"Aquí me tienen cantando, cantándoles a mi manera..." dice Cacho Lobo en su gato El Felipe Benicio. El cantor, autor y humorista que vino desde Laprida y fue parte importante de nuestro grupo tradicionalista, quiso con esta creación rendir un homenaje a quien fuera puntal del Alero Quichua Santiagueño desde el momento en que Don Sixto Palavecino le manifestara la intención de hacer una audición quichuista. 

Nunca está de más recordar que Felipe Benicio Corpos ha nacido en el Departamento Figueroa, en plena zona quichuista cercana al Río Salado. Luego vivió en la ciudad de Santiago del Estero, estudió en la Universidad de Córdoba, debiendo volver a Santiago sin haber concluido la carrera pero con sus conocimientos ampliados y relacionado con gente de la cultura nacional. Trabajaba en un importante comercio de nuestra ciudad, cuando en el ómnibus urbano conoció a Don Sixto, siendo en quichua las primeras palabras intercambiadas entre quienes luego serían entrañables amigos, compadres y creadores de una rica parte del folclore nacional. 

Nos contaba Don Sixto que la amistad entre ellos nació cuando Corpos respondió en quichua al saludo que Don Sixto soltó "al aire" en quichua al subir en el colectivo. Mientras Don Sixto avanzaba hacia el fondo del ómnibus, seguían dialogando en quichua y en voz alta, sin verse por la cantidad de gente volviendo cada uno de su trabajo, como ellos. Cuando Don Sixto llegó hasta Felipe, pudieron seguir conversando mirándose a los ojos, como buenos criollos, y siguieron ese diálogo hasta el final de la vida del poeta. 

Este diálogo en muchas ocasiones fue un diálogo musical, que dio como resultado creaciones como Coplitas para tu llanto, La Ñaupa Ñaupa, Atizando mis amores, Buscando olvido, Añapita, Como el sacha mishi, Destino de guitarrero, El Sacherito, Cosa que me sabe gustar, Juntando mishtol, Sacha sachanmanta, Mi tata sabía cantar, Corazón Saladino, Don Conrao... 

Con Don Sixto y Rubén Palavecino es autor de la bella Zamba para el tiempo sin amor. Con Mario Álvarez Quiroga es autor de Destino de hombre y quebracho. Con Los Hermanos Ríos: La amargada y Zamba de los caminos. Con Pablo Mema creó Zamba del calero. Puso letra a La Atamishqueña, música de Don Andrés Chazarreta, a La Ronquera, música de Escolástico Lastenio Castaño. 

Hay creaciones de Felipe Corpos que "andan por ahí": Sus pícaros cantos de fogones amigos, como Chacarera del implemento, La Frutera, La Electrónica, Bien hecho por casao, Me has de querer ¿quenó?, traducciones del castellano al quichua, poesías varias... creaciones que "por ái deben de andar", como las coplas sueltas en las payadas, las que se fueron con el viento. 

Contaba Don Sixto que cuando iba a visitar a Felipe Corpos, éste solía acompañarlo hasta la parada del ómnibus, estirando así la conversación. En uno de esos momentos de conversación a solas, Don Sixto le había manifestado a Corpos su deseo de hacer una audición radial en quichua, a lo que Felipe había adherido con todo entusiasmo. De ahí en más, se dedicaron a invitar a los amigos quichuistas y folcloristas que quisieran formar parte del proyecto. Don Sixto pidió la autorización al Director de la única emisora de radio que había en Santiago y el primer Domingo de Octubre de 1.969 salía al aire la audición quichua que luego el mismo grupo inicial llamaría Alero Quichua Santiagueño. Felipe Corpos fue el primer conductor del programa de radio y líder del grupo hasta el accidente que le costó la vida. 

Si vemos la información de tapa de los primeros cinco discos del Alero Quichua y algunas otras grabaciones santiagueñas, observaremos el protagonismo de Corpos en varios emprendimientos folclóricos. Estuvo al frente en las actividades desplegadas en esos años por el Alero Quichua Santiagueño. 

En el gato El Felipe Benicio, Cacho Lobo pinta poéticamente a Corpos: "Nunca me ha visto bailando nadie, si no me hace falta"... "Vengo con el sónckoy lleno de amores para entregar en algún gato travieso, tal vez en una vidala o el chiste que a flor de labios viene queriendo alegrar." "Entre el humo de los cohetes qué lindo que es vidalear..." 

Un día de Diciembre de 1.974 hubo una fuerte explosión en pleno centro de la ciudad de Santiago del Estero. Un escape de gas y el encendido de la luz del local comercial fue la combinación trágica que provocó un refulgente estruendo, mayor que el de varias gruesas de cohetes. Después del fatídico estruendo, comenzaba a silenciarse todo el empuje que Felipe Corpos aportaba a distintas patriadas folclóricas. Llevado a Buenos Aires, parecía recuperarse, pero las consecuencias del fuego pudieron más y falleció el 13 de Diciembre de 1.974. 

Sobrevive el recuerdo en quienes son gratos a su obra. Cantores de toda laya cantan las coplas de Corpos, en algunos casos sin saber ni interesarse por saber quién es el autor. Los difusores culturales tienen un compromiso con la verdad, con la difusión de datos veraces. No es un compromiso escrito; por lo tanto, su valor es mayor. Locutores, animadores y cantores deben conocer la realidad de cada obra artística y compartir ese conocimiento, para que a los que vienen después de nosotros no los quemen los engaños. 

Cada 13 de Diciembre, los memoriosos evocan a Don Felipe Benicio Corpos. Su querido Alero Quichua lo recordará difundiendo especialmente algunas de sus obras. El ciclo anual de la audición quichua está finalizando. Es tiempo de recordar que cerca del fin de 1.974 terminaba la existencia física de uno de sus horcones fundacionales. 

Felipe Benicio Corpos está junto a quienes amamos las expresiones auténticas de nuestro pago. Para encontrarlo, debemos buscarlo junto a nuestra sombra. 

11 de Diciembre de 2.012.