“Inti, huayra, sacha y ashpa,/ tucuy purincu en mi cuerpo”. Felipe Corpos y Don Sixto Palavecino nos dicen en Sacha Sachanmanta: “Sol, viento, monte y tierra, todos andan en mi cuerpo”. Esta chacarera bilingüe habla de la alegría del santiagueño montaraz por su llegada al lugar al cual pertenece.
En esos dos versos de la chacarera podemos ver que hay una convivencia del quichua y el castellano, mezcla idiomática que el hablante utiliza con toda naturalidad. En Santiago del Estero no se habla quichua puro, sino que se habla “chajrus” (mezclando) los dos idiomas. Hay también palabras de idiomas locales anteriores al quichua, como Ambargasta, Sabagasta, Manogasta; en este caso, son nombres de lugares.
El castellano que hablamos en Argentina tiene incorporadas palabras quichuas, guaraníes, mapuches, italianas, francesas, árabes, inglesas y de otros idiomas hablados por los migrantes que se desplazan por estos territorios. Un ejemplo cotidiano es “la cancha de fútbol”. Para el quichuista, la palabra “cancha” indica “claro, limpio”. En este caso, el campo de juego es un claro o campo limpio de forma rectangular, apto para la práctica del juego de origen inglés llamado Foot Ball y castellanizado como fútbol.
Hay palabras que son comunes a varios idiomas, como la palabra mama (quichua), que suena igual a mamma (italiano) y en castellano se dice mamá o madre, mientras que en otros idiomas se usan palabras bastante parecidas. Es curioso que en los otros idiomas originarios de nuestro país se utilizan palabras de sonido muy distinto para definir madre.
En quichua decimos Huaira por Viento. Una palabra parecida, Guaira, en América Central define una flauta indígena de varios tubos o una vela de barco en forma triangular. En este caso estamos ante un instrumento musical de viento y un elemento náutico relacionado con el viento.
Guaíra es el nombre de una ciudad ribereña en el Estado de Paraná, Brasil. Dicen que sería el nombre de una tribu que habitaba en esa zona. También podría ser el nombre de un cacique guaraní. En la región de Guaíra o Guairá había unas bellas caídas de agua, llamadas Saltos del Guairá, que fueron cubiertas por las aguas de la represa de Itaipú. Entre las muchas explicaciones que se escuchan o leen respecto al origen de las palabras Guairá y Guaíra no hay ninguna referencia al viento.
La palabra Guaíra es parecida a Guajira, palabra que suena a orillas del Mar Caribe, región donde la J tiene un sonido muy suave. En Colombia hay una gran entrada de tierra hacia el Mar Caribe llamada Penínsulade La Guajira, y uno de los departamentos colombianos lleva el nombre de La Guajira. En Venezuela hay un municipio de nombre Guajira. En Cuba, se llama Guajiro al campesino. También hay un género musical llamado Guajira. Posiblemente, la palabra Guajiro tiene su origen en el idioma Arahuaco, idioma de varios pueblos de la región caribeña y parte del Norte de América del Sur. Aunque suene parecida, parece que la palabra Guajira no tiene relación con Huayra.
Martín Fierro, refiriéndose a los indios pampas que lo tenían prisionero junto con su amigo Cruz, dice: … cuando roncar parecían/ “Huincá”, gritaba cualquiera,/ y toda la fila entera/ “Huincá, Huincá” repetía.
También hemos leído y escuchado decir Huinca, con acento grave. Un Diccionario de Lengua Mapuche nos dice que la palabra Huinca significa extranjero, enemigo, usurpador. Llama la atención la similitud sonora entre Huinca e Inca, cultura cuyos soldados avanzaron por el actual Chile en territorios de los araucanos hasta ser contenidos en el Río Maule. En el otro extremo de lo que fuera el Tahuantinsuyu, en Colombia, a los pueblos que hablan quechua los llaman Ingas.
En la provincia argentina de Río Negro, a orillas del Río Negro está la localidad de Chimpay, histórico lugar donde nació San Ceferino Namuncurá. Esa zona fue habitada por araucanos y tehuelches. En el habla regional de esa región patagónica, Chimpay se pronuncia con acentuación aguda y dicen que significa curva, en este caso por la curva del río. En el Diccionario Quichua Santiagueño – Castellano, del Profesor Domingo Bravo, vemos que Chimpa significa ribera, orilla, banda del río. La definición de Chímpay es la acción de entrar al agua y andar en ella, pasar de una orilla a otra, vadear.
En este caso se puede percibir una diferencia en la acentuación, que en mapudungun es aguda y en quichua es grave, pero en ambos casos hay una referencia al río. ¿Será que la palabra Chimpay o Chímpay viajó con el tiempo? De ser así ¿Viajó de Sur a Norte o de Norte a Sur?
En el Paraguay, en la provincia argentina de Corrientes y en una amplia región cercana de habla guaraní, la palabra Cuñá significa Mujer, mientras que hacia el Noroeste, en la provincia de Salta, la comunidad Chané dice Cuña, con acentuación grave pero con el mismo significado.
Si seguimos recogiendo información del habla de las distintas regiones, podemos encontrarnos con muchos parónimos (palabras parecidas aunque con distinto significado) y sinónimos (palabras diferentes pero con igual significado). En muchos casos podemos pensar que los pueblos se trasladaron dentro del continente y sus idiomas fueron mudando con el tiempo, formando diferencias y manteniendo coincidencias con sus anteriores asentamientos.
En otros casos podemos pensar que se dan misteriosas coincidencias. En el caso de mamá o mama, hay quienes afirman que es natural que se repitan en distintos idiomas, por que son palabras que se forman naturalmente en la boca del lactante que comienza a balbucear, por lo tanto es lógico que al rostro que el pequeño ve mientras se alimenta lo relacione con la palabra que sale reproduciendo los movimientos de la boca en esos momentos placenteros.
Es bueno y placentero averiguar sobre los idiomas; coincidir o disentir con las afirmaciones del prójimo, pero escucharlo, para conocer cada día un poco más. Sobre todo, tratar de conocer los orígenes y los porqués de las expresiones de nuestro lugar de origen.
En el Alero Quichua Santiagueño pretendemos averiguar, aprender y difundir el habla quichua, como un homenaje a la memoria de nuestros mayores y un legado para los que vienen. Los santiagueños somos bilingües; se puede percibir en el habla cotidiana de nuestro pago.
La mejor forma de comunicarnos e integrarnos a nuestros hermanos de otras provincias y otros países es a partir de nuestro propio modo de ser, de sentir y de hablar.
26 de Septiembre de 2.012.