“Nuestros pueblos están hermanados gracias a la música”, dijo la Profesora Inezita Barroso a la cantante Perla. En ese caso, una brasileña notable expresaba a una referente cancionera paraguaya un pensamiento amplio y profundo.
Si uno lee un libro sobre Historia de América, se encuentra con que la convivencia entre nuestros países no ha sido nada fácil.
Los Estados Unidos, además de tener sus propias guerras internas, primero para que los colonos se instalen en los territorios de los pueblos originarios, después el sangriento conflicto Norte – Sur conocido como Guerra de Secesión, luchó contra Méjico y llegó a apoderarse de gran parte del territorio mexicano. También tiene un permanente conflicto con Cuba y en forma alternada con distintos países americanos.
En América Central, hubo una guerra fronteriza entre Honduras y El Salvador, mal llamada Guerra del Fútbol, pues ese deporte y las pasiones de los participantes pasivos fueron utilizados como pretexto para desatar el salvajismo armado. Hubo tensiones entre Honduras y Nicaragua. Nicaragua tuvo su Guerra Nacional enfrentando a grupos armados estadounidenses.
Chile avanzó sobre territorios de Bolivia y Perú durante la Guerra del Pacífico, quedando Bolivia sin salida al mar desde entonces. Esta guerra fue altamente beneficiosa para empresas británicas.
Nuestro país tuvo también su guerra contra el entonces Reino Unido de Brasil, Portugal y Algarve, como para frenar el avance del reino sobre lo que hoy es Misiones, Uruguay, Corrientes y Entre Ríos. La Guerra del Brasil tuvo su final en el campo de la Batalla de Ituzaingó, donde las fuerzas argentinas y uruguayas derrotaron a los brasileños.
Hay detalles a observar en la Batalla de Ituzaingó. Uno es que entre los pertrechos abandonados por los derrotados, los argentinos capturaron un cofre que contenía la partitura de una marcha militar, la que fue adoptada por nuestras Fuerzas Armadas con el nombre de Marcha de Ituzaingó. Esta marcha es interpretada por la banda de música cuando se desplaza la Bandera Nacional en los actos oficiales. Además, la Marcha Ituzaingó es uno de los atributos que tiene la persona que ocupa el cargo de Presidente de la Nación.
Otro hecho que no deja de llamarnos la atención es que, veinticinco años después, cuando una fuerza de combate compuesta por entrerrianos, correntinos, uruguayos y brasileños, derrotó en la Batalla de Caseros al Ejército de la Confederación Argentina, que era comandado por Don Juan Manuel de Rosas, el ingreso de los vencedores a la ciudad de Buenos Aires fue demorado unos días para que el 20 de Febrero de 1.852, exactamente en el aniversario de la Batalla de Ituzaingó, las fuerzas imperiales del Brasil desfilasen triunfales por las calles porteñas. El Ejército Grande, que venció a Rosas en Caseros, estaba comandado por Don José Manuel Urquiza y por Luis Alves de Lima e Silva, Conde de Caxias, quien obtendría el título de Duque luego de dirigir a las fuerzas brasileras en la Guerra do Paraguai o Guerra de la Triple Alianza.
La Guerra de la Triple Alianza ha sido un genocidio perpetrado por Brasil, Argentina y Uruguay (1.864 – 1.870). Este triste hecho de sangre masivo dejó como resultado un Paraguay diezmado y arrasado; los cuatro países participantes quedaron endeudados con quien azuzó la guerra: Inglaterra.
En el Siglo XX, la Guerra del Chaco fue un enfrentamiento entre hermanos pobres, por intereses poco claros. Paraguay derrotó a Bolivia, pero una vez finalizada la guerra, ambos quedaron peor que antes. No se podía esperar otra cosa.
Las frecuentes tensiones por cuestiones limítrofes entre Argentina y Chile llegaron por momentos al borde de la guerra. El arbitraje inglés evitó enfrentamientos armados y permitió a Chile tener sus primeras costas sobre el Océano Atlántico.
Nuestra Guerra de las Malvinas fue una lucha contra un invasor europeo, pero hay fuertes sospechas de colaboración chilena hacia Gran Bretaña, por simpatía o por los favores recibidos.
Perú y Ecuador tienen sus problemas limítrofes, los que en cierto momento fueron motivo de enfrentamientos con armas. Parte de las armas ecuatorianas habían sido compradas en Argentina, para ser usadas contra el Perú, país que decididamente estuvo a favor de nuestro país durante la Guerra de las Malvinas. Es una vergüenza doble, por lucrar con la pelea entre hermanos y en cierto modo alzarnos contra quien se puso a nuestra disposición en un momento difícil. Y en esta vergüenza debemos decir Nosotros, pues no hemos castigado a los culpables.
Por motivos dignos de analizar, con cierta frecuencia hay tensiones entre Colombia y Venezuela. Y así transcurre la vida en nuestro continente, con peleas internas y conflictos entre vecinos.
Por si fuera poco, los encuentros deportivos, que deberían ser motivo de alegría compartida, son caldo de cultivo para que grandes multitudes sean incentivadas por algunos medios de difusión para considerar enemigos a todos los que guardan alguna relación con el deportista o equipo competitivo “de los otros”. Todos somos gente y todos deberíamos comportarnos como gente, especialmente en momentos de diversión compartida.
El fútbol profesional es un ámbito donde miles y miles de personas sueltan sus demonios interiores con el pretexto de que hay una cuestión patriótica de por medio, y llegan a afirmar que es el país de uno el que está jugando por los pies y brazos de unas pocas personas que hicieron de su talento para el deporte una profesión. Periodistas deportivos grabaron el dicho de que el fútbol es “pasión de multitudes”. En la práctica lo es, pero sería bueno si todo deporte fuese diversión de quienes lo practican y de quienes lo toman como un espectáculo, el que deberían disfrutar en paz.
Imaginemos un espectáculo distinto a un partido de fútbol u otro deporte profesional. Imaginemos un dúo cantando ante una multitud. ¿No sería absurdo si el público se pusiera a discutir por que unos gustan más de uno de los cantores que del otro? La música, por su propia naturaleza provoca alegría y calma, mientras que las prácticas deportivas son competitivas y con uso de la fuerza física; pero aún así, todo deporte ha sido creado para diversión, para pasar un buen momento.
¿Por qué pelear entre hermanos, por qué haber sufrido tanto? Reclama el cantor Roberto Rimoldi Fraga en Vidala del Montonero. Es verdad... ¿Por qué vivimos peleando, para mal nuestro y bien de otros?
Han pasado más de dos siglos desde la emancipación de casi todos los países americanos. Ya estamos “en edad” de obrar con coherencia y unirnos más, aceptando al prójimo con sus características sin invadirlo ni permitirle que nos atropelle, obrando con firmeza y amabilidad.
Dicen que en las cúpulas de la especulación se decide cómo mantener fragmentado a nuestro continente; algunos medios de difusión contribuyen a ello. Mientras tanto, una gran cantidad de gente que sueña con un futuro mejor, canta al son de sus instrumentos y procura acercarse al prójimo, sin discriminar entre coterráneos y forasteros.
Una buena formación cultural va a hermanarnos. La música es un fuerte elemento de la cultura popular. La música es un Cielo... un cielo sin fronteras.
04 de Julio de 2.012.