, aplaudía, animaba, hacía acotaciones, decía frases graciosas, preguntaba siempre qué faltaba, en qué podía ayudar, estaba en todas partes. Ese despliegue de actividad de Don Ernesto, motivó a Don Sixto para llamarlo afectuosamente Shaticu (meterete, que entra en todas partes antes de que lo llamen).
Era infaltable a la audición del Alero Quichua, hasta un día en que fue atropellado por un automóvil cuando iba a visitar a un amigo enfermo. Una grave fractura en una pierna lo alejó de la danza en forma definitiva y temporariamente de las fiestas criollas. Cuando se recuperó de la fractura volvió al trabajo, a las fiestas, a las peñas y a la radio, hasta que un mediodía, después de cerrar su taller, una mala pisada al bajar hacia la calle le provocó una caída con otra fractura y el retiro definitivo de las andanzas fiesteras.
Desde su casa sigue escuchando la audición radial donde cosechó buenos momentos, amistades e inspiración para algunas de sus creaciones cancioneras folclóricas. Mientras Shaticu descansa de sus esfuerzos, rodeado del afecto de su familia, de tarde en tarde recibe la visita de algún amigo y cada Domingo de este año escuchó su nombre mencionado de manera muy especial en su querido Alero Quichua.
Es bueno que en nuestro grupo tradicionalista o en cualquier ámbito prestemos una atención especial a los mayores; debemos tomar de ellos los mejores ejemplos que nos van dejado en su andar por la vida. Desde sus comienzos, el movimiento cultural Alero Quichua Santiagueño tuvo entre sus integrantes a gente de distintas edades, desde adolescentes hasta personas de mucha edad. Entre esos mayores que se preocupaban por enseñarnos a hacer las cosas bien, destacamos hoy a Don José Marcelino Ruiz, amante de la vidala a dos voces y acompañada por cajas. Don José Ruiz quería que todos aprendiésemos quichua y daba el ejemplo concurriendo a las clases del Curso Elemental de Quichua del Alero.
Hoy tenemos la dicha de que Doña Dolores Sayago, con ciento un años de edad, siga viniendo al Alero para hablar en quichua, bailar y disfrutar del canto y la música. Doña Dolores nació en La Loma, Departamento Figueroa, paraje donde también naciera Felipe Corpos, a la margen derecha del Río Salado, frente a Villa Figueroa. El penúltimo Domingo de este año, Doña Dolores estuvo en la radio. Faltó el último Domingo por causa del calor. Prefirió escuchar desde su casa, junto a su hijo Ángel.
En la primera audición de este mes de Diciembre tuvimos la visita de Don Vitillo Ábalos, integrante del legendario conjunto Los Hermanos Ábalos. En la noche del Viernes estuvo en la inauguración de la sala Sixto Palavecino en el Centro Cultural del Bicentenario y una actuación posterior en homenaje al patriarca quichuista. Cada vez que Vitillo Ábalos viene a Santiago visita nuestro Alero, y no es una visita "de Doctor", pues llega a la radio en el horario de comienzo de la audición y queda hasta el final, participando activamente con comentarios, baile, bombo y, como lo hizo en esta visita, también aporta su canto.
Es justo reconocer que esas actitudes responsables, respetuosas, propias de gente que valora los emprendimientos patrióticos, no son exclusivas de los mayores, pues vemos gente muy joven también en la misma acertada senda.
Todo esto, y mucho más, nos llena de alegría y esperanza. Ya mismo comenzamos a contar los días que faltan para el primer Domingo de Marzo, cuando Alero Quichua Santiagueño debe volver con su mensaje quichuista y tradicional santiagueño para todo el mundo.
19 de Diciembre de 2.012.