“Lerma, Villarroel, Zorita,/ Argañaraz y Toledo/ con Velazco han salido/ de Santiago del Estero.” En la chacarera Crisol del Canto Nuevo, Pablo Raúl Trullenque enumera algunos de los españoles fundadores de otros asentamientos que partieron desde el caserío que era nuestra ciudad en el Siglo XVI.
Desde Santiago partieron las expediciones fundadoras de Córdoba, Tucumán, Salta, Catamarca, La Rioja y otras ciudades del actual Noroeste Argentino. Uno de esos fundadores de ciudades por mandato de las autoridades españolas, fue Francisco de Argañaraz y Murguía, quien con gente bajo su mando salió de Santiago del Estero y se dirigió al Norte, hacia una región poblada por gente que había resistido con bravura al Taahuantinsuyu y luego a los españoles. En esa región de montañas, cerros y llanura, en el lugar donde confluyen el Río Grande con el Río Xibi Xibi (Río chico), fundó la aldea San Salvador de Velazco en el Valle de Xuxuy, el 19 de Abril de 1.593.
Antes hubo otros intentos españoles para tener un asentamiento permanente en la zona, pero la fuerte resistencia de los habitantes originarios los hizo fracasar. El levantamiento comandado por el cacique Juan Calchaquí destruyó varias fundaciones, entre ellas Nieva en el valle de Jujuy en 1.563. Los abusos de los españoles contra los aborígenes fue la causa de esta gran rebelión. En 1.575 hubo otra fundación con otro nombre, pero fue destruida a los pocos meses. La población que existe hasta nuestros días es la que fuera fundada al día siguiente de la Pascua de 1.593 por Francisco de Argañaraz, que llevó gente desde Santiago del Estero.
En muchos aspectos, nuestro Noroeste parece una gran provincia, y esto no es nada nuevo. Las campañas del Ejército del Norte, durante la guerra por la independencia nacional, involucraron a todas las provincias de la región. Por razones de trabajo, de estudio o por placer, los pobladores de unas provincias se trasladan frecuentemente a otras dentro del mismo NOA, y muchos de ellos quedan a vivir definitivamente en la provincia adoptiva o alternan su vida entre el pago natal y el nuevo domicilio; después de todo, el Noroeste Argentino es de una sola madera.
Una de las piezas musicales folclóricas clásicas de la provincia de Jujuy es la zamba Tacita de Plata, música de Don Miguel Simón y letra del Dr. José Antonio Faro. En esa bella zamba, los dos santiagueños declaran su amor por la hermosa provincia de montañas coloridas y gente amable.
Uno de los ritmos musicales típicos de Jujuy es el bailecito, que también es muy interpretado por folcloristas santiagueños. Un bailecito representativo de la provincia norteña es ¡Viva Jujuy!, de Rafael Rossi, cuya letra ha sido traducida al quichua santiagueño por el yacháchej y cantor quichuista Vitu Barraza.
Don Sixto Palavecino ha grabado el bailecito Pal Tantanákuy Voy. El Tantanákuy, como su nombre lo indica, es una gran reunión, un encuentro multitudinario. Habitualmente se realiza a comienzos de Febrero en Humahuaca, cerca de la Quebrada de Humahuaca, uno de los lugares más bellos de nuestro país. En el Tantanákuy se pueden vivir hechos culturales ancestrales de la Puna y del Altiplano, asistir a conferencias, disfrutar del canto decidor de las copleras, de la actuación de artistas consagrados y de las comidas regionales.
La Quebrada de Humahuaca guarda otras importantes bellezas, como el pueblo de Purmamarca, al pie del Cerro de los Siete Colores, visible desde San Salvador de Jujuy.
La ciudad de Tilcara cuenta con una gran cantidad de atractivos; entre ellos, el Museo Arqueológico que cuenta con una importante colección precolombina.
A un kilómetro de Tilcara está el pucara, del cual existe un grupo de restos de construcciones anteriores a la colonia. El Pucara de Tilcara era un puesto fortificado, construido sobre una colina cercana al Río Grande. Cerca del pucara está el Jardín Botánico de Altura, donde uno puede conocer las distintas plantas de esos parajes que están a más de 2.500 metros sobre el nivel del mar. También se pueden ver llamas y vicuñas pastando plácidamente en cercanías del Jardín.
Maimara, o Maimará, es una hermosa y apacible aldea humahuaqueña muy visitada por los turistas. "Zambita de la Quebrada, zambita airosa para bailar, revoleando los pañuelos, bajo los cielos de Maimará", cantaba Jorge Cafrune al interpretar La Maimareña, zamba de Washington Villagarcía y los Hermanos Giménez.
Entre los folcloristas jujeños conocidos a nivel nacional, la figura más recordada en nuestros pagos es Jorge Cafrune, que supo cantar los sentimientos de todo el país. Jorge Cafrune solía acompañar magistralmente con la guitarra su canto decidor, que incluía un amplio repertorio de autores santiagueños.
Actualmente, un gran difusor de la música jujeña es Tomás Lipán, nacido en Purmamarca. Su nombre artístico es un homenaje a sus antepasados, que vivieron en Lipán, a dos leguas de Purmamarca.
En los años '80 visitó nuestro Alero Quichua un artista jujeño. Era un ventrílocuo que hacía hablar y cantar a un muñeco llamado Calanchito. Seguramente el nombre del muñeco se debía a la costumbre de algunas gentes de nuestro Noroeste de llamar calancha a la calandria, ave cantora por excelencia. El arte del ventrílocuo consiste en hablar sin mover los labios, o con movimientos imperceptibles, y cambiando la voz. A este arte se le llama ventriloquía pues antiguamente se creía que estos "magos" hablaban por el vientre.
La cercanía de San Salvador de Jujuy con la ciudad de Salta, es motivo para una comunicación fluida entre ambas ciudades. El buen estado de las rutas permite que Jujuy se comunique con todo el país y con la cercana Bolivia. Hay mucha gente jujeña que conserva los antiguos idiomas regionales.
Quien conoció la provincia del extremo Norte de nuestro país, cada tanto evoca las bellezas naturales y la amabilidad de los jujeños, mientras acude a su mente el final de Tacita de Plata: "Otra vez a soñar/ volveré por allí./ Quebradas y valles mi voz llenará,/ y los cerros dirán: Jujuy, Jujuy./ Charangos y quenas con voz secular/ en mi zamba dirán: Jujuy, Jujuy".
17 de Abril de 2.012.